En un rincón aparentemente olvidado de la provincia de Valencia, se encuentra Llocnou de la Corona, un pueblo cuyo nombre solo lleva consigo 112 habitantes y una superficie que apenas alcanzaría para un par de campos de fútbol. Pero estos datos numéricos poco pueden transmitir la grave situación que sus residentes están enfrentando tras el paso de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que dejó tras de sí devastación, y sobre todo, un silencio ensordecedor por la falta de ayuda. Vamos a desglosar esta situación, como si lo estuviera comentando con un amigo en una cafetería, porque, seamos honestos, algunas historias no necesitan formalidades.

¿Qué es Llocnou de la Corona?

Si no has tenido la oportunidad de escuchar de este pequeño rincón, permíteme pintarte un cuadro. Llocnou de la Corona se extiende sobre 12.800 metros cuadrados. ¡Sí, has leído bien! Eso equivale a un área tan pequeña que podrías imaginarte jugando una pachanga de fútbol con los vecinos y luego cenando juntos sin necesidad de mover el coche. Sin embargo, la vida aquí no es tan soleada como suena; de hecho, sería un verdadero milagro que cada vecino no se sintiera completamente estancado en su rutina. Tal como señaló Rubén Molina, el concejal del PP en la localidad, «las autoridades se han olvidado de nosotros», y cuando escuchas eso, solo puedes imaginar la impotencia que debe sentir al pronunciar esas palabras.

Cuando el agua se convierte en un enemigo

A quienes piensan que la tormenta es solo agua cayendo del cielo, permítanme recordarles que la lluvia puede ser un gran enemigo. Una acumulación excesiva puede provocar inundaciones, como sucedió el fatídico martes que cambió la vida de los lloquenenses. El 80% de la población del pueblo supera los 60 años, lo que lo convierte en un grupo vulnerable en lo que respecta a situaciones de emergencia. Imaginen por un momento a un grupo de abuelos que deben enfrentar un desastre natural sin la asistencia o atención que merecen. Suena a un relato sacado de una película de terror, pero es una realidad diaria para estos vecinos.

Desde que la tormenta azotó, han estado sin agua ni comida. Me pregunto, ¿cuántas veces hemos dado por sentado el simple hecho de abrir el grifo y que salga agua? Para los habitantes de Llocnou, eso ya es un lujo. La falta de servicios básicos no solo afecta las condiciones de vida, sino que también desestabiliza la moral de una comunidad ya vulnerable. Una vez más, el concejal subraya la desoladora realidad: «Estamos desesperados y pido desde los medios de comunicación ayuda urgente».

Sin recursos ni respuesta

Una de las cosas que me resulta más chocante es que en un pueblo tan pequeño como Llocnou de la Corona, no hay policía local, escuela o incluso un bar donde relajarse tras un día cargado de angustia. Imaginen un pueblo donde el único comercio es una farmacia y, además, un laboratorio de prótesis dentales. ¿Dónde están las luces, la música y la alegría que suelen asociarse con la vida comunitaria? La respuesta es clara: en la trágica realidad de la DANA.

El presupuesto municipal de Llocnou es de apenas 60.000 euros anuales. ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Es como tratar de alimentar a una familia de seis con la paga que recibes por una semana de trabajo. Por supuesto, los servicios de limpieza y seguridad son cosas a las que un pueblo tan pequeño no puede aspirar. Pero lo que realmente duele es que las autoridades suelen pasar por alto las necesidades de esta pequeña comunidad.

Una comunidad que se une ante la adversidad

A pesar de las adversidades, los propios vecinos han tomado acciones. Como buena parte de ellos se encuentran en edad avanzada y requieren atención especial, han comenzado a organizarse para ayudar a los residentes de casas más afectadas. Este tipo de unión en tiempos de crisis es admirable, pero, ¿no debería ser la responsabilidad del gobierno asistir a quienes más lo necesitan? A veces, me pregunto si los políticos creen que la vida en un pueblo pequeño es un juego de Monopoly donde se puede simplemente girar la rueda y avanzar al siguiente turno sin mayores consecuencias.

¿Qué hay del resto de Valencia?

Mientras Llocnou de la Corona clama por ayuda, la provincia de Valencia enfrenta una situación similar. Alrededor de 78.000 personas en la zona permanecen sin luz. La empresa Iberdrola ha hecho esfuerzos significativos para reactivar el servicio eléctrico, pero la situación sigue siendo crítica. A lo largo del tiempo, he aprendido que la naturaleza no tiene compasión, y cuando una tormenta se acerca, los serios estragos que puede causar son inimaginables.

No obstante, el esfuerzo de Iberdrola y otras entidades para reparar las instalaciones afectadas es un rayo de esperanza. Unos 500 trabajadores están movilizados para hacer frente a los daños, con la esperanza de restaurar el suministro eléctrico en la brevedad posible. Suena alentador, pero, ¿cuál es el precio que ha pagado la comunidad por esta devastación?

¿Qué podemos hacer?

En medio de tanta agitación y confusión, es fácil sentir que, como individuos, no podemos hacer mucho. Pero incluso pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. Ahora es un buen momento para preguntarnos: ¿qué les estamos enseñando a las futuras generaciones sobre la empatía y la responsabilidad social? Tener una comunidad unida no significa simplemente compartir una dirección; significa cuidar del prójimo, compartiendo recursos y apoyando a quienes lo necesitan.

Podrías considerar pasar la voz y hacer un esfuerzo de recaudación de fondos o donar alimentos a comunidades que están enfrentando dificultades económicas y sociales. ¿Por qué no te involucras en proyectos de voluntariado o incluso simplemente te comprometes a difundir la historia de pueblos como Llocnou de la Corona? A menudo, lo que falta no es la respuesta, sino la conciencia.

Reflexiones finales

La trágica historia de Llocnou de la Corona nos recuerda que, a pesar de que vivimos en un mundo interconectado, a veces las comunidades más pequeñas pueden parecer las más olvidadas. Y en esta era de constante comunicación digital, es sorprendente que la ayuda y el apoyo puedan ser tan escasos. No dejemos que esta historia sea solo un eco en la distancia. La próxima vez que pienses en un pequeño pueblo o en una comunidad olvidada, recuerda que, aunque pequeñas acciones pueden parecer insignificantes, pueden cambiar el rumbo de una vida.

Entonces, ¿qué haremos? ¿Nos quedaremos cruzados de brazos, o alzaremos nuestras voces para ayudar a aquellos que nos necesitan? Si hay algo que esta comunidad nos está enseñando, es que la verdadera fuerza reside en la unión y la compasión. ¡Hagamos que nuestro esfuerzo cuente!