¿Alguna vez has sentido que el mundo laboral se asemeja más a un juego de ajedrez que a un entorno colaborativo? Eso es lo que muchos de nosotros hemos experimentado en el último año, mientras las empresas se esfuerzan por adaptarse a nuevas normativas y los trabajadores luchan por derechos fundamentales. El reciente anuncio de Glovo, el gigante de la entrega de comida, de cambiar su modelo de negocio en España a uno basado en empleo es un claro ejemplo de estos tiempos convulsos y desafiantes. Y, como nunca está de más, quisieran estar en la cima del juego en un panorama lleno de incertidumbres legales y demandas imprevistas.

El trasfondo del cambio: la ley rider y la batalla legal

Primero, aclaremos qué es esta famosa ley rider. Esta normativa ha surgido para regular las condiciones de trabajo de los repartidores de plataformas digitales en España. Antes de 2021, estos trabajadores, que llevaban el desayuno, el almuerzo y la cena a nuestras puertas sin que nosotros ni siquiera abriéramos la ventana, operaban como autónomos en una especie de limbo laboral. Pero con la nueva legislación, esas bicicletas se convirtieron en símbolos de una lucha más grande: la lucha por derechos laborales.

A finales de octubre de 2023, un día antes de que Óscar Pierre, el CEO de Glovo, tuviera que comparecer ante la Justicia por posibles delitos contra los derechos de los trabajadores, la compañía lanzó un cambio drástico en su modelo de negocio. Imagina la escena: un CEO acorralado por las autoridades como un gato en el agua, decidiendo que era el momento de cambiar de rumbo. ¿Quién no sentiría un poco de presión?

Del modelo autónomo al modelo de empleo: ¿un rescate o un engaño?

La matriz de Glovo, Delivery Hero, ha tomado la decisión de transitar de un modelo autónomo a uno basado en empleo. En un comunicado que casi parece un guion de película, la empresa justifica este cambio como una estrategia para evitar «más incertidumbres legales que conduzcan a un aumento de contingencias».

¿Qué significa esto en lenguaje sencillo? En lugar de seguir enfrentándose a juicios y sanciones, Glovo decidió adaptarse antes de que la situación se calcificara. Como buen amigo me dijo una vez: «si no puedes con ellos, únete a ellos». Pero, ¿es este cambio verdaderamente altruista? ¿O simplemente una táctica para sobrevivir en un océano de desafíos legales?

El impacto financiero de la transición

Aunque Glovo se siente más seguro en su nuevo camino, no es del todo un paseo por el parque. Se estima que este cambio tendrá un impacto de aproximadamente 100 millones de euros en el Ebitda ajustado para el año fiscal 2025. Para que te hagas una idea, esa es una suma nada despreciable que podría hacer que cualquier director financiero se retire a una pequeña isla a meditar. Sin embargo, la compañía espera que, a pesar de este impacto, aún generen un Ebitda ajustado positivo en el mismo periodo.

El mundo de los negocios es implacable, pero algún día espero que los jefes de las grandes corporaciones encuentren un poco más de alegría en sus trabajos. Después de todo, ¿quién no desea compartir una risa con sus empleados en lugar de una lucha constante por el poder?

Una alegoría de la lucha por los derechos laborales

Hablando de luchas, la vicepresidenta Yolanda Díaz no perdió tiempo en celebrar este cambio. En un discurso emotivo que resonó en Bruselas, afirmó que este es un reflejo de cómo la democracia prevalece sobre las corporaciones. Como si estuviéramos en una película de superhéroes, ella lidera la resistencia contra el “poder corporativo”. Vaya, ¡hay que apuntar estos eventos en nuestro calendario!

¿Pero realmente hemos ganado? ¿O es solo un pequeño paso hacia una batalla aún mayor? La regularización de 60,000 trabajadores es, sin duda, un avance significativo, y 267 millones de euros en ingresos por regularizaciones parece impresionante. Pero todavía hay luces y sombras en el horizonte.

¿Estamos todos en el mismo barco?

Con desencuentros como el que ha tenido lugar entre Glovo y su comunidad de repartidores, es fácil perderse en la complejidad de las emociones humanas. Los riders no solo son estadísticas; son personas con sueños, responsabilidades y familias que cuidar. Este cambio, aunque aparentemente positivo, también conlleva una carga emocional. Hay un delicado equilibrio entre la necesidad de un trabajo y la búsqueda de dignidad en el mismo. ¿No es esto lo que todos deseamos en el fondo?

Por otra parte, las decisiones de los tribunales se acercan, y como nos recuerda Díaz, “el peso de la ley va a caer sobre ellos”. Idealmente, esto somete a las grandes empresas al mismo escrutinio que todos enfrentamos en el ámbito laboral. Pero, ¿realmente van a cumplir todas estas promesas o acabaremos con otra historia de desilusión?

Reflexionando sobre las lecciones del caso Glovo

Vivimos en un mundo en el que las empresas a menudo parecen ser más grandes que la vida misma, donde pueden operar en la neblina legal y evadir responsabilidades. Pero la historia reciente de Glovo es un recordatorio de que cada acción tiene consecuencias. Por más poderoso que sea un negocio, siempre debe rendir cuentas ante quienes realmente hacen que funcione: sus trabajadores.

Las implicaciones de este cambio de modelo no solo afectarán a Glovo, sino que podría establecer un precedente para otras plataformas de entrega y para el mundo laboral en su conjunto. En este tipo de situaciones, vale la pena preguntar: ¿qué tipo de legado queremos dejar?

Conclusiones: un futuro incierto pero esperanzador

Con la reciente decisión de Glovo, podemos vislumbrar un camino hacia un futuro más equilibrado para los trabajadores de plataformas digitales. El reto aquí radica en si esta buena voluntad se mantendrá en el tiempo y si otros podrían seguir su ejemplo. ¿Estamos realmente ante el inicio de una nueva era en el empleo de plataformas digitales, o solo estamos viendo un cambio superficial en el paisaje laboral?

Últimamente, me he encontrado reflexionando sobre cómo cada uno de nosotros es parte del sistema, y a menudo, un cambio en una gran empresa puede desencadenar olas de transformación para todos. Así que a ti, querido lector: la próxima vez que pidas tu comida a través de una aplicación, tómate un momento para recordar que hay un ser humano al otro lado, haciendo su trabajo. Y tal vez, solo tal vez, le des un agradecimiento adicional en el próximo pedido.

Para concluir, la historia de Glovo y su transición en España es solo una parte de un relato más amplio sobre derechos laborales, equidad y la lucha en contra de la deshumanización en el trabajo. Así que, mientras seguimos disfrutando de nuestras cenas cómodamente desde casa, no olvidemos a aquellos que hacen posible nuestras pequeñas comodidades, y sigamos abogando por un entorno laboral que no solo sea beneficioso, sino también justo. ¡Y ahí lo tienen, en el juego de ajedrez laboral, asegurémonos de que todos tengan su oportunidad de ganar!