Hablemos de un tema que suele revolver tanto sentimientos como cifras: el gasto en defensa en España. ¿Quién no ha oído hablar de las tensiones entre la Unión Europea, OTAN y nuestros queridos líderes políticos? A veces parece que estamos en un capítulo de una serie dramática, con intrigas y giros inesperados, pero lo cierto es que detrás de esa trama hay cifras que cuentan historias, y en este caso, historias que pueden afectar nuestra seguridad y economía.

El escenario actual: ¿hacia dónde vamos?

El pasado lunes, el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, dejó claro en Bruselas que el Gobierno de España no tiene intenciones de acelerar el gasto en defensa, a pesar de las recomendaciones de la Unión Europea, el presidente de Estados Unidos y la propia OTAN. En vez de eso, el Gobierno sostiene que se mantendrá firme en su objetivo de alcanzar el 2% del PIB para 2029. Pero, ¿es esto suficiente? ¿Es realista?

En un mundo donde el gasto en defensa parece ser la nueva moneda de cambio en las relaciones internacionales, España se encuentra en una posición curiosa: palabra de oro que dice que estamos incrementando nuestro gasto, pero, en términos relativos, nos encontramos en el último lugar de la fila. Solo un 1,29% del PIB se destina a este rubro, lo que nos sitúa como el socio de la Alianza con menor inversión.

¿No es irónico? A veces cuando estoy hablando de estas cosas con amigos en mi bar favorito (donde las cervezas son mucho más asequibles que una nueva fragata), les digo que ganar un campeonato de fútbol implica más inversión que asegurar nuestras fronteras. Suena absurdo, pero es la realidad. ¿Por qué subestimamos tanto la defensa?

¿Por qué el 2% y no más?

Ahora, si vamos a hablar del famoso 2%, es importante entender de dónde proviene esta cifra. Este porcentaje no es más que un compromiso acordado en la OTAN, y aunque para muchos puede sonar como un número arbitrario, implica un gran aumento respecto a lo que actualmente estamos invirtiendo.

Durante la reunión en Bruselas, Albares destacó que España ha superado otros compromisos, como el 20% para grandes equipamientos, lo que suena bien en la teoría. Sin embargo, en la práctica, parece que nos movemos a paso de tortuga. Aún así, es un alivio saber que en valores absolutos, España es el octavo contribuyente en seguridad euroatlántica. ¡Menuda etiqueta para llevar en la chaqueta!

Pero, ¿realmente necesitamos superar el 2%? La referencia a un 3% y un 5% que han utilizado algunos de nuestros amigos internacionales, como Donald Trump, puede sonar escalofriante. En cualquier caso, se considera que estas cifras son más bien posiciones de negociación que realidades. Al fin y al cabo, nadie quiere incomodar a sus aliados más cercanos, pero tampoco quiere ser el niño que no comparte su almuerzo.

La reunión de líderes: una nueva danza internacional

Justo después de la declaración de Albares, se llevó a cabo un encuentro clave entre Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Fue una reunión cargada de tensiones diplomáticas, llena de promesas y compromisos que, esperemos, no terminen en un armario de ‘cosas por hacer’. No podemos olvidar que Portugal tiene planes de destinar 3.000 millones a defensa, lo que representa más de un 1,5% del PIB. ¿Cómo no sentir una punzada de vergüenza al compararnos?

La situación en Rafá: ¿una misión que realmente importa?

Si pensábamos que eso era suficiente drama para un día, no hemos hablado aún de la situación en Rafá. Durante la misma comparecencia, Albares anunció que se solicitaría el despliegue de una misión europea en el paso de Rafá para controlar la entrada y salida de personas. Aquí hay que ser claro: este no es un nuevo compromiso, sino un acuerdo que ya se había alcanzado entre los 27 miembros de la unión. Entonces, ¿por qué traerlo a colación en este momento? Tal vez para dar la impresión de que España se está moviendo y actuando.

Pero aquí es donde las cosas se complican. Tanto Francia como otros países europeos han confirmado que también estarán presentes. Entonces, ¿qué papel exacto quiere jugar España? Aparentemente, la Guardia Civil será parte de la misión, lo que suena bonito, pero también plantea preguntas sobre la efectividad real de ello. ¿Quién se encargará de cuál parte del muro?

La realidad detrás de las cifras

Antes de seguir, hablemos sobre los números. A menudo, en conversaciones como estas, algunas personas se pierden en la complejidad de las estadísticas. ¿Sabías que como país, España tiene un tamaño económico considerable, pero esto no se traduce en un gasto equitativo en defensa? Nos sentimos bien al decir que somos el octavo contribuyente en términos absolutos, pero al desglosar las cifras, la realidad es que a menudo vivimos en una ilusión de grandeza que podría desmoronarse en el impacto de una crisis.

Por ejemplo, si comparamos el gasto en defensa en otros países europeos, es evidente que hay una gran disparidad. Alemania, la potencia europea por excelencia, un gasto en defensa que se aproxima al 2% y planea aumentarlo aún más. Mientras tanto, los debates internos en España apenas si logran consenso sobre el aumento de 0,71 puntos porcentuales al año.

Ahora, sé que a muchos no les interesa este tema; a algunos les parece tan emocionante como ver pintura secarse. Pero aquí está el truco: el gasto en defensa no es solo un número en un presupuesto. Se traduce en la seguridad de millones de personas, en la capacidad de un país para responder a amenazas externas, y por ende, en la estabilidad de un continente.

Reflexionando sobre nuestras prioridades

Entonces, ¿qué nos dice todo esto? ¿Que debemos temer por el futuro de nuestra seguridad o que debemos ser más proactivos? La verdad es una combinación de ambas. La situación internacional es volátil y cada vez más compleja, pero es esencial que como ciudadanos —y no solo como votantes— nos involucremos en el diálogo sobre estas decisiones.

Historias sobre héroes en la defensa siempre suelen ser atractivas; sin embargo, es igual de importante conocer las estadísticas detrás de esas historias. Estar informado significa tener la posibilidad de cuestionar, y a quien no le gustaría tener la oportunidad de hacer preguntas incisivas en una reunión familiar o durante un encuentro con amigos en la reunión del barrio.

Un cierre esperanzador

En conclusión, aunque el Gobierno español se mantiene firme en no acelerar el gasto en defensa, la presión internacional está aumentando y la necesidad de reevaluar nuestras prioridades se vuelve más urgente cada día. La promesa de alcanzar el 2% en 2029 puede ser un buen punto de partida, pero no deberíamos confundirlo con un final definitivo.

Así que mientras te sientas en tu sofá viendo el último episodio de tu serie favorita (quizás una serie sobre cómo las relaciones de poder dejan mucho que desear), recuerda que fuera de las pantallas hay un mundo real donde las decisiones que tomemos hoy influirán en la seguridad de nuestras familias y vecinos mañana.

La próxima vez que alguien mencione el gasto en defensa, no olvides que detrás de esos números hay personas, historias y un futuro que todos compartimos. Así que levanta tu vaso, y brindemos no solo por una mejor defensa, sino también por una ciudadanía más comprometida y consciente. ¡Salud!