El mundo de la música y la cultura de España ha sido sacudido recientemente por una decisión polémica de la Academia de la Música: el cese de su director gerente, Víctor Romano, solo un mes después de haber sido nombrado. Este cambio no es solo un turtel sobre la administración, sino un reflejo de un compromiso muy claro —y necesario— hacia la igualdad de género y la defensa de los derechos de la mujer tanto en la música como en la sociedad en general. Pero, ¿qué ha llevado a esta decisión tan drástica y qué implicaciones tiene para el futuro de la Academia?

Una decisión inesperada: ¿qué ha pasado con Víctor Romano?

El 16 de enero de este año, la Academia de la Música anunció la contratación de Víctor Romano, un nombre que resonaba en la industria cultural española. Aclamado por su experiencia en la gestión y su capacidad para impulsar proyectos significativos, muchos pensaron que sería un gran paso hacia adelante para la Academia. Pero, ¡sorpresa! Un mes después, nos llega la noticia de que ha sido destituido.

La presidenta de la Academia, Sole Giménez, envió un comunicado a los miembros de la entidad explicando que la decisión fue tomada tras conocer «ciertas circunstancias» que, de ser conocidas anteriormente, habrían evitado su contratación. Su declaración pone de manifiesto la postura firme de la Academia hacia los derechos de la mujer, lo cual es reconfortante, considerando lo que se ha revelado después.

El diario El País publicó que Romano había aceptado en 2022 una condena por malos tratos y cumplió con trabajos en beneficio de la comunidad. Este detalle crucial ha dejado a muchos preguntándose cómo pudo ser considerado para el puesto en primer lugar. ¿Es que la Academia no realizó las debidas diligencias? Quizás sí lo hicieron, y el resultado fue simplemente un intento de cerrar los ojos ante la evidencia. Después de todo, la música debe ser un refugio de creatividad y respeto, y no un espacio donde las malas prácticas queden impunes.

La necesidad de un cambio real en la cultura musical

La decisión de destituir a Romano ha suscitado debates sobre la cultura de la música y la necesidad de cambios estructurales para garantizar que todos los miembros de la comunidad musical —especialmente las mujeres— se sientan seguras y respetadas. En un sector donde a menudo se pasa por alto la igualdad de género, situaciones como esta resaltan la importancia de elegir no solo por el talento, sino por el carácter.

Sole Giménez ha enfatizado su intención de mantener la Academia alineada con valores culturales y éticos, y eso es un paso positivo. Pero como nos recuerda la vida, cada cambio trae consigo una serie de anécdotas. Recuerdo cuando un amigo músico me decía que, a menudo, la industria de la música sentía que sus excesos eran parte del «packs»; una especie de «tienes que tragártelo todo si quieres ser parte de esto». Bueno, parece que la época de esas excusas ha llegado a su fin.

Reflexionando sobre la experiencia de las mujeres en la música

Es una realidad lamentable que las mujeres hayan enfrentado problemas de desigualdad en la música por décadas. Desde la falta de representación en los escenarios principales hasta el acoso en la industria, la música no ha sido el entorno más acogedor. La decisión de la Academia puede ser vista como un paso hacia la remediación de estas situaciones, y aun así, queda un largo camino por recorrer.

Cuando pienso en mis primeras experiencias como espectador en conciertos, a menudo notaba que la mayoría de los nombres aclamados en los escenarios eran hombres. Una vez tuve una conversación con una cantante emergente que había sido rechazada de un festival por no «ser lo suficientemente atractiva». En un momento de frustración, me grita: «¡El talento no tiene género, pero al parecer, la industria sí!» Ahora, con decisiones como las que está tomando la Academia, parece que esa conversación está empezando a cambiar.

La importancia de la transparencia y la rendición de cuentas

Es comprensible que los líderes de la Academia quieran manejar estos temas con cuidado y consideración, pero la transparencia es fundamental. ¿Cómo puede la comunidad confiar en las instituciones si los líderes no comparten información crítica? Sole Giménez, con su enfoque abierto, puede estar sentando un precedente que otras organizaciones deberían seguir.

La Comisión Ejecutiva de la Academia asumió su responsabilidad de investigar y actuar. Esto pone de relieve la relevancia de la rendición de cuentas dentro de las organizaciones culturales. En este sentido, nuestro deber como miembros de la audiencia y, en general, de la sociedad, es exigir estándares altos y erradicar las prácticas nocivas que se filtran en toda organización.

Celebridades y el cambio de mentalidad

No podemos hablar de este tema sin mencionar a otras figuras prominentes en la industria que también han demostrado su apoyo por la igualdad de género. Figuras como Shakira, Rosalía, y Aitana se han alzado como defensoras de los derechos de las mujeres y han utilizado su plataforma para crear conciencia entre sus seguidores. Es un recordatorio de lo poderoso que puede ser utilizar una voz en pro de aquellos que han sido silenciados.

¿Podría la destitución de Romano abrir las puertas a nuevas oportunidades para otras mujeres y artistas emergentes? Tanto en la música como en otras ciudades artísticas, es esencial que den un paso adelante para convertirse en parte activa del cambio. La inclusión no debe ser solo un concepto, sino una realidad palpable.

Mirando hacia el futuro: ¿qué sigue para la Academia de la Música?

La pregunta que todos nos hacemos ahora es: ¿qué pasará con la Academia de la Música? Sole Giménez y su equipo están al frente de esta transición, y parece que están decididos a erradicar la cultura del silencio y el encubrimiento. Sin embargo, el verdadero desafío no solo está en contrataciones más justas, sino en crear una cultura en la que cada voz sea escuchada y valorada.

Imagina por un momento un mundo donde la música sea el reflejo de una sociedad equitativa. Donde cada artista, sin importar su género, pueda subir a un escenario sin temor a represalias o juicios basados en su identidad. ¡Eso sería la verdadera sinfonía!

El caso de Víctor Romano puede ser una llamada de atención y una oportunidad para que otras industrias también evalúen sus prácticas. En tiempos donde la voz de las mujeres se vuelve cada vez más fuerte y visible, queda claro que el cambio es no solo posible, sino inevitable.

Conclusión: un futuro con armonía y respeto

El episodio de la destitución de Víctor Romano ha sido un estallido que nos recuerda que las acciones tienen consecuencias y que la cultura musical debe ser un lugar donde el respeto y la dignidad sean las notas predominantes. Sin embargo, este puede ser también un instante de esperanza, donde la Academia de la Música se erige como un ejemplo de lo que significa tomar decisiones difíciles por el bien mayor.

La música en sí misma es una forma de liberar emociones, de contar historias y de crear conexiones. Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que esas historias sean las de todos, no solo las de unos pocos? ¿No nos gustaría escuchar una sinfonía compuesta por diversas voces, donde cada membrete cuente nos hable de lucha, empoderamiento y, sobre todo, ** igualdad**?

Invitemos a que estas nuevas políticas y decisiones impacten positivamente el futuro de la Academia de la Música y de la industria musical en su conjunto. ¡Ahora más que nunca, es hora de desafiar y redefinir la música que queremos para el mañana!