Desde que la guerra en Ucrania irrumpió en la escena global, el tema de la reintroducción del servicio militar obligatorio ha cobrado relevancia en varios países europeos. Mientras que en lugares como Letonia y Lituania el debate está tomado en serio, en España parece que el tema sigue siendo un “melón” que nadie se atreve a abrir. En este artículo, exploraremos por qué el servicio militar ha sido motivo de controversia tanto históricamente como en el contexto actual, y examinaremos qué significa para España esta falta de discusión sobre un asunto que podría tener implicaciones serias.

La guerra en Ucrania: ¿un catalizador para la mili?

La guerra en Ucrania ha cambiado la forma en que muchos europeos perciben la defensa nacional. En un momento dado, parecía que la profesionalización de las fuerzas armadas era la única ruta viable. Muchos países de la UE abolieron el servicio militar obligatorio en las últimas décadas, como parte de un movimiento hacia un ejército profesional. Pero ahora, la creciente incertidumbre geopolítica ha reavivado los debates sobre la necesidad de tener un ejército preparado y capaz ante posibles amenazas.

¿Recuerdan cuando eramos jóvenes y nuestros abuelos nos contaban historias sobre la guerra? Parece que cada generación tiene algún evento dramático que les hace mirar la defensa nacional con nuevos ojos. En el contexto de hoy, parece que a muchos les gustaría volver a esa época de “mili”, aunque tal vez lo vean más como una aventura que como un deber. ¿Qué tan cierto es que todos los cambios son positivos?

La reacción española: un “no” rotundo

En España, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha sido clara al afirmar que la reintroducción del servicio militar obligatorio no está en la agenda. “En absoluto”, respondió a la pregunta de si se había considerado esta posibilidad. Esta postura ha sido respaldada tanto por el Partido Popular (PP) como por Vox, quienes están más enfocados en mejorar la situación de las Fuerzas Armadas profesionales que en revivir un sistema de conscripción que muchos consideran desfasado.

Pero, ¿es esta falta de interés por la mili un signo de complacencia, o simplemente una señal de que los españoles son, en su mayoría, indiferentes a la guerra en Europa? No olvidemos que, como en muchas decisiones políticas, hay muchas cosas en juego, y la falta de consenso es una de ellas. Reflexionando sobre esto, me pregunto: ¿qué hará falta para que esta conversación se desate en nuestro país? ¿Una crisis internacional?

Historia reciente de la mili en España

Los ecos del servicio militar obligatorio en España aún resuenan en la memoria colectiva. La conscripción fue abolida en 2001, pero la historia de la mili se entrelaza con los movimientos de objeción y desobediencia civil de las décadas de 1980 y 1990. Muchos de aquellos que cumplieron con su deber en los últimos años de la mili todavía comparten anécdotas ruidosas y algunas más bien hilarantes sobre su experiencia.

Recuerdo mi conversación con un viejo amigo que hizo la mili en los años noventa. Su relato sobre pasar días enteros cavando agujeros en el campo me hizo recordar cómo el servicio militar se convirtió en una especie de rite de passage. “Todo el mundo pasaba por eso”, decía. Pero ¿era realmente una actividad productiva? O, como se dice, “la mili es solo una manera de educar a los jóvenes en la disciplina del aburrimiento”.

Objetores y desobedientes

La ola de objeción de conciencia que se dio a mediados de los años noventa fue, hasta cierto punto, una respuesta a la percepción general de que la mili era una pérdida de tiempo. La cifra de objectores alcanzaba los 127.304 en 1997, y muchos de estos jóvenes eligieron el camino de la prestación social sustitutoria como su forma de “salvar al mundo” mientras evitaban el cuartel. Esa combinación de deseos de hacer algo significativo y de eludir la mili creó una cultura de resistencia que todavía se recuerda con nostalgia por muchos.

Así que, ¿es la percepción de que el servicio militar es una “pérdida de tiempo” un reflejo de la experiencia histórica? ¿Por qué tantos jóvenes quisieron evitarlo a toda costa? Parece que España, en cierto modo, no ha sanado completamente de las cicatrices que dejó la conscripción obligatoria.

La sensibilidad geopolítica

La situación geopolítica actual también juega un papel importante en cómo se percibe la defensa en España. Si bien la región del Báltico ha mostrado una clara respuesta a la amenaza rusa reforzando sus políticas de defensa, en España este crudo sentido de urgencia parece ausente. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿es nuestra distancia geográfica suficiente para desviar la atención de la política de defensa?

Experts como Rafael Ajangiz, sociólogo y autor de varios trabajos sobre la mili, afirman que abrir el debate sobre el servicio militar obligatorio sería “un suicidio” político, y los datos respaldan esta afirmación. Pese a que la guerra en Ucrania ha hecho que muchos países reevalúen el valor del servicio militar, en España el foco parece estar en otros temas más inmediatos.

Comparativa internacional: ¿quién más quiere volver a la mili?

A nivel internacional, diversos países han comenzado a reconsiderar el servicio militar obligatorio. Lituania y Letonia, por ejemplo, lo han reintroducido después de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y el aumento de tensiones en la región. Sudáfrica, cuya historia de militarización es compleja, también está empezando a discutir la posibilidad de restablecer un modelo de conscripción. Esto plantea la pregunta: ¿es el contexto europeo una excusa suficiente para ignorar la necesidad de defensa en casa?

En el caso de Croacia, se está debatiendo introducir un servicio militar obligatorio de dos meses. La propuesta está en el aire, y la incertidumbre política podría desacelerar su implementación. No soy un político ni un experto militar, pero me pregunto: si esta medida funciona en otros lugares, ¿podría ser una solución válida también para España?

La percepción cambiante de “mili”

Tal vez lo más interesante de observar es cómo ha cambiado la percepción del servicio militar a lo largo de los años. Una vez visto como un deber patriótico, hoy la idea de servir en el ejército huele más a un resabio de un pasado del que preferiríamos no hablar. Pero aquí está el dilema: en una Europa cada vez más inestable, ¿podemos realmente permitirnos ignorar el papel que juega la defensa en nuestras vidas cotidianas?

Es fascinante pensar en cómo cambia la percepción del servicio militar según las circunstancias. ¿Están los jóvenes de hoy más alineados con la idea de servicio y sacrificio, o simplemente preferirían pasar su tiempo libre en TikTok?

Conclusión: el futuro de la defensa en España

Lo que está claro es que la falta de debate en España sobre el servicio militar obligatorio es symptomática de algo más profundo: un país que, en muchos sentidos, se siente desconectado de las realidades de la defensa internacional. Con la aparición de nuevos retos y la creciente incertidumbre en la región, ha llegado el momento de discutir lo que significa la defensa hoy y cómo España puede responder a estos desafíos.

Mientras el resto de Europa entra en la era del “¿debería volver la mili?”, España parece contentarse con mirar a otro lado, en un trance de negación. Quizás lo más sensato sea abrir el debate, no solo por la posible reintroducción de la conscripción, sino por una discusión más amplia sobre el papel que debemos desempeñar en la comunidad internacional.

Al final del día, nunca se sabe cuándo un joven podría ser llamado de nuevo a formar parte de una “mili”. Pero mientras seguimos evitando la conversación, es probable que otros países continúen liderando el camino. Entonces, ¿seguiremos siendo los olvidados de la defensa en Europa o encontraremos nuestras propias respuestas a esta era incierta? Esto, amigos, es una pregunta que no es fácil de responder.