El escenario patrimonial español ha tenido sus momentos de gloria a lo largo de los siglos, pero también ha sido testigo de algunos conflictos que harían que cualquier drama de televisión pareciera un paseo por la plaza. En el epicentro de esta disputa se encuentra el monasterio de Sijena, un lugar que no solo es emblemático por su historia, sino por el tesoro de piezas que alguna vez estuvieron bajo su custodia y que hoy están en el centro de un intenso cruce de acusaciones entre las comunidades autónomas de Aragón y Cataluña. Así que, abramos las puertas atrás de este fascinante conflicto, ¡y que empiece la función!

El origen de la disputa patrimonial

Todo comenzó en 1970. Las monjas del monasterio de Sijena se mudaron, dejando atrás un legado de arte y cultura; un centenar de piezas de arte fueron vendidas a la Generalitat de Cataluña. Vamos, ¡quién podría imaginar que la “mudanza” de unas monjitas provocaría tal revuelo! No obstante, esa venta se tornaría motivo de uno de los conflictos más duraderos en la historia cultural reciente de España, especialmente porque las monjas vendieron las obras por 50 millones de pesetas. Pero ah, ¡el diablo está en los detalles!

Fue en 2015 cuando un juez de Huesca consideró nula la venta. Resulta que para vender estas piezas, era necesario un visto bueno de los organismos responsables — algo que claramente no se obtuvo. Aquí es donde la trama empieza a retorcerse, como cualquier un buen guion de thriller. Siguiendo esta decisión judicial, el Tribunal Supremo también dictó que la venta era ilegal y que esos bienes formaban parte indivisible del monasterio. Pero como diría mi abuela, “donde hay fuego, hay humo”; la controversia no hizo más que arder.

La culpabilidad del ministerio de Cultura

El actual ministro de Cultura, Miquel Iceta, se hizo eco de esta controversia al referirse al «expolio» de las piezas durante un debate en el Senador; asegura que las obras de Sijena son de Aragón, y no entiende cómo se ha llegado a este punto. Pero claro, la Generalitat no iba a quedarse callada y el senador de Junts, Francesc Xavier Ten, no tardó en reaccionar, clamando por una amnistía a la causa judicial. ¿Amnistía? Eso suena más a una novela de ciencia ficción que a un debate político real. Aunque, claro, uno nunca puede subestimar la capacidad de conflicto que poseen estos temas en la península.

Un portavoz indignado

En medio de este tinglado, Jorge Azcón, presidente del PP en Aragón, se sintió en la necesidad de batir el pecho y salir a defender el legado aragonés. Según él, es inconcebible que una sentencia judicial sea calificada como un «acto político». ¡Y a quién no le gustaría ver una pelea verbal en la arena política española! Azcón, en su discurso, enfatizó la importancia de respetar las instituciones, porque, ¿a quién le gustaría que su legado cultural terminara en una batalla legal entre gobiernos?

Luego, Fernando Ledesma, portavoz del PP en las cortes de Aragón, también decidió entrar al ring. Le exigió al ministro Iceta que se disculpara y admitiera que “la región jamás va a permitir el expolio una vez más”. ¡Literalmente un Walter White de los patrimonios! Uno solo espera que no se tenga que llegar a medidas dramáticas como las de la serie “Breaking Bad” en esta historia.

La sorprendente respuesta del PSOE

La controversia continuó cuando Mayte Pérez, portavoz del PSOE de Aragón, salió a exigir respeto, ¡como si se tratara de un duelo de espadas! La portavoz estaba claramente harta de lo que especificó como «soberbia intelectual» de los independentistas que critican cómo se cuida el patrimonio aragonés. En un tono bastante mordaz, recordó que cuando esos patrimonios no eran de su agrado, los tenían guardados en cajas, lejos de la vista del público. Entre tanto, me pregunto, ¿es un buen día para recordar cuál es el verdadero propósito de cuidar el patrimonio?

Un recorrido por las piezas de Sijena

Para quienes no están al tanto, el llamado «tesoro de Sijena» es una colección de arte religioso que incluye esculturas y ornamentos litúrgicos. Más de 50 piezas llegaron a Aragón en 2016, y otras varias en 2017, durante la aplicación del artículo 155 que permitió al Gobierno central asumir el control en Cataluña.

Sin embargo, las piezas siguen sin ser expuestas al público, tal como la última tortuga en una carrera de lentos. En 2025, se espera que se reabra el espacio donde se exhibirán, y muchos se preguntan, ¿habrá que esperar tanto tiempo para ver cómo se resuelve esta saga?

Conclusiones agridulces sobre la política y el patrimonio

La actual situación del patrimonio en España no solo revela tensiones políticas, sino también la importancia de reconocer y proteger el legado cultural. En un país donde los conflictos de identidad son parte del día a día, es esencial que todos comprendan que el patrimonio no debería ser una herramienta política. Cada una de estas piezas, en su propia forma, cuenta una historia sobre el pasado, y es responsabilidad de las instituciones, en lugar de ser motivo de disputas, protegerlas adecuadamente.

Así que, ¿qué nos depara el futuro? Con un juicio al exconsejero catalán programado para el 21 de noviembre y el potencial de nuevos giros dramáticos en este épico enfrentamiento, el caso Sijena seguramente sigue “vivo” en el programa de política patrimonial de España.

Estoy seguro de que algunos de ustedes, estimados lectores, pueden estar sintiendo un ligero dolor de cabeza al intentar seguir la historia pero, como dice el dicho, «la historia tiene muchas historias que contar». ¿Nos quedaremos a vislumbrar el desenlace? ¡Eso espero! Así que no se vayan muy lejos y manténganse atentos a esta serie política que parece un sinfín.

Y recuerden, siempre es bueno tener un pie en la historia y otro en el presente… a menos que uno esté arriesgando su patrimonio.