¿Alguna vez te has preguntado cómo eventos históricos pueden influir en las relaciones entre países incluso siglos después? En este artículo vamos a sumergirnos en el fascinante —y a menudo complicado— mundo de la historia entre España y Marruecos, centrando nuestra atención en el asedio de Melilla de 1774. Pero no te desesperes; no será solo una clase de historia. Aquí encontrarás anécdotas, un toque de humor y, sobre todo, un viaje que cruzará los océanos del tiempo.
Contexto histórico: un canto de guerra en el norte de África
El 9 de diciembre de 1774, el sultán marroquí Sidi Mohamed Ben Abdalah (también conocido como Mohamed III) lanzó un agresivo ataque contra la ciudad española de Melilla. Ahora, imagínate esto: 40,000 hombres, armados hasta los dientes, respaldados por una artillería pesada digna de una película de acción, dispuestos a expulsar a los “cristianos” del territorio que consideraban suyo. Mientras tanto, en España, el rey Carlos III se encontraba preocupado, pero quizás no tanto como para invitar a Mohamed a una taza de té (aunque podría haberlo hecho).
El jaleo comenzó porque Mohamed III, incómodo con el Tratado de Perpetua Paz firmado en 1768, decidió que la obligación religiosa de expulsar a los cristianos era más importante que cualquier trato diplomático. En su carta, que podía haber llegado por mensajero o quizás por paloma mensajera (la logística era algo complicada en aquellos días), dijo: “No queremos que haya en las costas de los países mahometanos, desde Ceuta hasta Orán, cristiano alguno». Ouch. Es un poco como cuando te invitan a un cumpleaños y decides que no, que mejor te quedas en casa viendo Netflix.
La historia de Melilla: un enclave en la tormenta
Melilla no es cualquier ciudad; tiene una rica historia que la conecta con la península ibérica desde 1497, cuando los comerciantes de la zona decidieron aliarse con los reinos de Castilla y Aragón. Puede que muchos de nosotros no recordemos nuestros propios actos de valentía de hace siglos, pero Melilla tiene este legado heroico que le permite ser un tema recurrente en las charlas aburridas en las fiestas.
Durante el asedio, la ciudad contaba con apenas 700 efectivos y catorce piezas de artillería. ¡Es como intentar hacer una pizza gigante con solo un par de ingredientes! Sin embargo, para sorpresa de muchos, las tropas españolas lograron resistir, gracias en gran parte a algunos refuerzos muy oportunos y a la Armada. ¿Te imaginas a un mariscal llamado John Sherlock comandando la defensa? Eso debió ser un espectáculo. Agárrate a las palomitas, que la historia se vuelve intensa.
La resistencia de Melilla: un ejemplo de coraje
Durante el asedio de 100 días, las tropas de Mohamed III lanzaron más de 11,200 proyectiles de artillería. ¿Te suena a videojuego? A mí sí. Sin embargo, la heroica resistencia de Melilla les permitió no rendirse. Para ponerlo en términos de «¿quiénes son los verdaderos campeones aquí?», esta resistencia se volvió emblemática, y desde entonces, Melilla nunca más ha estado sujeta a otro asedio de este tipo.
Eco de conflictos antiguos: ¿Una nueva oportunidad para Marruecos?
A través de los siglos, la historia no ha sido tan amable con la relación entre España y Marruecos. Carlos Echeverría, director del Observatorio de Ceuta y Melilla, comenta que desde que los alauíes tomaron el poder en el siglo XVII, el acoso a estos enclaves españoles ha sido constante. Un ciclo repetitivo en el que los españoles parecen ser el protagonista de una película épica, pero sin el recompensante final.
Y aquí llega el giro dramático: desde 2018, el rey de Marruecos ha implementado una estrategia de asfixia económica sobre las ciudades españolas, especialmente Melilla, cerrando la aduana que había estado en funcionamiento durante más de un siglo.—como si se tratara de un cierre de temporada de su serie favorita. Por supuesto, esto no ha generado mucho revuelo en el Gobierno español a pesar de que podría ser considerado un acto hostil. Pero, ¡hey! ¿quién puede llevarse bien todo el tiempo?
La lucha en el presente: Ceuta y Melilla en la encrucijada económica
Si bien la historia de Melilla ha sido marcada por episodios de conflicto, hoy en día se enfrenta a desafíos económicos. El cierre de fronteras durante la pandemia del COVID-19 sumó una nueva capa de complicaciones a su situación. Ahora, las ciudades autónomas deben buscar nuevas formas de sostenerse. Y aquí es donde entra esa famosa frase: “Renovarse o morir». Una reflexión que podría cambiar la mente de cualquier empresario que siente que el destino no le juega a favor…
El periodista Ignacio Cembrero ha señalado que la falta de un plan claro para transformar la economía de estas ciudades, especialmente tras el cierre de fronteras, ha llevado a la precariedad económica. Y, honestamente, es un golpe en la boca del estómago para los melillenses. Pero, por otro lado, ¿acaso esta situación no invita a la creatividad y la innovación de la comunidad?
Después de todo, ante cualquier crisis, hay una oportunidad esperando a ser descubierta. ¿Hay vida tras la aduana? Lo sabremos pronto, pero la historia tiene una forma extraña de repetirse, y el ingenio de los melillenses es algo que no debe subestimarse.
Un cambio necesario: propuestas para el futuro
Carlos Echeverría sugiere que las ciudades deben interactuar más con la Península y la UE, dado que son parte de Europa. Es como si estuvieran en un club privado que no tiene idea de cómo acceder a las grandes fiestas. Hay una narrativa de victimización que, aunque válida, no debe ser el único enfoque. Tal vez, solo tal vez, si se presentan propuestas ambiciosas desde las oficinas de gobierno, podrían cambiar la dinámica.
A pesar de los desafíos, Melilla y Ceuta tienen la capacidad de reinventarse. Pero incluso con todos los obstáculos que enfrentan, estas ciudades podrían convertirse en una especie de “ciudad brújula”, guiando a España y Europa hacia el norte de África, en lugar de ser meros peones en un juego de ajedrez geopolítico.
Mientras tanto, en el contexto general
La situación actual entre España y Marruecos es un reflejo de cómo una relación histórica puede verse alterada por factores económicos, políticos y culturales. Durante décadas, España ha lidiado con la presión marroquí a partir de la migración irregular y el narcotráfico, además, las tensiones geopolíticas han dejado una marca. ¿Pero por qué siempre se habla de ello en términos de victimización? ¿No sería más sensato hablar en términos de oportunidades y de cómo construir una relación más saludable?
Cabe señalar que los países tienen diferentes niveles de madurez y, en este sentido, Marruecos ha sabido posicionar su rol en la región como un dios estratégico en la guerra fría que implican los intereses económicos a victoriosos.
Reflexiones finales
Al mirar hacia atrás en el asedio de 1774, es fácil ver cómo las acciones del pasado todavía afectan a nuestros días. Un conflicto que parecía resolverse en un momento, ha dejado secuelas físicas, emocionales y económicas que todavía perduran.
Así que, ¿qué podemos aprender de esto? Quizás, que la historia no está escrita en piedra; siempre hay margen para la interpretación, la transformación y, tal vez, para la reconciliación. A medida que nos adentramos en el futuro, el recuerdo del pasado debe ser un faro y no un lastre.
Así que, si tienes alguna pregunta sobre este complicado fenómeno de las relaciones bilaterales, no dudes en asomarte a la ventana de la historia. ¿Qué nos depara el futuro? Solo el tiempo lo dirá… y a veces, los mejores guionistas no son los que están en Hollywood, sino los que escriben las propias historias de los pueblos.