Ah, la historia, esa amiga confusa y, a veces, un tanto dolorosa. Siempre está presente en nuestras vidas, a menudo de maneras que ni siquiera imaginamos. En este caso, hablando del 50 aniversario de la muerte de Franco, entendemos que es un tema que genera pasiones y controversias. ¿Por qué? Porque la memoria histórica no solo es un punto en el tiempo, es un campo de batalla en el que se libran luchas políticas, identidades nacionales y, por supuesto, emociones a flor de piel.
Contexto histórico: ¿por qué importa tanto?
Pongámonos en contexto. Franco, el dictador que gobernó España desde 1939 hasta 1975, ha dejado un legado que, seamos honestos, es complicado. Por un lado, su régimen detalla un capítulo oscuro y opresivo de nuestra historia. Por otro, su muerte se convirtió en un símbolo de transición hacia la democracia. Cuando pienso en esta situación, no puedo evitar recordar mis clases de historia en la escuela, donde siempre había un par de alumnos que levantaban la mano para preguntar: «¿Y por qué no hay una asignatura especial de historia reciente?».
Esa falta de entendimiento se ve reflejada en las divisiones actuales, particularmente cuando el Gobierno de España planifica una serie de actos conmemorativos. Limitarlo a una mera ceremonia sería ignorar las profundas heridas que aún resuenan en la sociedad contemporánea. Pero hablemos de los detalles.
La inasistencia de PP y Vox: ¿un acto de desacuerdo o de desprecio?
El 8 de enero de 2025 está marcado en rojo en el calendario del Gobierno, ya que se llevará a cabo el primer acto programado por el Ejecutivo para conmemorar esta significativa fecha. Sin embargo, tanto el PP como Vox han declinado asistir a cualquier evento, lo que provoca una serie de preguntas. ¿Es esto un acto de desacuerdo con el Gobierno o simplemente un desprecio hacia el tema en sí?
Ambos partidos han declarado que no participarán en estos actos y que, en su opinión, solo buscan desviar la atención de los problemas actuales del Gobierno, como la corrupción o los problemas económicos. Sería interesante ver si esta negativa sería la misma si los actos estuvieran organizados de manera diferente. ¿Quién sabe? Tal vez sea más sobre la política actual que sobre la memoria histórica.
He aquí un pensamiento: ¿cuántas veces nos encontramos debatiendo lo que realmente importa mientras ignoramos lo que está justo frente a nuestros ojos? Esta es una reflexión que muchos en el espectro político parecen olvidar.
La Casa Real y su papel en el homenaje
Y así llegamos a la Casa Real. El Rey Felipe VI, quien no asistirá a la primera ceremonia debido a «problemas de agenda», se encuentra en una posición delicada. Es un representante de la continuidad y, al mismo tiempo, una figura que debe navegar las aguas turbulentas de la opinión pública. En Moncloa ha habido un «alineamiento» en las conversaciones sobre el tema, pero me pregunto: ¿es suficiente la presencia de la Casa Real para sanar las viejas discordias?
Imagina que fueras tú el Rey, enfrentando críticas tanto por tu participación como por tu ausencia. Es como si estuvieras tratando de equilibrar un plato de cristal en la cabeza mientras caminas por un sendero de espinas. Pero, además, también toca un tema que muchos evitamos: ¿qué papel debe jugar nuestra monarquía en la reconciliación nacional?
La voz de las bases: la división entre partidos
Aquí es donde se complica la situación. Las declaraciones del PP y Vox muestran un elefante en la habitación: la profunda división en la sociedad española. Aunque el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha llamado a celebrar la «concordia, el consenso y el proyecto común», muchos dentro de estos partidos se niegan a ver más allá de sus intereses. ¿Por qué?
Esta dinámica parece un ciclo interminable de desconfianza y desprecio mutuo. Pero seamos justos, ¿hay alguna parte de la historia que no esté marcada por alguna forma de división? Desde luego, cada país lleva su mochila, y aunque a veces desearíamos que nadie tuviese que cargar con nada, la realidad es que la historia se presenta con sus propias necesidades de reparación.
Vox y el «afán de revanchismo»
Lo que me resulta particularmente intrigante es la postura de Vox, que ha censurado lo que consideran un «afán de revanchismo» por parte del Gobierno. Aquí es donde me gustaría hacer una pausa y preguntaros: ¿realmente este llamado a la memoria histórica está relacionado con el revanchismo o es simplemente un intento de reconciliación histórica?
El discurso de Vox destaca el deseo de «cada español para interpretar el pasado histórico de nuestra patria». Personalmente, me encanta este tipo de afirmaciones, pues parecen abrir una puerta a diferentes interpretaciones de la historia, pero no pueden evitar parecer una herramienta política. Porque, al fin y al cabo, ¿no hemos visto cómo la historia se reescribe tantas veces? Siempre hay alguien que quiere ajustar la narrativa en función de sus propias experiencias.
La memoria selectiva y el papel del Gobierno
En medio de todo esto, el Gobierno se encuentra en una encrucijada: intentar establecer un diálogo sobre una historia común en un país después de tanto tiempo de silencio. No se puede negar que ha habido un esfuerzo por parte del Ejecutivo para ser inclusivo, pero ¿es suficiente?
La controversia en torno a estos actos plantea otra pregunta: ¿por qué la memoria debe ser un tema divisivo? En mi experiencia, ninguna de nuestras memorias es completamente pura. Cada uno de nosotros carga con sus propias vivencias, y muchas veces esas vivencias se entrelazan, generan conflictos y, a veces, encienden rencores. Si no estamos dispuestos a aprender de nuestra historia común, estamos condenados a repetirla.
Hacia un futuro más inclusivo
Es triste pensar que apenas estamos comenzando a abordar cómo reconciliarnos con nuestro pasado. Pero aquí viene el factor humorístico, que siempre necesitamos en tiempos difíciles: ¿Se imaginan a todos esos políticos de la derecha y de la izquierda sentados en una mesa redonda, tratando de resolver sus diferencias como un grupo de amigos en una fiesta? «Mira, no me gusta esta parte de la historia, pero ¿qué tal si comprometemos con un buen tapas y vinos?» A veces parece que es eso lo que se necesita: diálogo genuino y, quién sabe, un par de copas.
La pregunta que todos tenemos que hacer es: ¿estamos listos para mirar hacia atrás y ver lo que ha pasado sin dejarnos llevar por el odio o el rencor? O dicho de otra manera, ¿podremos encontrar en nuestras diferencias algo que nos una?
Conclusiones: un camino aún por recorrer
Al llegar al final de este recorrido por las aguas turbulentas del 50 aniversario de la muerte de Franco, nos encontramos con un país dividido que aún enfrenta su historia, con un camino por recorrer que debe incluir a todas las voces. Este aniversario puede ser una oportunidad para abordar temas difíciles y fomentar la conversación, pero también puede ser un campo de batalla más en la lucha por la memoria.
Así que, la próxima vez que te encuentres en una conversación sobre este tema o cualquier otro de nuestras memorias colectivas, recuerda la importancia de la empatía, el entendimiento y, sobre todo, ¡la risa! Porque si hay algo que la historia nos ha enseñado, es que, a pesar de nuestras diferencias, siempre hay un espacio para encontrar la humanidad en el otro.
¿Y tú, cómo crees que debería abordarse la memoria histórica en España? ¿Está la sociedad lista para enfrentar sus fantasmas y construir un futuro más unido? ¡Espero que la respuesta sea sí!