La economía es un tema complicado, ¿verdad? Desde que el precio del pan se hizo más caro que algunas experiencias culinarias gourmet, no puedo dejar de pensar en cómo afecta esto a nuestras vidas. Y ahora, con el reciente anuncio del Gobierno español sobre el regreso del IVA a ciertos alimentos básicos, creo que es el momento perfecto para reflexionar sobre lo que esto significa para nuestra vida diaria. Así que, pongámonos cómodos, hablemos de precios, IVA y de cómo este tipo impositivo puede afectar nuestro presupuesto familiar.
Un vistazo atrás: el IVA y los alimentos básicos en España
Permíteme llevarte en un breve viaje en el tiempo. En 2023, como parte de un paquete anticrisis, el Gobierno decidió aplicar una rebaja temporal en el IVA de muchas de nuestras compras diarias. ¿Recuerdas cuando pudiste comprar esos huevos y esa leche a un precio más razonable? Era como si la vida nos diera una pequeña tregua en medio de la tormenta inflacionaria que había desatado la crisis energética. Fue como encontrar un billete de 20 euros en el bolsillo de un abrigo que no te ponías desde hace meses.
La medida fue bien recibida: al eliminar el IVA de alimentos de primera necesidad como el pan, la leche, los huevos y las frutas, las familias pudieron disfrutar de un alivio temporal. Pero todo lo bueno tiene su fin, ¿no? Y ahora, en 2025, el Gobierno ha decidido no prorrogar estas medidas, lo que significa que debemos prepararnos para el regreso de esos tipos impositivos superreducidos.
¿Qué productos vuelven a tener IVA?
Ahora que la fiesta se ha acabado, veamos cuáles son los alimentos que volverán a tributar. Aquí tienes una lista resumida:
- Productos que recuperan el IVA superreducido del 4%:
- Pan
- Harinas panificables
- Leche (animal y vegetal)
- Quesos y huevos
- Frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales
- Productos que recuperan el IVA reducido del 10%:
- Pasta
- Aceites (incluido el aceite de oliva)
Es probable que, a partir de ahora, veamos un ligero aumento en los precios de estos productos. Solo imagina: si llenabas la cesta de la compra con una bolsa de pan y otros esenciales, ahora necesitarás sacar unos céntimos más. Pero, preguntémosnos, ¿realmente eso es lo que nos preocupa? ¿O hay algo más profundo en juego?
El impacto en tu bolsillo: reflexiones sobre el aumento de precios
El regreso del IVA no solo se traduce en precios más altos; también nos lleva a reflexionar sobre el panorama económico en general. Con el Índice de Precios de Consumo (IPC) alcanzando su máximo en diciembre, es probable que cometer ese pequeño «delito» de comprar pasta por un euro se convierta en un recuerdo romántico cuando el precio se eleve a 1,10 euros.
Te cuento una anécdota: recuerdo cuándo fui al supermercado a comprar alimentos básicos para la cena. Me encontraba en la sección de pastas, y un paquete de espaguetis colgaba de la estantería como si estuviese allí esperando a ser rescatado. Agarré el paquete con fuerza, como si fuera un trofeo. “¡Solo un euro!”, pensé. Pero ahora, ¿habrá que añadir diez céntimos al precio y cargarme el alma al salir de la tienda?
La pregunta del millón: ¿por qué el precio del aceite de oliva baja menos en los supermercados?
Hablemos de un tema que nos toca a todos: el precio del aceite de oliva. Este producto ha estado en el punto de mira en los últimos años, con aumentos de precio alarmantes que han causado más de un suspiro en nuestras cocinas. En noviembre, se informó de una caída del 3.7% en los precios, pero, ¿realmente hemos visto esos cambios en nuestras cajas del supermercado? La realidad es que muchas veces la baja en el precio no se traslada al consumidor. ¿Tendrá algo que ver con la magia del comercio?
Con las subidas de precio hasta un 70% en 2023, es comprensible que la gente se pregunte por qué, si el producto ha bajado de precio en origen, nuestras facturas siguen creciendo. Estoy seguro de que hay un ejército de contadores detrás de eso. Pero en lugar de reflexionar sobre números y gráficas, me gusta pensar en el hecho de que el aceite de oliva es una parte esencial de nuestra vida y cultura culinaria. ¿Por qué dejar que un par de céntimos arruine nuestro amor por el buen comer, verdad?
Una mirada optimista: ¿cómo adaptarnos a esta nueva realidad?
Aunque la situación puede parecer desalentadora, siempre hay un rayo de esperanza. Al igual que un buen plato de pasta al pesto que con un simple vistazo a la despensa podemos transformar en un manjar con lo que tenemos, nosotros también podemos adaptarnos. Aquí hay algunas estrategias para navegar por esta nueva realidad sin perder el buen humor:
Planificación de comidas: mucho más que una simple lista de compras
El primer paso para hacer frente a los aumentos de precios es la planificación. No hay nada más útil que sentarse una vez a la semana y decidir qué platos vas a cocinar. Además de evitar compras impulsivas, te permite sacar el máximo provecho de tus ingredientes. Y cuando suben los precios, es aún más importante maximizar cada céntimo. Después de todo, ¿quién no ha tenido la experiencia de mirar a la nevera llena y no saber qué preparar? ¡Que no te vuelva a suceder!
Ofertas y marcas blancas: tus aliados en tiempos difíciles
Es fácil pasar por alto las marcas blancas en favor de las etiquetas más conocidas. Pero te prometo que, en muchos casos, estos productos son igual de buenos. Y muchas veces son incluso más baratos. Así que la próxima vez que vayas al supermercado, echa un vistazo a esas alternativas. Puede que encuentres ese vino de marca blanca que se convertirá en tu nuevo favorito, y lo mejor, ¡a un precio asequible!
Buscar en mercados locales: frescura y ahorros
En lugar de depender únicamente de los grandes supermercados, explora los mercados locales. No solo encontrarás productos frescos, sino que muchas veces puedes regatear precios y apoyar a los agricultores de tu comunidad. Y, ¿quién sabe? A lo mejor entablas amistad con el vendedor de frutas y te da un par de naranjas de más.
Reflexión final: el poder de nuestras decisiones
El regreso del IVA a los alimentos básicos es un claro recordatorio de cómo lo que sucede en la política puede influir en nuestras vidas cotidianas. A medida que enfrentamos el incremento de precios y el impacto de la inflación, es esencial recordar que nuestras decisiones de compra son poderosas. En cada cesta de la compra, en cada elección de un producto, estamos enviando un mensaje. ¡Nuestro dinero tiene voz!
Así que mientras ajustamos nuestro presupuesto y aprendemos a ahorrar, no olvidemos también que la comida, además de ser un bien básico, es una fuente de disfrute y conexión. Como dicen, “donde hay comida, hay amor”. Mantengamos viva esa llama, eligiendo lo que más nos gusta y, de paso, cuidando nuestro bolsillo. ¿Te animas?