Recientemente asistí a una velada que podría perfectamente haber sido sacada de un cuento de hadas. La celebración del IX aniversario de El Español no solo fue un evento más en el mundo del periodismo; fue un recordatorio claro de que podemos convivir en armonía, incluso cuando las corrientes ideológicas tienden a separarnos. Si hay algo que aprecio profundamente en los eventos de esta magnitud, es la narrativa vibrante y a veces caótica que enmarca cada una de estas reuniones.

El lugar donde los sueños se vuelven realidad

La noche tuvo lugar en el Four Seasons, ese refugio deslumbrante en el corazón de Madrid. Imagínense, si pueden, los ventanales adornados con luces que brillaban como estrellas. Tenía que recordar controlarme y no dejarme llevar por el ambiente, porque la última vez que asistí a un evento similar, terminé compartiendo anécdotas de infancia con alguien que claramente no quería saber nada de mis aventuras en el parque. Pero volviendo al tema, el hotel era el escenario perfecto para celebrar una noche de reconocimiento a ídolos como Rudy Fernández y figuras ejemplares de nuestra sociedad.

¿Alguna vez se han encontrado en un lugar que encarna la esencia de lo que representa un momento en el tiempo? Para mí, ese era el Four Seasons: un espacio que rezumaba historia y cultura, donde podías imaginar a antiguos nobles contemplando la misma vista que yo contemplaba aquella noche. ¡Ah, si las paredes hablasen!

La Tercera España: un concepto que resuena

La vicepresidenta Cruz Sánchez de Lara habló sobre una España que muchos de nosotros deseamos: una Tercera España que se aleja del guerracivilismo y se acerca a la convivencia pacífica y armoniosa. Es curioso cómo las personas en la sala compartían este deseo, una sensación palpable que resonaba en el aire. ¿Por qué tenemos tanto miedo de ser catalogados como tibios o equidistantes? Es una pregunta que me hice al escuchar las palabras de la vicepresidenta y reflexionar sobre el camino que hemos recorrido.

Desde el momento en que llegó Pedro J. Ramírez, el director de El Español, con su Kia EV9 (una joya del automovilismo, por cierto), la emoción se hizo palpable. Las mujeres con abrigos de piel se aglomeraron en la puerta como si él fuese una figura de rock. ¡Venid a reírme en la cara, pero no puedo evitarlo! De hecho, me sentí como si estuviese en medio de un capítulo de alguna serie de Netflix. Tal era la energía y el dinamismo de la noche.

Reconociendo a nuestros héroes

El evento no solo estaba centrado en elogiar al periódico; se reconoció a aquellos que, a través de su trabajo, nos han inspirado a todos. Rudy Fernández, un ícono del baloncesto español, subió al escenario. Debo confesar que, en mi mente, lo imaginaba haciendo un mate de esos que te dejan sin aliento. Pero no; la belleza de Rudy no solo reside en su altura y habilidad, sino también en su humildad. Al hablar de su esposa, Helen Lindes, mostró un lado de él que resonó en el corazón de todos los presentes.

Su discurso era sencillo y poderoso: «No se trata solo de talento, sino de carácter». ¿No es cierto que en la vida, las personas que realmente nos inspiran son aquellas que han trabajado duro, que tienen un propósito mayor que su propio éxito? En este momento reflexioné sobre cuántos de nosotros podemos identificar a una figura en nuestra vida que ha hecho de nosotros mejores personas. ¡Sí, gente!, ese es el verdadero legado.

La política y el periodismo: un juego de equilibrio

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también estuvo presente y ofreció una intervención que nos hizo chocar las copas de vino en un brindis simbólico. Reconoció la ardua labor detrás de la creación de la constitución del 78. Al escucharla, comprendí que somos parte de un todo en constante evolución. Su mención de la «Tercera España» resonó profundamente y, aunque algunos podrían considerarlo un cliché, creo que, después de tantas divisiones, merece recordarse.

Es increíble cómo en una sola noche se pueden sentir tantos valores y conceptos entrelazados. Uno podría preguntarse: ¿somos capaces de encontrar un terreno común en un contexto tan polarizado? La respuesta parece ser sí, aunque con pastillas de realidad.

La magia de las conexiones humanas

Uno de los aspectos más destacados de la noche fue la magia de las conexiones humanas. Vi a Florentino Pérez interactuar con Rudy Fernández, una escena que parecía sacada de un guion cinematográfico. Y aquí no podría dejar de sonreír; sin embargo, también no podía evitar pensar en mis propias experiencias. Recuerdo una vez en un evento similar, donde intenté hacer una charla con un CEO de renombre sobre el cambio climático y terminé hablando de la importancia de la pizza en su dieta. Las conexiones pueden surgir en los lugares más inesperados.

Y así es propiciando esas interacciones que florecen. Es ahí cuando uno se siente genuinamente conectado con los demás, estableciendo lazos que trascienden cualquier diferencia ideológica o profesional. A veces, una conversación sobre pizza puede llevarnos a discutir las cuestiones más profundas de nuestra sociedad, o al menos eso fue lo que aprendí de aquella experiencia.

La esencia de la libertad y la democracia

Durante la celebración, se resaltó la importancia del periodismo como guardián de la democracia. La prensa tiene una responsabilidad monumental; es el contrapeso que asegura que el poder siempre rinda cuentas. En un momento de la noche, se mencionó que hemos recorrido medio siglo de convivencia legal y libertad desde el 78. ¿No es fascinante pensar en lo mucho que hemos avanzado y, al mismo tiempo, cuánto queda por lograr? La respuesta es, inevitablemente, un «sí».

Sin embargo, lo que realmente se destacó fue la necesidad de mantener la crítica y la denuncia como herramientas fundamentales en nuestro día a día. La libertad, tal como muchos de los presentes subrayaron, es un regalo precioso que a veces olvidamos valorar en medio de nuestras luchas personales y sociales. La historia nos ha enseñado que luchar por la libertad y la democracia nunca ha sido fácil; se requiere valentía.

Reflexionando sobre la armonía social

Al final de la noche, cuando la música se apagaba y las luces comenzaban a atenuarse, me quedé pensando en lo que había oído: la posibilidad de una convivencia en paz, la idea de que podríamos aprender unos de otros, independientemente de nuestras diferencias. El gobierno de la razón sobre el poder sigue siendo el principio que deberíamos perseguir sin desmayo.

Es así, en medio de risas y brindis, que no solo celebramos el aniversario de un periódico; celebramos ideas, valores y principios que nos unen como sociedad. Y mientras el mundo exterior sigue cada vez más dividido, eventos como este nos ayudan a recordar que aún hay esperanza.

Así que la próxima vez que escuchemos discursos cargados de rencor y división, pensemos en esa mágica noche en el Four Seasons, un lugar donde personas diversas, separadas por diferencias ideológicas, se unieron en un canto a la concordia, recordándonos que a veces, lo mejor es mirar hacia adelante, unidos en un propósito común.


Esta celebración fue, sin duda, un canto luminoso a una España plural y cultivada que todos podemos aspirar a construir. ¿Y quién sabe? Quizás la próxima vez, en lugar de simplemente hablar de política, podamos compartir unas anécdotas divertidas sobre el clima o la última serie de Netflix. Después de todo, a veces, la forma más sencilla de entender a otros es a través de las historias que llevamos en nuestro corazón.