El FC Barcelona sigue siendo el líder indiscutible de La Liga, pero no lo ha tenido fácil, y su última victoria ante Las Palmas fue un ejemplo perfecto de la montaña rusa que es esta competición. Con Hansi Flick al mando, los culés se las vieron con un rival que parecía tenerles medida, pero a pesar de los múltiples altibajos, lograron hacerse con los tres puntos. ¿Puede ser esta la temporada en la que el Barça finalmente recupere su brillo? Vamos a desmenuzar lo que ocurrió sobre el terreno de juego y también lo que se vive fuera de él, porque, seamos sinceros, La Liga nunca deja de sorprendernos.
Un inicio de partido a medio gas
¿Te imaginas llegar a un examen en la universidad sin haber estudiado y empezar a pensar que tal vez lo que te enseñaron en la clase anterior podría servirte? Eso fue exactamente lo que parecía pensar el Barcelona en los primeros compases del partido. En lugar de lanzarse al ataque con la misma agresividad que los primeros días de clase, los culés optaron por una estrategia más conservadora. Esto lo vi en un partido de mis amigos en el barrio, cuando se pasaron media hora pasándose el balón entre ellos, como si eso ganara algún trofeo. Y como era de esperar, no tardaron en llegar los primeros sustos.
Las Palmas comenzó a hacer daño temprano, y si no fuera por un malentendido en el VAR, podrían haber hecho caer al Barça en los primeros minutos. Un tiro lejano y un error del portero Szczesny casi le costaron caro al equipo catalán. Imagínate a un chico que ve que su profesor está pendiente de otra cosa y decide hacer un piruetas con la pelota pensando que nadie lo ve: eso es lo que estaba sintiendo Las Palmas al intentar aprovechar el despiste.
Un primer tiempo complicado
Los primeros 45 minutos fueron un desafío para los aficionados culés. La actuación del Barça fue tan confusa que me hizo recordar la última vez que intenté hacer un plato nuevo en la cocina: muchos ingredientes, mucha teoría, pero… ¡no hay sabor! La posesión del balón fue espectacular, pero la falta de ideas claras dejó a los espectadores con ganas de más. Como cuando entras a una tienda de comida gourmet y sales con un recipiente de hummus… sin pan.
Lewandowski intentó al menos marcar la diferencia con una falta que se marchó por encima del larguero. Eso sí, tener un delantero de esa categoría en la plantilla siempre te da un poco de esperanza, aunque la realidad es que el primer tiempo se resumió en un empate a nada que dejó a todos con la sensación de que ni siquiera el café de la media parte había hecho efecto. A medida que el reloj avanzaba, los culés se veían atrapados en una telaraña tejida por Las Palmas, que estaba decidida a aprovechar cualquier despiste cosa. ¿Te suena esa sensación de quedar atrapado en un tráfico que no acaba nunca?
La entrada de Dani Olmo: un soplo de aire fresco
En la segunda parte, Hansi Flick hizo un movimiento que muchos esperaban —y que yo considero fundamental en cualquier partido: la entrada de Dani Olmo—. A veces, una sola persona puede cambiar el rumbo de un partido, como cuando tienes un amigo que te convence de ir a esa fiesta que se dice que será épica.
Olmo hizo su entrada justo en el momento en el que el juego caía en monotonía, y aunque el juego no tuvo un inicio vibrante, fue él quien rompió con la inercia. Un pase impresionante hacia él y ¡bam!, ahí estaba el primer gol tras un pelotazo que se estampó en el larguero antes de entrar en la portería. ¿Sabes ese momento en el que te das cuenta de que estabas sosteniendo la respiración y finalmente puedes exhalar? Ese fue el instante en que los aficionados del Barça finalmente respiraron aliviados.
Sin embargo, no todo fue un camino de rosas, porque Las Palmas, aunque en la parte baja, mostraron destellos de calidad y casi logran igualar con un tiro de Sandro. Pero, al final, como aquel jugador que nunca llega a pedir comida a domicilio a tiempo, no fue suficiente y el encuentro seguía su curso.
Polémica arbitral en el aire
Para añadir un poco de sal a la victoria, llegó la eterna polémica del arbitraje con Cordero Vega. Las Palmas pidió un penalti tras un choque en el área que dejó a más de uno preguntándose: “¿Y este árbitro dónde tiene la cabeza?”. La acción fue revisada y voilà; penalti no, pero el debate estalló. Es curioso cómo un solo instante puede sacar tanto de quicio a los aficionados, y eso me recuerda a la vez que me olvidé de hacer la compra y volví a casa solo con un bote de salsa de tomate. No hay mejor forma de iniciar una pelea familiar.
El VAR se convierte en un protagonista no deseado, y aunque el árbitro revisó la jugada, lo que debería haber sido una decisión clara se convirtió en un tema de conversación para los aficionados y analistas. Te podría apostar que todos, desde el bar hasta el sofá de casa, tenían su propia opinión sobre el asunto. ¿Acaso existe algo que genere más debate que un tema de fútbol? Tal vez la pregunta de “¿Qué quieres cenar?” pero eso es otro capítulo.
Y al final, el triunfo
El juego se cerró con la llegada del segundo gol de Ferran Torres, quien, aprovechando un error de la defensa canaria, mandó un zurdazo que dinamita la victoria por la que tanto estaba luchando el Barça. Aquí es donde las cosas se pusieron realmente emocionantes. Un jugador que, como muchos de nosotros, parece atravesar altibajos pero que, en el momento justo, tuvo el acierto necesario. ¿No es increíble cómo siempre hay alguien que se levanta en el momento más oportuno? Como el amigo que aparece justo cuando hay que ayudar a levantar el sofá del salón.
Con el pitido final, los culés no solo celebraron una victoria crucial sino que también reafirmaron su posición en la cima de la clasificación de La Liga. Sin embargo, tras esta victoria hay un trasfondo de inseguridad y tensión. La pregunta ahora es si este equipo podrá seguir lidiando con las adversidades mientras avanzan en la competición.
Reflexiones finales sobre el Barça y La Liga
La nueva era que intenta formar Hansi Flick tiene momentos de brillantez junto a episodios de confusión. ¿Es esta la temporada en la que finalmente vuelven a brillar? Mencionamos la palabra «brillo», pero a veces parece que hay más «ingrata oscuridad» en sus actuaciones. Ser líder en La Liga no se trata solo de ganar partidos; también se trata de mantener la calma, adaptarse y enfrentar cada desafío en el camino.
Es fascinante observar cómo el fútbol refleja tantas emociones humanas, desde la esperanza hasta la frustración. Y claro, siempre hay un pequeño rincón de nuestro corazón que anhela las tardes épicas en el Camp Nou, con goles, reivindicaciones y aplausos resonando por todo el estadio. ¿Podrá el Barça, en su afán por el éxito, aprender a sortear también la presión que viene con ser el “grande” de la liga?
Al final del día, el fútbol es solo eso: un deporte. Pero nos une, genera pasiones y, aunque el camino sea rocoso, no dejaríamos de ir a ver un partido. Así que, amigos, ¡nos vemos en la próxima jornada! ¡Que el espectáculo continúe!