La tragedia que ocurrió recientemente en Valencia ha dejado una huella que va más allá del dolor y la pérdida. Este evento ha desatado un frenesí ultraderechista en el que diversas organizaciones están buscando adeptos. Pero, ¿por qué todo esto está sucediendo justo ahora? Vamos a explorar cómo el activismo generado por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha impactado el panorama político en España, y si es realmente un fenómeno positivo o negativo.
La DANA: más que un simple fenómeno meteorológico
Antes de zambullirnos en el análisis del surgimiento ultraderechista, es importante contextualizar qué fue la DANA y cómo afectó a la comunidad valenciana. La DANA provocó inundaciones devastadoras, con un costo humano y material que todavía estamos evaluando. El estruendo de las aguas arrastrando todo a su paso no solo dejó escombros físicos; también arrojó luz sobre las deficiencias en la gestión de emergencias en España.
Como una vez me dijo un viejo amigo que es meteorólogo: “Las tormentas revelan más que su furia. Nos muestran cómo estamos preparados —o no— para enfrentar la adversidad”. Esta frase siempre me ha hecho reflexionar sobre nuestra capacidad de adaptación y respuesta ante las crisis. ¿Estamos realmente preparados para enfrentar los desafíos del cambio climático, o más bien, estamos a la merced de los caprichos de la naturaleza?
Activismo y resiliencia: entre el dolor y la acción
La tragedia generó un campo fértil para el activismo. Grupos que antes operaban de forma aislada ahora están poniendo en común recursos, ideas y, claro, un fondo importante: el descontento social. La unión de fuerzas ha sido, en cierto sentido, un acto de resiliencia. Sin embargo, aquí es donde las líneas comienzan a difuminarse.
Los movimientos sociales, aunque nacen de las necesidades de la comunidad, también pueden convertirse en un caldo de cultivo para la polarización política. Y eso es precisamente lo que estamos viendo. El activismo se ha convertido en un pasaporte hacia distintas ideologías; desde el centro hasta la extrema derecha, todos intentan reclamar un espacio en la narrativa del dolor y la recuperación.
La trágica ironía de la búsqueda de adeptos
Es realmente irónico: en momentos de crisis, cuando deberíamos estar más unidos como sociedad, pareciera que la polarización se acentúa. Las organizaciones de ultraderecha han encontrado en esta tragedia una oportunidad para atraer adeptos, presentándose como los salvadores que luchan contra lo que ellos ven como un “desmantelamiento” de los valores tradicionales españoles.
Esto me hace pensar: ¿es correcto aprovechar situaciones de vulnerabilidad para ganar terreno político? ¿Dónde queda la ética en este juego? Hace un par de años, mientras estudiaba la historia reciente de España, me encontré con un libro que decía: “La historia tiende a repetirse cuando olvidamos las lecciones del pasado”. Y esta es precisamente una de esas lecciones que debemos recordar.
La fusión de ideologías: ¿un peligro inminente?
Es escalofriante, pero cada vez más vemos cómo los límites entre organizaciones menos moderadas, como Vox, y otros grupos más extremistas se han difuminado. Esto no quiere decir que todo el que tenga una opinión de derecha sea extremista, pero es innegable que ciertos matices ideológicos se están alineando en una forma que debería preocuparnos.
El rol del miedo en el activismo
Aquí es donde entra el factor del miedo. En tiempos de crisis, como diría un antiguo mentor, “el miedo se convierte en la mejor estrategia de marketing”. Muchas de estas organizaciones están utilizando la incertidumbre causada por la DANA para catapultar un mensaje de alarma sobre la inmigración, la desintegración familiar y la pérdida de “valores patrios”.
A veces, bromeo con mis amigos sobre cómo las redes sociales parecen ser un campo de batalla más que un lugar de interacción. Pero, ¿realmente estamos luchando por ideas, o simplemente estamos defendiendo nuestros miedos? Quiero pensar que todavía hay espacio para la empatía, pero el auge del ultraderechismo pone en duda esta noción.
¿Realmente estamos escuchando?
Sería un error cerrar los ojos ante la realidad de que hay un sector de la población que se siente desatendido y olvidado. La historia reciente de España está cargada de momentos en que la política ha pasado por alto las preocupaciones de ciertos grupos. ¿Esto justifica el giro hacia ideologías más extremas? Definitivamente no, pero ilustra una realidad que no podemos negar.
La conexión con las bases: ¿es todo un malentendido?
He escuchado a muchos criticar a estos grupos por su retórica incendiaria. Las redes sociales han hecho que las voces extremistas sean más visibles, pero, ¿realmente estamos comprendiendo las necesidades que están expresando? A menudo, lo que parece una ideología extremista puede ser simplemente un grito de ayuda de personas cansadas de ser ignoradas.
Hace poco, asistí a una charla sobre política en la que una exmiembro de un partido de extrema derecha compartió su experiencia. “No era solo odio lo que nos unía, era una cólera tumultuosa por haber sido marginados durante demasiado tiempo”, decía. Esto me dejó pensando. ¿Podrían estos movimientos ser un reflejo de nuestras fracasos colectivos?
La necesidad urgente de una respuesta coherente y colaborativa
Queda claro que la crisis del ultraderechismo en España no se resolverá sin una respuesta coherente y constructiva. Lo que se necesita ahora es una colaboración entre diversas fuerzas sociales y políticas que comprenda y acoge las inquietudes de todos los ciudadanos, desde los que se sienten profundamente heridos hasta aquellos que temen por su futuro.
Coordinación en gestión de crisis: un camino hacia la sanación
Las tragedias, como la ocurrida en Valencia, deben ser catalizadores de cambio. La gestión de crisis debe incluir un enfoque más inclusivo que garantice que todas las voces sean escuchadas. Sin embargo, esto requiere un esfuerzo consciente por parte de todos los actores: políticos, organizaciones sociales, y la ciudadanía misma.
¿Qué debemos hacer para avanzar?
Así que, el desafío es claro: ¿cómo podemos asegurarnos de que las lecciones aprendidas tras esta tragedia se traduzcan en un cambio positivo en nuestra sociedad? Una primera medida es engrosar las filas de aquellos que buscan una solución en lugar de exacerbar la división. La historia ha demostrado que la unión hace la fuerza; entonces, ¿por qué no aplicarlo aquí?
Continúa la conversación
Una de las cosas más importantes que podemos hacer es mantener la conversación abierta. Esto implica escuchar activamente las diferentes perspectivas, aportar información veraz, y desmitificar las narrativas que nos dividen. Al final del día, todos queremos lo mismo: una sociedad más justa y equitativa.
Reflexiones finales
Aún queda mucho por hacer. Y aunque la situación en España puede parecer sombría, siempre hay espacio para la esperanza y la acción positiva. La historia nos enseña que las crisis pueden también ser oportunidades para reevaluar nuestras prioridades como sociedad.
Así que, la próxima vez que escuches sobre el auge del ultraderechismo, pregúntate: “¿Qué puedo hacer yo para que esto no se convierta en una normalidad?” Después de todo, el cambio comienza con una simple pregunta.
Entonces, ¿estás listo para ser parte de la solución?