En el vibrante y a menudo sorprendente mundo de la política vasca, Imanol Pradales, el nuevo lehendakari del Gobierno vasco desde julio pasado, se ha propuesto dejar su huella al crear un supergabinete que haría que cualquier serie de Netflix se sonrojase. ¿Pero es realmente lo que necesita Euskadi, o simplemente una jugada para robar el espectáculo en un escenario político ya de por sí complejo? Vamos a desmenuzar lo que sua propuesta implica y por qué se ha convertido en tema de conversación en tabernas, cafés y, por supuesto, en los pasillos del Parlamento.

El supergabinete: ¿un equipo de ensueño o un gasto innecesario?

Con un equipo formado por 3 secretarios generales, 32 directores, 8 embajadores y «cientos de funcionarios», lo que Pradales ha montado se asemeja más a una gran producción de Hollywood que a la estructura típica de un gobierno regional. Aquí se ha hablado de un Gobierno vasco que incluye 203 altos cargos y 121 asesores, ¡casi el mismo número que el Gobierno Británico! Uno no puede evitar preguntarse, ¿qué es lo que hacen exactamente todos estos funcionarios? ¿Alguien necesita tantos directores para «identidad digital»? ¿No podemos simplemente usar… no sé, una buena contraseña y dejar el resto a Google?

Personalmente, me recuerda a esos momentos en la universidad donde, en lugar de entregar un trabajo en pareja, decidías sumarle la cantidad de colaboradores necesarios para que el resultado final fuera «perfecto». Claro, lo que terminas teniendo es un caos, y a menudo, más preguntas que respuestas. ¿Se imagina a Pradales asumiendo algo como un proyecto escolar? ¿»Quién ha traído los donuts para la reunión de equipo?»

La ética en la política: ¿Importa realmente?

El primer gran movimiento de Pradales fue presentar un pacto ético en la política el 29 de diciembre. No obstante, dicho documento ha quedado, literalmente, “hibernando” en un cajón. Entonces, si su primer paso fue poner en la mesa un pacto destinado a mejorar la política y ha sido rechazado por los demás partidos como un mal villancico navideño, ¿este supergabinete no presenta el mismo tipo de contradicción?

Aquí es donde entra el presidente del PP vasco, Javier de Andrés, quien no ha tenido reparos en señalar el aparente desajuste entre la imagen pública de Pradales y lo que realmente significa para la sociedad vasca. ¿Es esto un intento de cuidar la imagen del lehendakari en lugar de preocuparse por temas urgentes como el empleo o la sanidad? Y, seamos honestos, ¿quién no ha pasado por una situación similar en el trabajo, donde parece que se hace más énfasis en la estética que en la efectividad?

Vacantes y promesas: el eterno juego del bingo político

Hasta la fecha, Pradales todavía debe nombrar a 10 puestos vacantes en su administración. Se habla de directores en áreas clave como Ciencia y Tecnología, lo cual nos lleva a la pregunta: ¿de qué sirve tener tantos funcionarios si no han sido nombrados? Esto se siente, de nuevo, como una partida de bingo donde nadie ha cantado «línea» aún y todos esperan que alguien, en este caso el lehendakari, comience a tirar las bolas.

Además, el Gobierno vasco tiene planes de abrir una nueva delegación en Washington. Es interesante ver cómo se desvían las prioridades: ¿una sede en el extranjero o invertir en la infraestructura y el bienestar de la población local? ¡Quizás podríamos calcular la distancia entre Euskadi y Washington y enviar a los altos cargos a modo de vacaciones a las costas de Colombia! ¿No sería más divertido que tener que lidiar con tanta burocracia?

La diplomacia vasca: vendiendo la marca Euskadi

No solo se trata de abrir delegaciones; se habla de la creación de una formación para diplomáticos. Esto también es un reflejo interesante de how la política vasca aspira a una proyección internacional. En un mundo donde la visibilidad es clave, ezagutu, Euskadi, pero ¿es esta la forma más efectiva de hacerlo?

Las embajadas en lugares como Bruselas y Estados Unidos tal vez son necesarios, pero de nuevo, ¿no se corre el riesgo de saturar el mercado? La última vez que conté, ya hay una docena de celebridades queriendo hacerse influencers en redes sociales. ¡Imagínate a un embajador vasco tratando de competir con ellos! «¡Hola a todos! Soy Imanol y hoy voy a hablarles de las tradiciones vascas mientras me como un pintxo y muestro cómo puedo hacer un ‘pique’ en la playa!” No sé tú, pero eso suena más a un reality show que a política.

La batalla del parlamento: debate o espectáculo

Las constantes interpelaciones entre Pradales y De Andrés en el Parlamento han puesto en tela de juicio no solo el contenido de sus discursos, sino también la forma en que se comunican. Pradales, en respuesta a las acusaciones de demagogia, pidió que no se trajera lo peor de la política de Madrid a Euskadi.

El debate político deberíamos tomarlo con seriedad, pero a veces se siente más como una obra de teatro. Pradales acusando a De Andrés de falta de integridad parece sacada de un guion de telenovela. ¿Pero en qué punto los intereses de los ciudadanos dejan de ser una prioridad y pasan a ser simplemente un espectáculo mediático?

Conclusiones y reflexiones finales

La reciente creación del supergabinete de Imanol Pradales nos lleva a una serie de preguntas sobre lo que realmente se necesita para gobernar eficazmente en Euskadi. Con tantos altos cargos y promesas por cumplir, ¿será capaz de llevar a cabo su visión de un gobierno eficaz y representativo? ¿O terminará siendo un espectáculo más en un escenario donde los ciudadanos son meros espectadores?

Como cualquier entusiasta de la política, me gustaría pensar que este foco en las altas esferas puede traducirse en un cambio positivo. Pero, siendo realistas, la política a menudo es un circo, y nunca faltan los payasos. En ocasiones, hasta me pregunto si se deberían pegar un día de descanso en lugar de estar viajando por el mundo — ¿por qué no regresar a lo básico y escuchar los verdaderos problemas que enfrenta la gente en sus calles?

Al final del día, la política debería ser un reflejo de la realidad, no un espectáculo. Pero en el caso de Euskadi, con Pradales al mando y un supergabinete a cuestas, es muy fácil olvidar este principio.