En tiempos donde parece que el mundo se vuelve más acelerado y a menudo le damos prioridad a la economía sobre lo cultural, no es extraño encontrarme reflexionando sobre la importancia del patrimonio cultural en nuestras vidas. No sé ustedes, pero cada vez que visito una ciudad, la historia que resuena en sus muros me habla más que cualquier informe económico. Sin embargo, al parecer, en Madrid, esta conversación se encuentra atrapada en un tira y afloja administrativo que nos lleva a cuestionar su valor.
Patrimonio cultural: ¿Qué es y por qué debería importarnos?
Voy a dar un paso atrás y les pregunto, ¿cuándo fue la última vez que se detuvieron a pensar en el patrimonio cultural? Tal vez fue esa vez que visitaron un museo y quedaron maravillados por una pintura, o quizás fue la arquitectura impresionante de un edificio antiguo. Ah, esos momentos en los que nos sentimos pequeños, atrapados en el tiempo, mientras el arte y la historia nos abrazan con fuerza. Pero, ¿qué sucede cuando esos abrazos se vuelven más débiles? La Comunidad de Madrid parece estar en ese punto, suspendiendo el compromiso de destinar al menos un 1% del coste de cada obra pública a la conservación de nuestro patrimonio.
La ley que establece esta inversión fue aprobada en 2023, y, sorprendentemente, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha decidido que no es necesario cumplir con lo que ellos mismos han promulgado. Es una situación que me hace recordar los viejos días del colegio, cuando un compañero no cumplía con sus deberes y solo prometía que lo haría “mañana”.
La política de «no hay dinero»
Madre mía, ¿no les parece que la justificación de “no hay dinero” se les está quedando un poco anticuada? En el contexto actual, donde Madrid juega acoger eventos internacionales y establecerse como un centro cultural, es realmente desconcertante ver que el gobierno no ha cumplido con una ley que prometía no solo conservar, sino también enriquecer nuestro patrimonio. La diputada Alicia Torija de Más Madrid se ha manifestado al respecto, recordando cómo en 2013 ya se suspendió este tipo de partido con la excusa de la crisis económica. ¿No sería hora de aprender de los errores del pasado?
¿De verdad pensamos que la cultura es una carga económica? ¡Por favor! La cultura no solo enriquece nuestras vidas, sino que también atrae turismo, crea empleos y, en definitiva, contribuye a la economía. Si seguimos tratando el patrimonio cultural como un gasto y no como una inversión, estamos condenados a caer en la mediocridad.
El 1% cultural: una obligado incumplido
Permítanme compartir una anécdota. Hace un par de años, visité el Palacio Real en Madrid. Si no han tenido la oportunidad de hacerlo, ¡sería un pecado capital visitarla sin una camera! Allí pude contemplar la historia viva de España. Pero, al salir, no pude evitar pensar en cuántos edificios históricos en la ciudad podrían estar languideciendo por falta de fondos para su conservación. La Ley del Patrimonio Histórico establece que al menos el 1% de los contratos de obras públicas debe destinarse a esto.
Pero lo que se avecina es que, a pesar de esta ley, el Gobierno de Ayuso ha decidido congelar esos fondos en el presupuesto de 2025, comprometiendo así una fuente importante de financiación. Lo irónico es que mientras se habla de conservar el patrimonio cultural, también se recorta esa línea de inversión. Ni siquiera el 2% Cultural del Estado, que invierte en el patrimonio mediante el apoyo a proyectos en comunidades autónomas, parece ser suficiente para llenar las arcas de conservación en Madrid.
¿Y qué opinan los expertos?
Según la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, la decisión del gobierno de Ayuso es “lamentable” y refleja una política cultural “pasiva”. El vicepresidente de la asociación, Álvaro Bonet, subraya que esta política de administración parece vivir de las rentas, sin una estrategia activa para proteger nuestro legado. Y aquí viene la parte que me hace reír y llorar a la vez: ¿Realmente necesitamos que una cornisa se caiga para actuar? ¿Por qué la inercia es aceptable, pero la proactividad se considera un lujo?
Los impactos de una falta de inversión
Las repercusiones son graves. La historia nos muestra que cada euro que se invierte en cultura genera un retorno económico. No se trata solo de preservar los azulejos de una iglesia o un edificio, sino de mantener viva la identidad de la comunidad. Una inversión en el patrimonio cultural es una inversión en la educación, el turismo y, a la larga, en emprendimientos locales. Si observamos, en el año 2024 se espera que se destinen unos 80 millones de euros por parte del Gobierno central. Pero a nivel local, la falta de compromiso del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso es preocupante.
¿La Cultura como lujo?
Se dice que en tiempos de crisis, la cultura es lo primero que recortamos, como si pensar, reflexionar y disfrutar del arte fueran dones que solo deberíamos permitirnos en épocas de bonanza. Estoy seguro de que algunos de ustedes, al igual que yo, hemos experimentado esa situación. ¡No tengo tiempo para ir a un museo! ¡Tengo que trabajar para pagar las cuentas! Sin embargo, ¿no es la cultura lo que nos nutre como sociedad? A veces siento que estamos atrapados en un ciclo, donde se prefiere invertir en obras de infraestructura que no conectan con nuestras raíces culturales.
En mi opinión, deberíamos cuestionar la premisa de que la economía y la cultura están en conflicto. Deberíamos mirar hacia esos países que han logrado equilibrar los dos aspectos. El gobierno de Pedro Sánchez ha ofrecido cifras prometedoras al anuncio de aumentar el presupuesto para el patrimonio. ¿Y Madrid? En comparación, la comunidad parece estar en la senda equivocada, dejando un legado olvidado.
Reflexiones finales
Aunque Madrid se jacta de ser un centro cultural de relevancia global, sus decisiones sobre el patrimonio cultural no están a la altura. Con el recorte de los fondos destinados a la conservación y la falta de compromiso para fortalecer nuestro patrimonio, el futuro se ve sombrío.
A medida que escribo esto, me pregunto: ¿qué legado estamos dejando a las futuras generaciones? La historia no es solo un recuerdo; es un hilo que conecta nuestro pasado con el futuro. Y este hilo no solo necesita ser mantenido, sino también bordado con los colores de la inversión y el compromiso.
¿No les gustaría ver a Madrid no solo como una ciudad del presente, sino como una metrópolis que brilla por su historia y su cultura? Así que, si alguna vez están en una conversación sobre la cultura, no pierdan la oportunidad de subir la voz y recordar que invertir en patrimonio cultural es invertir en nuestro futuro común. ¡Viva el patrimonio!