En el convulso y a menudo caótico mundo de la política española, figuras emergentes como Jorge Pueyo (Chunta Aragonesista) están haciendo olas, desafiando no solo las expectativas de su generación, sino también la percepción general de lo que significa ser un político en el siglo XXI. Con solo 27 años y una trayectoria que involucra desde el activismo por la lengua aragonesa hasta la presentación de un late night en Aragón TV, Pueyo se ha convirtió en uno de los rostros más representativos del cambio.

¿Cómo es ser un diputado joven en el Congreso?

Uno podría pensar que ser un diputado a tan temprana edad sería un paseo en el parque (aunque uno bastante alborotado), pero Pueyo ha compartido que la experiencia inicial estuvo lejos de ser «como una tarde de café con amigos». Él mismo describe la primera vez que ocupó su escaño como un momento lleno de nerviosismo y el temido síndrome del impostor. Tal vez te suene familiar; esa sensación de no pertenecer, como cuando entras a una fiesta y no conoces a nadie.

“Recuerdo que, cuando me levanté a hablar, había una fila de diputados de Vox lanzando bilis, y yo no podía ni oírme a mí mismo”, relata Pueyo. ¡Habrá que ver si hay un curso de respiración para políticos en tales condiciones! A pesar de las adversidades, Pueyo se ha adaptado, y su experiencia resultó ser más positiva de lo que imaginaba. Lo que ha descubierto en el Congreso es fascinante: hay trabajo duro y oportunidades reales para lograr cambios, siempre que tengas la voluntad de hacerlo.

La desconexión entre el Congreso y la calle

Una de las cosas que más frustra a Pueyo es la desconexión palpable entre los temas que se debaten en el hemiciclo y la realidad cotidiana de los ciudadanos. ¿Alguna vez has sentido que un político está tan alejado de tus problemas que parece que vive en otro planeta? Los números de inmuebles que poseen algunos diputados son solo una muestra. “Algunos tienen 19 propiedades. ¿Esta gente cómo va a toparse con los problemas del precio del alquiler?”, se pregunta, mientras muchos de nosotros luchamos por pagar el mes a mes.

La política no debería ser un juego en un tablero de ajedrez. Pueyo plantea que muchas veces los diputados suben el tono y buscan el espectáculo, pensando en TikToks y reels en lugar de centrarse en los problemas reales de los ciudadanos. ¿No sería más útil dedicar ese tiempo a propuestas que beneficien a todos?

La realidad de ser diputado en tiempos de crisis

El dilema que enfrenta la coalición PSOE-Sumar también es otro foco de tensión. La situación no es fácil, y Pueyo lo sabe. “Trabajo mucho y vivo cada día como si fuera el último… porque puede serlo”, dice, y su tono sincero resuena. La política ha cambiado; la incertidumbre se ha convertido en una compañera constante en el camino político. ¿Te imaginas tener que navegar esas aguas turbulentas todos los días?

Pese a ello, Pueyo parece optimista en cuanto a la permanencia de la legislatura. Sin embargo, la frustración es más que evidente, especialmente cuando partidos como Junts parecen tener la habilidad de hacer tambalear cualquier acuerdo.

Construyendo puentes sobre el abismo político

Un aspecto interesante de la personalidad de Pueyo es su disposición a buscar diálogo con miembros de otros partidos, incluso aquellos que tienen posturas ideológicas opuestas. Recuerda, entre risas, que ha salido de cañas con un miembro de Vox y un diputado del PP. “Es curioso cómo en la cafetería todos se saludan, a pesar de la guerra que libran en el hemiciclo”, comenta.

El poder de la conversación, aunque a veces difícil, es clave. ¿Cómo podemos esperar resolver problemas complejos si nos negamos a dialogar? Su enfoque no es solo sobre la política; es sobre construir relaciones. Este es un recordatorio útil para nosotros también: las diferencias pueden ser superadas con un buen vaso de cerveza (o dos) y la disposición de escuchar.

La financiación y la lucha por Aragón

“Si los Presupuestos Generales del Estado no son buenos para Aragón, votaremos en contra”, afirma Pueyo, dejando claro que la lealtad a su comunidad es primordial. Esto es particularmente relevante en un momento en que las comunidades autónomas sufren una crisis de financiación.

Aragón ha sido históricamente pasado por alto en discusiones sobre financiación, lo que ha llevado a Pueyo y su partido a luchar ardientemente por sus derechos. Pero, ¿qué ocurre con otras comunidades? ¡Sorpresa! Pueyo aboga por una reforma general que beneficie a todas y no solo a unos pocos. Esto no es solo un juego político; es una cuestión de equidad.

La retórica de Pueyo se centra en la idea de que el aragonesismo no debe ser solo cuestión de banderas, sino de poder decidir sobre los recursos de su región. ¿No debería cada comunidad tener el derecho de decidir su propio destino, sin imposiciones externas? Absolutamente.

Soberanismo vs. Nacionalismo: un dilema contemporáneo

La reflexión de Pueyo sobre el concepto de soberanismo versus nacionalismo es una parte crucial de su discurso. “Soy soberanista”, aclara. Para él, esta ideología se basa en la búsqueda de más democracia y poder para el pueblo, en lugar de chocar con las identidades tradicionales que pueden cerrar diálogos.

A menudo me pregunto cuántos jóvenes se sienten representados por figuras políticas tradicionales. Pueyo lo entiende. Comparten un deseo de más democracia y autonomía en un mundo que a veces parece pretender diluirlas. La conexión entre estos conceptos se manifiesta en acciones concretas. Ejemplo de esto es la movilización social en torno a la empresa Tubacex en Navarra, donde los ciudadanos se unieron para resistir luchas laborales.

La política ecológica: un desafío delicado

Cuando se trata de protección ambiental, Pueyo es firme en su postura de apoyar las energías renovables, pero con matices. La planificación es clave. “Renovables sí, pero no así”, dice, y plantea un argumento crucial: no se pueden sacrificar paisajes culturas y naturales por el crecimiento desmedido de proyectos energéticos. Esto resuena no solo en Aragón, sino en muchas partes del mundo. ¿Cuántas veces hemos escuchado sobre “debates energéticos” que parecen ignorar las voces locales?

El Ministro de Cultura también ha mencionado asuntos de patrimonial, destacando el conflicto sobre los bienes de Sijena. En este punto, Pueyo no se amedrenta y asegura su posición sobre la correcta gestión de estos bienes. Es solo otro recordatorio de que, en política, como en la vida, hay batallas que vale la pena luchar.

Futuro en el Congreso: ¿para siempre o solo un capítulo?

Finalmente, la pregunta del millón, ¿hasta cuándo se ve en el Congreso? Pueyo lo dice claro: “Vivo cada día como si fuera el último”. Su enfoque, lejos de ser una carrera política, refleja su deseo de regresar a su vida como abogado. ¿Cuántos políticos tienen la dicha de poder regresar a su profesión tras su paso por el mundo político?

Para este joven diputado, el verdadero poder reside en su conexión con su gente, su tierra, y su deseo de crear un futuro mejor para Aragón. En tiempos de crisis, es fácil perder la esperanza, pero Pueyo parece ser un faro de luz, luchando incansablemente por lo que cree. Mientras tanto, nosotros, desde fuera, podemos aprender de su ejemplo: la política puede ser un escenario, pero también puede ser un espacio de cambio significativo.

Así que, a medida que seguimos el viaje de Jorge Pueyo, es justo preguntarnos: ¿estamos dispuestos a dejar de lado nuestras diferencias y trabajar juntos para crear un futuro mejor? La política puede ser un caos, pero cuando hay personas comprometidas como él, siempre hay una razón para creer en un verdadero cambio.