Las inundaciones que arrasaron la Comunidad Valenciana el 29 de octubre de 2024 no solo dejaron un panorama devastador en las calles y hogares, sino que también han desencadenado una serie de decisiones políticas que añaden una nueva capa de complejidad al ya intrincado mundo de la administración pública en España. Este artículo busca explorar el reciente decreto del Gobierno valenciano que, en medio de medidas urgentes para gestionar la crisis, oculta un hecho que ha suscitado controversia: la eliminación del límite salarial para altos funcionarios del Ejecutivo.

Un contexto de crisis y necesidad

¿Qué ocurre cuando la naturaleza muestra su fuerza y los gobernantes deben reaccionar de inmediato? La respuesta corta es que los retos son enormes, y las decisiones, a menudo, se toman en un clima de urgencia. Como ciudadano que ha presenciado numerosos episodios de crisis, uno de los más impactantes para mí fue la gran inundación de 2019 en mi localidad. Las sirenas, el caos, y el sentimiento de vulnerabilidad fueron el telón de fondo. Después de ese día, aprendí que la política a menudo se convierte en una batalla de narrativas. ¿Sucederá lo mismo en Valencia?

Cuando el Gobierno valenciano anuncia un nuevo decreto en respuesta a la DANA, muchos esperábamos que todas las medidas estuvieran enfocadas en gestionar la emergencia, los recursos humanos y la reconstrucción de la región. ¡Esos eran, al fin y al cabo, los temas de hoy! Pero, ¿quién podía adivinar que entre las líneas de un decreto de medidas extraordinarias se encontrara una disposición que habla de la eliminación del límite salarial para los altos cargos?

¿Una medida legítima o un camuflaje?

La nueva norma, que se presentó como parte de un esfuerzo más amplio para gestionar la crisis provocada por las severas inundaciones, es más que un intento de captar talento. En teoría, la propuesta busca atraer a personas con experiencia en gestionar crisis de gran envergadura, aquellos que pueden lidiar con situaciones caóticas y contribuir a la reconstrucción de una comunidad desgastada. Pero vamos a ser sinceros: ¿es realmente necesario elevar los sueldos de los políticos en este contexto?

La respuesta del Consell, que argumenta que la medida es necesaria para atraer «talento y capacidad», podría sonar a justificación. La realidad es que, mientras los ciudadanos luchan para recuperar sus vidas, algunos altos funcionaron verán cómo sus ingresos experimentan un aumento que, en tiempos como estos, puede parecer un insulto a quienes están lidiando con las secuelas de la DANA.

Los detalles del decreto: ¿Qué nos dice realmente?

La disposición adicional del decreto indica que los nuevos miembros del Consell y otros altos funcionarios pueden mantener los salarios de sus antiguos cargos, siempre que estos no superen el 15% del salario del presidente de la Generalitat. ¿Suena un poco confuso? ¡Lo es! Esta estrategia, en lugar de ser clara y directa, se presenta en un lenguaje burocrático. La verdad es que, a menudo, los gobiernos parecen optar por la complicación en lugar de la claridad.

Como alguien que ha trabajado en diversos ámbitos administrativos, lo que más me molesta es la tendencia a enroscar las decisiones en un lenguaje rebuscado. Sé que hay un dicho que dice que «la claridad es el primer paso hacia la transparencia». Parece que este decreto se ha alejado de esa idea.

La reacción del público y el entorno político

La polémica ha sido inmediata. En el momento en que se lanzó este decreto, las redes sociales pronto se llenaron de críticas, memes y comentarios sobre la decisión. Dado que muchos de los que critican la medida, como el Partido Popular (PP), fueron vocales en su oposición a los altos salarios en el gobierno anterior, el contraste resulta irónico. De hecho, es casi como una telenovela política que se desarrolla ante nuestros ojos. “Es que yo no era así en mi época”, podrían pensar algunos — una línea que también podría haber sido pronunciada por uno de esos personajes de series que amamos.

Desde el PP, se han hecho históricas críticas sobre el manejo de los salarios en el Consell liderado por Ximo Puig, a pesar de que durante su mandato, la actual administración de Carlos Mazón llegó a tener su salario más alto en la Diputación de Alicante. ¿Cuántas veces hemos visto esa narrativa política en la que los críticos de hoy pueden ser los defensores de mañana cuando cambian de bando? Demuestra que la política está llena de dobles discursos que muchas veces confunden a los ciudadanos.

¿Qué mensajes deja esta crisis?

La situación en Valencia nos invita a reflexionar sobre algunos puntos importantes:

1. La transparencia es un pendiente

Si hay algo que sigue siendo un tema candente, es la transparencia de los gobiernos. Cuando una decisión que potencialmente beneficia a altos funcionarios se oculta entre medidas de emergencia, genera dudas. ¿Qué es más importante, el bienestar de los ciudadanos o el confort de los políticos? Ahí lo dejo.

2. El valor de la crítica constructiva

Es fácil convertirse en un crítico cuando uno está en la oposición y luego olvidar esas críticas cuando uno mismo tiene el poder. La política sería un lugar mejor si aquellos en el poder reflexionaran sobre sus posicionamientos previos y adoptaran una postura más coherente y alineada con las necesidades de la sociedad.

3. Aprender de las lecciones pasadas

El incremento de sus sueldos debería ser un llamado a la necesidad imperiosa de revisar cómo se gestionan los fondos públicos. Los ciudadanos necesitan ejemplos claros y tangibles de lo que se invierte en el bienestar de la comunidad y no solo en salarios.

Conclusión: Un nuevo horizonte para la política valenciana

La DANA ha despertado muchos sentimientos y diversas respuestas en la sociedad. En lugar de guardar silencio sobre estos temas, es fundamental que los ciudadanos exijan respuestas claras y una rendición de cuentas efectiva. Tengo la sensación de que no somos solo observadores pasivos en esta historia; somos parte activa de un proceso que puede moldear el futuro.

Al final del día, el diálogo y la participación ciudadana son esenciales. Pero, ¿podremos superar este desánimo y trabajar colectivamente hacia un objetivo mayor? Apreciar lo que está en juego, sobre todo en momentos de crisis, requerirá mucho trabajo, honestidad y, sí, un poco de humor, porque en la vida, incluso en medio de las tormentas, nunca está de más reír un poco.

Al final, la gestión de una crisis como la DANA en Valencia no solo trata de gestionar inundaciones, sino también de gestionar la confianza de los ciudadanos en sus líderes. Si hay algo claro es que la confianza debe ganarse, no darse por hecho. La política es, en última instancia, un acto de servicio público. Quizás ese es el mensaje más importante que debemos retener mientras navegamos por estas turbulentas aguas.