Debido al recuerdo de aquel caluroso verano en mi juventud en Aragón, justamente el lugar de donde proviene una noticia sorprendente que atrapó mi atención hoy. Eh, quién hubiera pensado que el lugar que me enseñó la importancia de la sombra y de un chapuzón en el río, sería hoy el protagonista en un tema nada más y nada menos que energía renovable.
Alba Otero nos cuenta en su artículo que Aragón, la tranquila y bella comunidad española representaba un apegado 75,2% de la potencia instalada de energía renovable del país. ¡Vaya! En ese entonces solo me preocupaba por no quemarme con el sol. Ahora, esta región es uno de los astros en la generación de energía renovable en España. Lástima que el cielo esté nublado con controversias legales.
Un decreto-ley ambicioso pero controvertido
Para ponerte en situación, el Gobierno de Aragón aprobó un Decreto-ley en marzo de 2023, que pretendía optimizar el uso de sus copiosas fuentes de energía renovable para el consumo local, sin necesidad de integrar los excedentes a la red eléctrica nacional. ¿Y quién puede culparlos? No me limito a consumir solo una porción de las tapas que preparo, ¿por qué ellos deberían hacerlo con su energía?
Sin embargo, el Gobierno central no estaba para bromas y recurrió el decreto apelando que no se ajustaba a la legislación estatal. Como si estuvieran en un episodio de un dramatico serial de corte, el Tribunal Constitucional aceptó este recurso y recientemente anuló definitivamente el decreto. ¿Qué va a pasar ahora?
¿Por qué le importa tanto esto a Aragón?
Bueno, resulta que el 75% de la potencia instalada en Aragón está generada por energías renovables. ¿Qué voy a tomar yo a cambio de esta botella de sidra? Posiblemente más sidra, ¿verdad? Con esta fuerte presencia de energía renovable, Aragón aspiraba a incrementar su autoabastecimiento energético y fomentar el autoconsumo renovable, tanto para uso residencial como productivo.
Además, buscaban promover la expansión empresarial en el sector energético y la creación de comunidades energéticas. ¿Imaginas tener tu propio «pueblo solar»? Podrían hacer un gran festival solar cada año, aunque me pregunto quién se encargaría de la limpieza… Eso sin hablar de que también buscaban proteger sus bellísimos paisajes, que seguro agradecería mi yo de aquella ardiente juventud.
¿Cuál es el problema entonces?
A pesar de que todo esto puede sonar lógico para muchos de nosotros, parece que no lo es para el Gobierno central. Ellos han presentado un recurso de apelación basado en que la ley no se ajustaba a la Ley del Sector Eléctrico. Mencionan el «principio de solidaridad energética», que pareciera que es solamente una versión disfrazada del famoso «lo que es mío es mío y lo que es tuyo es nuestro».
Ahora bien, aunque esta versión simplista te puede hacer reír, es importante recordar que algunas comunidades autónomas como Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha producen mucha más energía de la que consumen, mientras que otras como Madrid, Cataluña y el País Vasco dependen de este excedente. No es tan sencillo como suena ¿verdad?
¿Y qué sigue después de este fallo?
El Tribunal Constitucional ha dictaminado que la norma aragonesa no estaba justificada debidamente en términos de urgencia y necesidad. Pero, ¿te has preguntado qué haría Aragón? La Diputación General de Aragón ya ha adelantado que no piensa quedarse quieta, alegando que el problema de su ley está en cómo se presentó y no en el contenido en sí.
Este caso pone de relieve los complejos retos en la gestión de la energía renovable. A medida que más comunidades y países cambian hacia fuentes de energía más verdes, estos problemas se volverán cada vez más frecuentes.
¿Hasta qué punto las regiones productoras de energía renovable deben tener control sobre su producción? ¿Cómo equilibrar entre la autogestión y la solidaridad interregional? En fin, preguntas que desearía poder responder mientras me tomo una copa de sidra en una tarde aragonesa. Pero por ahora, solo podemos sentarnos, observar y esperar para ver cómo se desarrolla la historia.
Nos vemos en la próxima. ¡Adiós!