La política española, en especial la andaluza, a veces parece una telenovela. Recuérdame de qué trata la última temporada. Ah, sí: escándalos, corrupción y, por supuesto, contratos a dedo. En este episodio, le echamos un vistazo a la reciente llegada del juez José Antonio Gómez al Juzgado de Instrucción número 13 de Sevilla y a la investigación que se lleva a cabo sobre los polémicos contratos del Servicios Andaluz de Salud (SAS). ¿Listos para un poco de drama judicial?

¿Quién es José Antonio Gómez y qué implica su llegada?

El pasado viernes, José Antonio Gómez se asomó a su nuevo despacho como un niño en su primer día de escuela. Sin embargo, esta escuela tiene un proyecto un poco más complicado que las manualidades o los juegos en el patio: investigar contratos del SAS tramitados por procedimiento de emergencia entre 2020 y 2024. Como quien empieza un nuevo trabajo el 1 de enero, pero se encuentra con que su oficina está en medio de un torbellino de eventos.

Gómez toma las riendas en un momento crucial, ya que el PSOE-A ha presentado un recurso para ampliar la investigación a todas las provincias. Al parecer, con la intención de sacar a la luz un modus operandi que podría ser un patrón del Gobierno de Moreno. ¿Te imaginas la presión que debe sentir este juez? Es como si de repente te eligieran para ser el capitán de un equipo que ha perdido todos sus partidos de la temporada.

Un poco de contexto: el trasfondo de la investigación

Desde el inicio de la pandemia, la Junta de Andalucía ha estado bajo el microscopio. Durante tiempos de crisis, el gobierno se vio obligado a actuar rápido. Sin embargo, parece que esa rapidez trajo consigo una serie de decisiones algo dudosas. Los contratos a dedo con clínicas privadas, bajo el marco excepcional que se implementó por la crisis sanitaria, han generado muchas dudas sobre su legalidad. Lo que debería ser una respuesta eficiente se convirtió en un escándalo de corrupción que no deja de crecer.

El antiguo juez, Javier Santamaría, había descartado archivar el caso que se presenta como un capítulo interesante en el libro de la corrupción andaluza. Sin embargo, esto es solo el principio de un proceso que promete más giros que una montaña rusa. Y aquí es donde José Antonio Gómez tendrá que decidir cómo proceder, mientras los ojos de los ciudadanos están fijos en la actuación de su juzgado.

El papel del PSOE-A en la investigación

Por un lado, tenemos a José Antonio Gómez y, por el otro, el PSOE-A intentando que el ojo de la justicia se amplíe para incluir más provincias. La razón detrás de este impulso es clara: los socialistas, al ver que el modus operandi del Gobierno de Moreno podría ser un problema que afecta a más de un departamento, buscan que se profundice en la raíz del asunto. En este sentido, el PSOE-A está jugando a ser el bombero de un fuego que inicialmente ellos mismos avivaron al presentar la denuncia.

¿Pero realmente será todo esto un juego político? Sin duda, la dicotomía entre “abuso del poder” y “necesidad administrativa” se vuelve grita en una situación así. Hay que recordar que el PSOE no es ajeno a sus propios problemas de corrupción en Andalucía y esto puede hacer que la audiencia sea menos propensa a aceptar su posición como salvadores en la trama.

Los documentos y las pruebas

Uno de los puntos más interesantes de esta historia es la rebelión de los interventores provinciales del SAS. Estos valientes funcionarios dieron la campanada al cuestionar públicamente la legalidad de los contratos, lo que deja al resto de la administración en una situación un tanto comprometida. ¿No es irónico? Mientras algunos intentan tapar, otros intentan airear la casa.

En este punto, ya se han solicitado documentos al Tribunal de Cuentas y a la Intervención General de la Junta. Están tratando de encontrar respuestas a preguntas que podrían sondear el fondo de un abismo. Uno de los documentos más llamativos es el expediente aprobado por el Gobierno andaluz donde, según se dice, se retiró el control previo a los contratos a dedo porque se consideraba que los gestores de Salud estaban “madurados”. Ironías de la vida, ¿verdad? Y justo ahora empezamos a preguntarnos si esa «madurez» fue un poco sobrevalorada…

La celeridad de la causa

Esta historia se va poniendo cada vez más intensa. La entrada de José Antonio Gómez también ha acelerado la instrucción de la causa. La presión social y mediática parece estar empujando al sistema a moverse más rápido. A veces, esto puede parecer una carrera de obstáculos en la que el juez no siempre tiene el control total. Y claro, no olvidemos que el tiempo apremia y las fechas clave están justo a la vuelta de la esquina.

¿Qué significa todo esto para el futuro?

Las incógnitas son palpables. ¿Se descubrirán verdaderas irregularidades o nos quedaremos en este ciclo sin fin de acusaciones y defensas? La Audiencia Provincial deberá decidir, al fin y al cabo, si se acepta o no la solicitud de ampliación de la investigación. Será interesante ver cómo se desarrolla esto, ya que podría establecer un precedente para futuros casos de corrupción en España.

El juicio por estos contratos a dedo que parecen haberse convertido en un pasatiempo del Gobierno de Andalucía abriría de par en par las puertas a una nueva era de rendición de cuentas. Pero, como en toda buena serie, hay que esperar a que se resuelvan los episodios pendientes antes de buscar esa resolución. Al final, los ciudadanos queremos respuestas claras y una política limpia. ¿No es eso lo que todos deseamos?

Reflexiones finales

La historia de los contratos a dedo del SAS subraya la importancia de tener un sistema de control robusto que prevenga situaciones irregulares y que amplíe la idea de transparencia. La llegada de José Antonio Gómez al juzgado podría ser el inicio de algo importante, o, al menos, esa es la esperanza que muchos anhelan.

Lo dramático es que, si esta situación no se maneja adecuadamente, podríamos terminar en un ciclo de más escándalos en la política andaluza. Un ciclo del cual, honestamente, todos nos gustaría escapar. Al final del día, el papel delictivo no debe ser una forma de gobierno, y lo que queremos de nuestros dirigentes es acción, claridad y, sobre todo, cumplir con lo que prometen.

Así que, amables lectores, ¿están listos para la próxima entrega de la saga de la corrupción andaluza? Yo, desde luego, estaré en la primera fila con las palomitas. ¡Que comiencen las audiencias!