En un mundo donde la política parece ser más compleja que resolver un cubo Rubik con los ojos vendados, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha encontrado en el punto de mira tras su intervención en el XV Congreso Nacional del PSdeG. Desde la lejana Galicia, a casi 4.000 kilómetros de la capital de Ucrania, Sánchez aprovechó la ocasión para hacer un llamado enérgico a la seguridad y la estabilidad de Europa frente a las amenazas de Vladimir Putin, así como la constante sombra política que proyecta Donald Trump. Sin embargo, la cuestión que se plantea es: ¿puede este renovado discurso realmente conectar con los ciudadanos y, sobre todo, con los nuevos desafíos políticos que enfrenta?

La paz en Ucrania y su relevancia para Europa

En su discurso, Sánchez hizo hincapié en que “la paz en Ucrania es la seguridad en Europa. Son dos caras de la misma moneda.” ¿Pero qué significa esto en la práctica? En un contexto donde la geopolítica se hace más compleja cada día, estas palabras no son solo un mensaje retórico; son un recordatorio claro de que la estabilidad de Europa está intrínsecamente ligada a la paz en sus fronteras.

Como anécdota personal, recuerdo cuando mi profesor de historia solía decir que las guerras no solo son batallas físicas, sino también luchas ideológicas. Si un país no está en paz, sus vecinos siempre estarán en un estado de alerta, lo que repercute en la economía, en la calidad de vida y en el bienestar general de la población. Esta perspectiva es la que, en gran medida, Sánchez quiere destacar al hacer hincapié en la importancia del europeísmo.

La postura de Sánchez frente a la ultraderecha: un mensaje claro

Otro momento impactante de su intervención fue cuando criticó duramente a Alberto Núñez Feijóo y su cercanía a Vox. “Ya no nos sorprende, pero nos avergüenza”, dijo Sánchez. No es difícil imaginarse a un político europeo lidiando con el fenómeno de la ultraderecha, que parece estar en auge en varios países. En el caso español, la estrategia parece centrarse en la deslegitimación de aquellos que apoyan movimientos extremistas.

¿Es esta la forma correcta de lidiar con la ultraderecha? Puede que sea un enfoque arriesgado. En algún momento, la gente se cansará de que les digan qué es lo correcto y qué no, y buscará alternativas que puedan sonar más cercanas a su realidad. Este es un patrón que hemos visto en otras partes del mundo, y es razonable preguntarse si España estará a salvo de estas tendencias.

El impacto del XV Congreso del PSdeG

La realización del XV Congreso del PSdeG ha sido un aldabonazo para los socialistas gallegos. Anunciaron un “rearme ideológico”, un concepto que suena potente pero que, a menudo, puede quedar atrapado en la trampa del cliché político. La reelección de Xosé Ramón Gómez Besteiro como secretario general sin rival alguno parece poco práctica en tiempos tan dinámicos. Cuando las encuestas indican que el PSdeG quedó relegado a la tercera fuerza política en el Parlamento de Galicia, una estrategia de continuismo puede no ser suficiente.

No obstante, vamos a ser honestos. Sí, hay momentos en que uno se encuentra en una situación donde el cambio parece arriesgado, como cuando intentas innovar una receta de cocina familiar y, al final, terminas creando un plato que probablemente no querrás repetir. En la política, este es un riesgo constante: ¿Puedes darte el lujo de ser conservador cuando el mundo a tu alrededor está cambiando con rapidez?

Compromisos tangibles y la mirada al futuro

A pesar de las críticas que pudo haber recibido, Sánchez no se hizo esperar al comprometerse a una reducción de la jornada laboral y a aumentar el salario mínimo. “No somos como otras izquierdas que están más en la reivindicación que en la transformación,” dijo. Por un momento, imaginé a mi abuelo, un ferviente comunista, intentando digerir ese mensaje. Resulta contradictorio pensar que cambios tan importantes requieren tanto tiempo y voluntad política cuando hemos vivido en un país donde las frases vacías han sido el pan de cada día.

Con las elecciones autonómicas en Andalucía y las generales del 2027 a la vista, es comprensible que la urgencia de cumplir promesas y de impactar positivamente en la vida de los ciudadanos sea inminente. El tiempo apremia, y los compromisos alejados de la realidad tal vez sean la razón por la cual muchas personas sienten que la política está desconectada de sus vidas cotidianas.

Un llamado a la unidad de la izquierda

La frase “La izquierda que puede” también aparece en el discurso de Sánchez. ¿Pero de verdad existe una unidad en la izquierda española? Con la coalición de Sumar en el horizonte, la pregunta se vuelve crítica. La realidad de una izquierda fragmentada hace que la tarea de gobernar sea aún más complicada. Los ciudadanos suelen estar ansiosos por ver a sus líderes trabajando juntos, pero esto a menudo se ve empañado por las rivalidades internas.

El reto está en demostrar que, a pesar de las diferencias, la izquierda puede presentar una alternativa creíble frente a la ultraderecha, a la vez que intenta recuperar el terreno perdido en regiones como Galicia. La división entre izquierda y derecha puede parecer más marcada que nunca, pero ¿es realmente así? Cuando se juega con las emociones de las personas, las líneas se vuelven borrosas.

Reflexiones finales: un futuro incierto

Para cerrar, el discurso de Sánchez en el XV Congreso del PSdeG reveló muchas capas de la situación política en España. La advertencia sobre la amenaza de seguridad europea, la crítica a la ultraderecha, y el compromiso con los derechos laborales son elementos que resuenan con la necesidad de cambios profundos en la política. Pero, ¿será suficiente?

Conociendo a los votantes —que al final son los que deciden el rumbo del país— es válido preguntarse: ¿están dispuestos a esperar otro ciclo electoral en busca de un cambio real? La política, como la vida misma, requiere adaptación y, a veces, un poco de humor para no perderse en la maraña de promesas y discursos.

Las palabras de Sánchez suenan bien, pero ¿llegará el momento en que los actos lo respalden? Esa es, tal vez, la pregunta que todos deberíamos tener en mente mientras miramos hacia el horizonte político de España.

En fin, en un mundo lleno de incertidumbres, la única certeza es que los ciudadanos quieren ser escuchados, y para ello, la política debe dejar de ser un juego de ajedrez donde solo unos pocos mueven las piezas. La gente anhela transparencia, conexión y, sobre todo, acción. ¿Es este el camino que el PSOE tomará en el futuro? Solo el tiempo lo dirá.

¡Y que el tiempo no se detenga!