El inicio de cada enero en España es sinónimo de alegría, risas, caramelos y —sí, lo admito— un leve toque de nostalgia por la niñez. Las cabalgatas de Reyes, esas marchas coloridas donde la fantasía se mezcla con la realidad, nos transportan a un mundo donde todo es posible; al menos, eso es lo que pensamos muchos. Pero, como todo cuento que se precie, este tiene sus giros inesperados. En los últimos años, cada vez que las cabalgatas llegan con sus reyes magos y su promesa de regalos, también lo hacen un torrente de críticas sobre la utilización del blackface. Este tema ha sido objeto de discusión ardiente, no solo en las calles de ciudades como Sevilla, sino también en las redes sociales. Entonces, ¿qué está pasando realmente?

Un viaje incesante en el tiempo: la historia del blackface

Para aquellos que no estén familiarizados con el término, el blackface es la práctica de que artistas blancos se pinten la cara de negro para interpretar a personajes de raza negra. Esta tradición, que tiene raíces profundamente racistas y estereotipiadas, está en el centro de la polémica cada año en el contexto de las celebraciones de Reyes en España.

Mi abuela solía contarme historias sobre los Reyes Magos, y nunca, en sus relatos, mencionó que sus personajes debían ser representados a través de arrugas de betún. Pero, oh sorpresa, estos días parece que vivimos en una especie de bucle temporal donde la lógica y el buen gusto se olvidan cada año.

Recuerdo una vez que decidí ir a una cabalgata en mi ciudad natal. Era un evento familiar, pleno de risas y alegría, pero al ver a una persona blanca con la cara pintada de negro grité en mi interior: «¿En serio? ¿Otra vez?». Podría haber metafóricamente guardado mis caramelos de la decepción. La imagen que vi no era solo un espectáculo colorido, sino un reflejo de lo que algunos consideran un retraso social.

Críticas y opiniones en las redes sociales: el efecto de la viralidad

Las redes sociales han sido el escenario de un torbellino de emociones tras cada cabalgata. En un reciente evento en Sevilla, uno de los habitantes locales se expresó en la red social X: “Ni una persona negra. En pleno 2025. Es que es surrealista”. Este comentario, lejos de ser una mera queja, encapsula una frustración palpable. Más aún cuando vemos imágenes donde los pajes y beduinos también hacen su aparición con la cara pintada.

Es interesante cómo, en tiempos donde el activismo y la conciencia social parecen ser la norma, aún hay quienes creen que la tradición debe prevalecer por encima de la sensibilidad cultural. ¿Acaso no hay suficientes artistas y celebridades afrodescendientes en España para representar a Baltasar de una manera auténtica y respetuosa? La ironía se siente en el aire: “¿En Sevilla no hay personas negras?”. Claro que las hay, y muchas, pero el silencio en su representación es, honestamente, ensordecedor.

La respuesta cultural: Málaga da un paso adelante

Mientras Sevilla lidia con las criticas, una ciudad como Málaga ha decidido tomar las riendas de la situación. Este año, en su cabalgata, Baltasar será representado por un joven guineano que rescató a una mujer durante la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Un gesto que, sin duda, reconoce la diversidad y resalta la importancia de la representación adecuada.

Me imagino que el joven guineano, que será protagonista de este cuento moderno, no solo traerá caramelos, sino un mensaje de inclusión muy poderoso. Sería maravilloso ver cómo las ciudades españolas comienzan a imitar esta valiente decisión de incorporar representaciones auténticas y reales. Así que, aquí entre nos, ¿Qué podrían aprender otras ciudades de este gesto?

El impacto de las decisiones en las tradiciones

Hablar de tradiciones siempre es complicado, pues toca fibras emocionales. Cada niño(a) que va a una cabalgata con los ojos brillantes y el corazón palpitante tiene sus propias expectativas. ¿De verdad queremos arruinar esa ilusión con prácticas arcaicas que no aportan nada bueno? Es un dilema que nos lleva a plantearnos varias preguntas: ¿Las tradiciones deben adaptarse a los tiempos actuales? ¿Es el blackface un estigma que deberíamos dejar atrás para siempre?

Personalmente, me encantaría ver un cambio progresivo, donde las cabalgatas se convierten en celebraciones inclusivas. Lo más “normal” debería ser ver a Baltasar con la piel de un actor negro, representando con orgullo y dignidad el valor cultural que lleva consigo.

El eco de la voz popular: activistas andantes

Afortunadamente, hay cada vez más voces en contra del blackface. Grupos y activistas antirracistas han exigido cambios durante años. ¿Qué hace falta para que más gente se una a esta causa? Desde un lugar de empatía, creo que cada uno de nosotros, al asistir a una cabalgata, también tiene la responsabilidad de cuestionar y reflexionar sobre lo que vemos. No deberíamos quedarnos callados; nuestras voces cuentan. El silencio a menudo se traduce en complicidad.

Imagina ir a una cabalgata y ver una representación que refleje la verdadera diversidad de la comunidad. ¿No sería sorprendente? Algunos tendrán buenos recuerdos de un niño emocionado lanzando su mano con el caramelo entre los dedos. Pero, ¿acaso no sería aún más emocionante ver a esas personas que realmente existen, quienes podrían ser modelos a seguir para las nuevas generaciones?

El futuro: ¿hacia dónde vamos?

Dejemos que los hechos hablen por sí mismos. Tal como mencioné, muchas ciudades como Málaga están comenzando a cambiar. Si yo fuera adivino -y por si no lo sabían estoy bastante ansioso por ese tipo de cosas-, diría que en unos años esos cambios se convertirán en la norma. Con el auge de movimientos antirracistas a nivel global, no creo que nadie quiera ser recordado como el que representó la prejudicial tradición del blackface. El futuro es brillante, ¡y prometo no usar más metáforas de caramelos!

No obstante, estamos en un proceso. Este es un tema que necesita tiempo, conversación y, sobre todo, voluntad. Es crucial que cada uno de nosotros participe y sea parte del cambio, porque al final del día, todos queremos que la cabalgata de Reyes sea un espectáculo hermoso y sincero. Uno donde todos, sin distinción, podamos celebrar la diversidad y el amor.

En conclusión: reflexiones finales

¿Es este el año en que finalmente diremos adiós al blackface en nuestras cabalgatas? Me encantaría pensar que sí. Como amantes de las tradiciones, vale la pena cuestionar cuáles deberían continuar y cuáles es hora de dejar atrás. Ser parte de una celebración que sumariza nuestros valores como sociedad es lo que todos los que celebramos realmente queremos.

Así que, para todos mis amigos y colegas que asisten a las cabalgatas: cuando miren a Baltasar, que sea con la oportunidad de representar con dignidad y autenticidad lo que significa realmente ser un rey mago en España hoy. ¡Feliz año nuevo y esperemos que la festividad traiga cambios positivos!


Espero que este análisis haya sido de su agrado y que, tanto en calles como pantallas, podamos seguir conversando sobre este importante tema. Al final del día, lo importante es celebrar, pero hacerlo de una manera que represente y respete a todos.