La vida de un creador de contenido puede ser tan impredecible como un tutorial de cocina que termina en incendios y platos voladores. Un claro ejemplo de esto es el youtuber HRom, cuyo verdadero nombre es Alberto Romaña. Este joven de 28 años se ha encontrado en el ojo del huracán tras unas controvertidas acusaciones de la Guardia Civil en España. Mientras algunos lo ven como un “buen chaval” que simplemente quiere compartir su pasión por la ciencia, otros lo categorizan como un “terrorista” que enseña a fabricar explosivos. En este artículo, vamos a desglosar el caso de HRom y las implicaciones más amplias sobre la responsabilidad de los creadores de contenido en la era digital.
De la ingeniería a YouTube: la evolución de HRom
Antes de entrar en la controversia, hablemos un poco sobre quién es HRom. Estudió ingeniería industrial en Bilbao. Como muchos jóvenes de su generación, comenzó a crear contenido en internet como una forma de canalizar su creatividad. Con más de un millón de suscriptores en su canal de YouTube, HRom ha creado una mezcla de entretenimiento y educación. La mayoría de sus vídeos ofrecen tutoriales sobre conceptos ingenieriles accesibles para cualquier persona dispuesta a aprender.
Al recordar mis propios intentos de crear un canal de YouTube sobre jardinería, donde finalmente todo lo que logré fue llenar mi sala de macetas y tierra, no puedo evitar sentir una mezcla de admiración y compasión hacia aquellos que tienen éxito en esta plataforma. Pero, ¿qué sucede cuando la línea entre la ciencia y la irresponsabilidad se vuelve borrosa?
El desmantelamiento del “taller clandestino”
Fue el pasado viernes cuando la Guardia Civil anunció el desmantelamiento de lo que describieron como un “taller clandestino” de fabricación de explosivos en Cantabria. La noticia resonó en los medios, y pronto se reveló que el youtuber en cuestión era, efectivamente, HRom. La operación se llamó Sputnik, un nombre que evoca imágenes de cohetes y ambiciones astronómicas —tal vez no el mejor término para describir un taller de explosivos caseros.
¿Era realmente un laboratorio de explosivos?
HRom ha insistido en que lo que sucedió fue una redada desmedida. Según él, la Guardia Civil llegó a su hogar con un despliegue de hasta 18 agentes, preguntándose por qué sus vídeos de “entretenimiento educativo” lo habían llevado a esta situación. “Cuando llegaron no encontraron absolutamente nada”, argumenta. Su defensa es convincente —por lo menos para quienes lo siguen— pero plantea una pregunta crucial: ¿cuál es la responsabilidad de un creador de contenido cuando sus vídeos pueden ser malinterpretados o mal utilizados?
Contenido peligroso o curiosidad científica
Uno de los aspectos más debatibles de esta historia es el contenido que HRom ha creado a lo largo de los años. Desde vídeos donde enseña a fabricar un aerogenerador casero hasta tutoriales más cuestionables sobre la creación de un lanzallamas. En un vídeo que subió en 2015 sobre cómo hacer napalm, advirtió a sus seguidores: “No me hago responsable de las locuras que hagáis”. Aquí la pregunta retórica en mi mente podría ser: ¿acaso no es suficiente advertir cuando estás mostrando a la gente cómo jugar con fuego?
En este contexto, lo que parece ser un meramente “llamativo” contenido para atraer suscriptores se convierte en una línea delgada. Justo como cuando veo un vídeo de alguien creando un volcán casero y me pregunto si debería intentar hacerlo con mis hijos o si eso solo acabaría inundando la casa de bicarbonato y vinagre (aunque, admito que sería una anécdota divertida para contar). Pero volviendo a HRom, la situación se intensifica: sus tutoriales no solo atraen a jóvenes curiosos, sino también a aquellos con intenciones más oscuras.
De la creación de contenidos al juicio social
Las preocupaciones de la Guardia Civil se centran en cómo el contenido de HRom podría haber influido en otros. Se menciona el caso de un individuo en Pontevedra que fue condenado por fabricar explosivos y que supuestamente siguió los tutoriales de HRom. ¿Estamos realmente en un punto donde los creadores de contenido pueden ser considerados responsables de los actos de sus seguidores?
Aquí es donde el debatido concepto de «responsabilidad creativa» entra en juego. Personalmente, me asusto solo al pensar cuánto poder tiene un creador en la vida de sus seguidores. Recuerdo cuando publiqué un tutorial sobre la “mejor manera de cuidar suculentas”. Un mes después, uno de mis seguidores inundó su casa porque había sobrepasado la recomendación de agua. ¡Y yo pensando que sería un éxito! Entonces, ¿cómo elijo el contenido que comparto?
La defensa de HRom: un buen chaval en apuros
A medida que la controversia se intensificó, HRom se defendió en un vídeo de cuatro minutos. En él, reiteró que nunca quiso perjudicar a nadie y describió cómo había cambiado su enfoque hacia contenido más educativo. “Sinceramente, creo que ha sido una operación completamente desmedida que simplemente está hecha para acabar conmigo”, enfatiza. Su argumento tiene resonancia, especialmente en la era de la cancelación donde el juicio social puede terminar con una carrera en cuestión de minutos.
Al leer esto, me pregunto cómo sería mi vida si un viejo vídeo de mí intentando hacer slime en mi cocina saliera a la luz y la gente pensara que estoy fomentando comportamientos peligrosos con el uso excesivo de colorante para alimentos. ¿Están mis 15 minutos de fama condenados por un malentendido?
Reflexiones sobre la creación de contenido en el siglo XXI
Este caso plantea algunas reflexiones importantes sobre la ética de la creación de contenido. En el contexto de la educación y el entretenimiento en plataformas como YouTube, ¿hasta dónde puede llegar un creador sin enfrentarse a la crítica? La línea es, sin duda, difusa. Cada creador tiene la responsabilidad de considerar el impacto de lo que comparten y cómo se percibe.
Por otro lado, también existe un interesante dilema de libertad de expresión. ¿Deberían los creadores de contenido tener derecho a explorar temas controversiales? La comunidad digital es más que una simple colección de vídeos; es un entramado de ideas, opiniones y, a veces, interpretaciones muy diferentes de una misma realidad.
La comunidad digital y la empatía
A través de la controversia, la comunidad de HRom ha mostrado un fuerte apoyo, lo que habla sobre el compromiso de sus seguidores. Se ha generado un diálogo en redes sociales donde muchos defienden su rol como divulgador científico, destacando su cambio a contenido más seguro. Esto se asemeja a la defensa apasionada que muchos de nosotros hacemos por nuestros amigos cuando se encuentran en apuros. ¿No es esa la esencia de la comunidad? Ver por el bienestar de los demás, incluso si sus intenciones eran irónicas o mal interpretadas.
Conclusión: ¿la responsabilidad de HRom o de la comunidad?
Finalmente, la historia de HRom nos invita a reflexionar sobre la dualidad entre creatividad y responsabilidad. Todos somos culpables de actuar sin pensar de vez en cuando, pero en el vasto océano digital en el que navegamos hoy, cada youtuber, cada tiktoker y cada streamer debe ser consciente del poder que tienen.
La comunidad digital también debe hacer su parte. Regular y aportar al diálogo de lo que consumimos nos ayudará a proteger no solo a los creadores, sino también a nosotros mismos. Después de todo, así como no dejaríamos que un niño juegue con un cóctel Molotov, quizás sea hora de establecer límites en el contenido que consumimos.
A medida que seguimos el desarrollo del caso de HRom, una cosa es segura: la educación es un arma poderosa, y cómo la usamos puede cambiar no solo nuestras vidas, sino también las de otros. ¿Estás preparado para enfrentarte a este dilema en la era digital?