La situación educativa en España ha vuelto a ser objeto de análisis en el reciente informe del Programa para la Evaluación Internacional de las Competencias de la Población Adulta (PIAAC), publicado por la OCDE. Lamentablemente, los resultados son alarmantes y evidencian que nuestro país sigue sistemáticamente a la cola en competencias básicas como lectura, matemáticas y resolución de problemas, a pesar de que han pasado más de diez años desde la anterior evaluación. Hoy, exploraremos las razones detrás de estos datos, cómo nos comparan con otros países y qué podemos hacer para cambiar esta situación.
Un vistazo a las cifras: España vs. OCDE
Empecemos con lo que realmente importa: los números. Según el informe, España obtuvo 247 puntos en comprensión lectora, 250 en matemáticas y 241 en resolución de problemas. Para poner esto en perspectiva, el promedio de la OCDE es de 260, 263 y 251 puntos, respectivamente. Increíble, ¿no? Estamos tan acostumbrados a ver nuestros futbolistas entre los mejores del mundo, que nos olvidamos que en educación también hay un ranking, y, spoiler alert: no estamos en él.
Comparaciones incómodas
Para que la cosa sea más clara, aquí tienes una comparación directa con algunos de nuestros vecinos. Finlandia se alza como un gigante educativo con 296 puntos en lectura, 294 en matemáticas y 276 en resolución de problemas. Mientras tanto, Chile y Polonia caen en la trampa del bajo rendimiento, al igual que nosotros. ¿Y quién lo diría? A veces pienso que Finlandia no solo tiene inviernos fríos, sino también cerebros muy, pero que muy calientes.
La evolución en una década
Cuando miramos hacia atrás, la primera edición del informe se realizó hace diez años, y la situación ha cambiado poco. De hecho, el promedio de comprensión lectora en España ha bajado 2,8 puntos desde 2013. Así que, desgraciadamente, no podemos echarnos la culpa a la pandemia o a los problemas económicos actuales. Como dicen en mi barrio, «ya veníamos arrastrando el pie».
Desglosando los resultados: ¿dónde estamos fallando?
Pongamos nuestras cartas sobre la mesa. Al indagar en los resultados, vemos varias áreas de preocupación que merecen nuestra atención.
Comprensión lectora: ¿Es el texto un laberinto para nosotros?
Un dato que espanta es que aproximadamente el 31% de los adultos españoles obtuvieron un nivel bajo en comprensión lectora. Para que lo entiendas mejor, estas son personas que solo pueden descifrar textos cortos con información claramente expuesta. ¿Te suena familiar? Quizás has tenido esa conversación con amigos sobre algún libro que ambos leyeron y quedaste con la sensación de que no estaban hablando del mismo texto.
En Finlandia, solo el 4% de la población adulta se situó en los niveles más altos de rendimiento en lectura. ¡Madre mía! ¿A qué hora abren las bibliotecas en Finlandia? Quizá necesitamos un poco de esa «inspiración» nórdica.
Matemáticas: la tierra de las multiplicaciones fallidas
Los números tampoco juegan a nuestro favor en matemáticas. Aquí, el 30% de los encuestados se situó en un nivel bajo. Eso significa que están bien con las sumas y restas básicas, pero se ven perdidos al tratar de resolver problemas que requieren varios pasos. ¿Alguien más tiene pesadillas con las fracciones?
Por otro lado, un escuálido 6% alcanzó un nivel alto. A veces me pregunto si el verdadero problema no es el sistema educativo, sino que muchos de nosotros hemos decidido que matemáticas y diversión son dos palabras que no deben ir juntas. Sin embargo, si no podemos con las raíces cuadradas, ¿cómo vamos a entender la raíz de nuestros problemas?
Resolución de problemas: ¿es el desafío un desafío?
En cuanto a la resolución adaptable de problemas, el 35% reportó el nivel más bajo, lo que significa que resuelven problemas simples con pocas variables y se quedan atascados como si estuvieran buscando un tesoro en el campo. Por el contrario, solo el 2% logró niveles altos y encontró soluciones con cambios inesperados. Tal vez esos dos por ciento estén haciendo yoga para mantener la calma bajo presión, porque, seamos sinceros, enfrentarse a un problema complicado puede ser más estresante que hacer una mudanza sin un mapa.
Brechas significativas: ¿por qué hay que prestar atención al contexto?
Una de las revelaciones más interesantes del informe tiene que ver con las brechas de edad y género. Para que te hagas una idea: los adultos de 55 a 65 años obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas que aquellos de 25 a 34 años. Es un poco como ver a los ancianos tratar de entender TikTok; a veces parece que están intentando aprender un idioma que no existe.
Las diferencias por sexos también son destacables. En general, las mujeres en la OCDE mejoraron más en comprensión lectora, mientras que los hombres dominan en matemáticas. En España, estos patrones son todavía más confusos, ya que no se observan diferencias significativas en resolución de problemas. ¡A que no lo habías pensado!
¿Qué podemos hacer? Propuestas para un futuro brillante
Es claramente un panorama desalentador, pero no caigamos en el pesimismo. Así que, ¿qué podemos hacer para mejorar? La respuesta no es sencilla, pero aquí hay algunas ideas:
Fomentar la lectura desde pequeños
Las bibliotecas públicas podrían convertirse en el club social del futuro, donde los niños y adultos disfruten de un buen libro, pero también aprendan a disfrutar de la lectura. Y, si te soy honesto, hasta un poco de Netflix con documentales nunca está de más.
Invertir en formación y recursos
Si quieres tener resultados, primero debes invertir en ellos. Mejorar las condiciones y recursos para educadores es fundamental. ¡Los profesores son nuestros primeros sorprendentes! ¿Por qué asumir que pueden arreglárselas con poco?
Promover la educación matemática de manera divertida
Incluir juegos matemáticos en el currículo podría hacer maravillas. Muchas veces, ahogamos la belleza de las matemáticas con fórmulas y ecuaciones. ¿Y si incluyéramos un poco de música, baile o juegos para que se entienda mejor? Después de todo, ¡la vida es un gran juego!
Fomentar espacios inclusivos
Hay que considerar la diversidad en nuestras aulas. Las diferencias de origen y contexto deben ser parte de la solución. La educación no solo tiene que ver con aprender a escribir o contar; se trata de formar ciudadanos críticos y empáticos.
Reflexión final: debemos actuar ya
Así que, tras repasar este informe y su contexto, me pregunto: ¿realmente estamos dispuestos a cambiar? La educación es un proceso continuo, no un evento aislado. No podemos esperar que nuestros niños e incluso adultos mejoren si continuamos utilizando las mismas estrategias anticuadas. El futuro está en nuestras manos.
Quizás necesitemos un poco más de empezar de nuevo. Quizás un poco más de colaboración entre todos para dar un giro a esta situación educativa. Después de todo, como bien dijo un sabio: «La vida es el arte de dibujar sin una goma de borrar». En nuestras manos está construir un futuro donde no solo se acumulen conocimientos, sino que se utilicen para generar un mundo mejor. ¡Hagámoslo juntos!