¿Te acuerdas de esos días en el instituto, sentados al borde de nuestros pupitres, con el corazón latiendo rápido y una pequeña gota de sudor deslizándose por nuestra frente mientras el profesor llenaba la pizarra de fórmulas incomprensibles? Bueno, esos días están de vuelta, pero ahora con un giro dramático; imagina sumarle la incertidumbre sobre un examen que va a marcarnos de por vida. Ah, la selectividad, ese rite de paso que nos prometió un futuro brillante… Pero, ¿realmente es así?
Recientemente, más de 300.000 estudiantes en España están enfrentando una situación de verdadero caos por el retraso en la comunicación de las novedades sobre la nueva versión de la Selectividad. Este asunto ha llevado a una serie de protestas masivas que han sacudido todo el país, desde Madrid hasta Murcia, y cada rincón donde haya un joven con un sueño universitario.
Comunidades autónomas: ¿dónde están los planes?
Mientras que muchos de nosotros atesoramos nuestras adolescencias llenas de libros y apuntes, los estudiantes actuales están lidiando con una incertidumbre que haría que cualquiera de nosotros frunciera el ceño. La nueva Selectividad tiene a los jóvenes pidiendo respuestas, pero las comunidades autónomas parecen haber tomado una siesta colectiva. Un día tras otro, las aulas del Bachillerato están viendo un mar de pupitres vacíos, mientras suena el eco de la frustración de miles de estudiantes.
No se sorprendan si alguna vez escuchan a un estudiante gritar “¡Yo sólo quiero saber cómo será el examen!”, porque esa es la queja más común. No es para menos. Roser Tordera, una joven de 17 años que cursa Bachillerato Artístico, expresó con desesperación que “no sabemos nada”. Es triste, pero parece que la información es tan difícil de encontrar como esa legendaria fuente de la juventud.
La voz de los estudiantes: protestas por doquier
El Sindicato de Estudiantes ha convocado huelgas y concentraciones en más de medio centenar de ciudades. Aunque algunos directores de institutos afirman que la protesta no ha tenido repercusiones, es imposible ignorar cómo la juventud se ha movilizado en busca de un futuro mejor. ¡Y qué adrenalina debe ser manifestarse frente a la sede de la Consejería de Educación en Madrid, al lado de tus compañeros de clase!
Por otro lado, tengo que confesar que cuando era estudiante, apenas se nos permitía levantar la voz en las aulas; así que ver a las nuevas generaciones unirse y ser escuchadas es un soplo de aire fresco. “La ansiedad se siente”, dice Aarón Ceballos, otro adolescente que sueña con ser psicólogo. Un aplauso para ellos, porque abrirse paso en tiempos de incertidumbre es toda una hazaña.
La presión de la nota de corte: ¡qué sufrimiento!
Y, por si eso no fuera suficiente, la presión de obtener una buena nota de corte lleva el caos a un nivel completamente nuevo. Teniendo en cuenta que hay grados como Relaciones Internacionales y Derecho que tienen notas de corte más altas que algunas carreras de Medicina, no es difícil comprender el estrés constante. Elísabet, una estudiante que aspira a esos altos niveles, admitió que la situación “es puro sufrimiento”.
A medida que los estudiantes se preparan para la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), el hecho de que ni siquiera saben cómo serán evaluados en sus exámenes genera ansiedad. ¿No es irónico? Estudian duro, solo para encontrarse en una nube de confusión debido a la falta de información.
La frase “no sé cómo realizar mis exámenes” se escucha cada vez más, y los profesores están, se puede decir, igual de perdidos. Los docentes no tienen claro cómo evaluar a los estudiantes, lo que no facilita las cosas para nadie. ¿Es que hay algún libro de jugadas para manejar una crisis educativa? Sería una buena idea hacer uno.
La respuesta de las autoridades: más promesas que soluciones
El Gobierno español aprobó un decreto en junio que regula la nueva Selectividad, sentando las bases para lo que debería ser una transición ordenada. Sin embargo, es evidente que las comunidades autónomas han olvidado que “la información es poder”, tanto para los estudiantes como para los educadores. Mientras tanto, los estudiantes continúan esperando pacientemente que se desplieguen los nuevos modelos de examen.
La consejera andaluza de Desarrollo Educativo y FP, Carmen Castillo, ha mencionado que se están reuniendo comisiones interuniversitarias con inspectores de educación, pero el tiempo está en su contra y los alumnos están atrapados en esta maraña burocrática. ¿Quién se imaginaría que llegar a la universidad en 2023 sería un juego de adivinanzas?
El impacto de la incertidumbre en la salud mental
Podemos debatir durante horas sobre la cantidad de presión que enfrentan los estudiantes, pero al final del día, se trata de su bienestar mental y emocional. Desde esta perspectiva, el impacto de la falta de información es devastador. Una simple pregunta retórica: ¿es este el tipo de preparación que merecemos?
Aunque cada generación tiene sus propias luchas, hay una línea que no debe cruzarse: ignorar el estrés que estos jóvenes están experimentando. La salud mental no se toma en serio a menudo en el ámbito educativo, y las protestas son solo un grito desesperado de ayuda. Antoni González Picornell, presidente de la federación estatal de directores de institutos públicos Fedadi, enfatiza la necesidad de que se hagan públicos los nuevos modelos de examen. Puede que parezca algo básico, pero en realidad puede cambiar el juego para miles de estudiantes.
Un vistazo a la historia de las protestas
La primera protestas de este ciclo se produjeron hace una semana en Murcia, donde casi dos mil estudiantes alzaron sus voces frente a la Consejería de Educación, solo para encontrarse con una dura respuesta policial. De hecho, algunas imágenes de esos enfrentamientos, en los que se lanzaron huevos y limones, se volvieron virales, mostrando lo lejos que una simple incertidumbre puede llevar a los estudiantes. Desde luego, no es el tipo de atención que cualquier gobierno querría atraer.
Las protestas del viernes último han sido más pacíficas pero igualmente significativas, con concentraciones en varias ciudades, como Madrid y Barcelona. La determinación de estos estudiantes es digna de admiración; quieren no solo respuestas, sino también ser escuchados.
Reflexiones finales: ¿hacia dónde van los estudiantes?
Como alguien que ha pasado por el sistema educativo, puedo decir que sentí el mismo pánico y ansiedad que ahora abarcan a los jóvenes de hoy. No es fácil construir el futuro sin información clara. Mientras las comunidades autónomas luchan por salir adelante con esta nueva Selectividad, es tiempo de que escuchen a sus alumnos. Quienes van a tomar esos exámenes, ¡sorpresa! Son personas con aspiraciones.
No tiene sentido seguir sumando presión sobre los estudiantes. Mientras continúen las dudas y la incertidumbre, las manifestaciones solo se multiplicarán. En un mundo donde los jóvenes son constantemente empujados a tener éxito, la necesidad de una comunicación clara y efectiva nunca ha sido tan importante.
Al final, la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿estamos preparándonos para un futuro brillante? Esperemos que la respuesta sea un rotundo sí, pero, por ahora, parece que el futuro es tan borroso como la última prueba de mates que tomaste. ¡Ánimo y suerte a todos los que enfrenten la nueva Selectividad, no están solos!