En un rincón del sureste de España, donde las lluvias son más escasas que un billete de lotería premiado, se encuentra El Llano del Beal. Este pequeño pueblo vive con el temor de que sus recursos hídricos se agoten, mientras que a apenas diez minutos en coche, el opulento campo de golf de La Manga Club riega sus céspedes a mansalva. Aún así, un manto de lluvia recibió a sus 1,349 habitantes este Año Nuevo, como un regalo del cielo después de un 2023 seco, donde apenas se recogieron 150 l/m². Ciertamente, el agua es un bien preciado, pero no es el único motivo de celebración. Hoy, el Real Madrid juega en Cartagena, donde se enfrentarán a la local Deportiva Minera, un equipo que no solo representa a su afición, sino también la lucha de un pueblo que ha resistido embates mucho más feroces que un simple partido de fútbol.

Una historia de resistencia y unidad

Imagina un grupo de vecinos enojados, un par de pancartas y un deseo ardiente de proteger su hogar. Eso fue El Llano en 1985, mientras enfrentaban la amenaza de la minería que pretendía eliminar una parte de su territorio. Con la chispa de un movimiento vecinal encendido por el líder Antonio Vidal, decidieron que no podían quedárselo cruzados de brazos. «Todo empezó cuando cortamos durante 30 horas un camino de servicio para impedir el paso de la maquinaria pesada», decía Antonio, echando la vista atrás. ¿Quién pensaría que esa acción sería el catalizador que galvanizaría a una comunidad entera? Fue un acto de resistencia que resonó no solo en la localidad, sino también en los pasillos políticos: encadenamientos, acampadas y hasta un viaje al Parlamento Europeo.

Los recursos hídricos pueden ser precarios, pero la unión del pueblo nunca lo ha sido. El llano ha sido uno de esos lugares donde el desasosiego se transforma en determinación y, por ende, en acción. La historia se repite, y hoy, con la disputa ante el poderoso Real Madrid a la vista, la afición ha recuperado un antiguo grito de guerra: «El Llano resiste». ¿Hay algo más poderoso que un pueblo que encuentra fortaleza en su historia para enfrentar a una de las entidades más grandes del fútbol mundial?

La Deportiva Minera: un símbolo de comunidad

La Deportiva Minera no es solo un club de fútbol; es el alma de El Llano del Beal. Así lo hace sentir Antonio Vidal, que además de ser un prolífico directivo, simboliza la unión entre el equipo y su comunidad. «El equipo y el pueblo somos uno, una familia», confiesa, y no se puede evitar que los recuerdos fluyan. Sin embargo, la historia de resistencia va más allá. En aquellos días de lucha, el equipo salió a calentar en sus partidos llevando camisetas con el lema «Cuidado con El Llano». ¿Puede haber algún tipo de vínculo más significativo que el que existe entre un equipo y su comunidad?

La lucha culminó con la venta simbólica de los activos de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya a Portmán Golf, bajo un contexto de tensiones y compromisos vecinales. Hoy, a pesar de los residuos mineros que siguen presentes, un nuevo capítulo parece estar escribiéndose. Con la espera de la regeneración de 700 hectáreas gracias a un presupuesto de 110 millones de euros del Ministerio de Transición Ecológica, el futuro, aunque incierto, empieza a parecer más prometedor.

La renacida afición del llano del beal

No todo se basa en historia. La afición de El Llano está más viva que nunca, con un enorme impacto en el equipo. Hoy, la Deportiva Minera tiene un presupuesto que ha crecido hasta 800,000 euros gracias a la presidencia de José Blaya, un empresario que ha impulsado la renovación del club en momentos críticos. La afición sabe que su equipo está representando algo más grande que el fútbol: representa su identidad, su lucha y su historia; y en su rincón de Cartagena, esas guitarras están listas para sonar.

¿Y qué tal si te cuento sobre Arturo Pérez-Reverte, el jugador cuyo apellido hace eco en los corazones de muchos? Sí, es el sobrino del famoso escritor, y más allá de eso, es un cartagenero de pura cepa y madridista de corazón. Al igual que muchos otros, sueña con el partido de esta noche como un premio a su profunda dedicación. Arturo lleva consigo el peso de un apellido famoso, pero también la pasión de su pueblo. «Nunca se me dio la oportunidad de jugar contra el Madrid en la Copa, así que ahora, al final de mi carrera, este partido es un premio a tantos años», apunta con la voz trémula de emoción.

¿Desesperación o esperanza?

En este contexto, no podemos evitar preguntarnos: ¿qué significa enfrentarse al Real Madrid para un equipo como la Deportiva Minera? En esencia, un juego que representa la esperanza contra el gigante que se ha convertido en un sinónimo de éxito. La afición, que ahora asciende a 512 socios, representa el 38% de la población del pueblo, lo que demuestra que cada grito desde las gradas resuena en toda la comunidad.

Cuando los Pérez-Reverte se sienten en las gradas del Cartagonova, no solo están apoyando a su equipo, sino representando la voz de un pueblo que ha luchado para estar aquí. Muchos de ellos son como tú y como yo, personas que han enfrentado luchas, lágrimas y risas en el camino. ¿Alguna vez te has hecho la pregunta de cómo se sienten al vivir algo así? La historia de la Deportiva Minera es un recordatorio de que a veces, el verdadero triunfo no está en el marcador final, sino en el simple acto de mostrar resistencia y unidad frente a las adversidades.

La historia continúa

Mientras los fanáticos se preparan para el partido, los ecos del pasado se alzan junto a las expectativas del presente. La historia de El Llano del Beal es un hermoso tapiz de experiencias humanas que se entrelazan en cada grito de ánimo de la afición. El llano resiste, y a través de la Deportiva Minera, nos recuerdan que el espíritu de lucha perdura. ¡Viva el fútbol! ¿No es magia pura?

En resumen, cuando la Deportiva Minera patee el balón contra el Real Madrid, no solo estará en juego un puesto en la Copa del Rey, sino el alma de una comunidad que ha demostrado que la lucha y la unidad pueden cambiar el rumbo de una historia. ¿Y quién puede ponerle un precio a eso? ¡A por ello, El Llano! ¿Listos para hacer historia una vez más?