Cuando pensamos en viajes, a menudo nos vienen a la mente ciudades como Barcelona, Madrid o Sevilla, llenas de vida y bullicio. Sin embargo, hay joyas arquitectónicas y culturales que permanecen en la sombra de estos destinos más populares. Uno de esos lugares es Badajoz, una ciudad histórica que merece más atención de la que suele recibir. Hoy te invito a explorar esta gran desconocida de España, donde la historia, la gastronomía y la belleza se entrelazan de manera sorprendente.

Una ciudad con historia

Badajoz, situada en Extremadura, no es solo un punto en el mapa. Su historia es tan rica como sus murallas, que son el reconocimiento más emblemático de la ciudad. Al hablar de Badajoz, es imposible no mencionar sus murallas, con más de 6500 metros de longitud, que la convierten en el recinto amurallado más largo de Europa. ¡Sí, lo has oído bien! Esta ciudad está llena de historias guardadas en cada ladrillo de sus muros.

Recuerdo la primera vez que visité Badajoz. Había llegado sin muchas expectativas, casi como esos días en que decides comprar un billete de último minuto a un lugar olvidado. Sin embargo, al cruzar la Puerta del Capitel, supe que estaba ante un tesoro. La impresión que te deja la Alcazaba musulmana es indescriptible; es como caminar por un túnel del tiempo, donde cada paso te susurra secretos de épocas pasadas.

Las murallas: más que un simple muro

Al acercarse a las murallas, es fácil dejarse llevar por la belleza del lugar. Cada torre, cada rincón nos habla de batallas, conquistas y vida cotidiana. Caminar por la Torre de Espantaperros te regala una de las mejores vistas de Badajoz. Te sientes pequeño ante tamaño legado histórico; es un instante en el que puedes casi tocar la historia con tus dedos. ¿Quién hubiera pensado que una ciudad aparentemente desapercibida podría albergar semejantes maravillas?

La Plaza Alta: un rincón de belleza medieval

Si las murallas te han dejado sin aliento, espera a conocer la Plaza Alta. Este sitio es un canto a la belleza y el arte. Aquí, los colores vibrantes de las fachadas y los soportales se combinan con la historia en cada esquina. Sus mosaicos geométricos en tonalidades de rojo, blanco y negro te atraparán mientras te imaginas los bulliciosos mercados que se realizaban en la Edad Media.

El ambiente aquí es sencillo y acogedor. Recuerdo haber mecido una cerveza bien fría en uno de sus bares, mientras observaba a los lugareños pasar, disfrutando de una tarde tranquila. ¿Quién necesita un filtro de Instagram cuando tienes este rincón del mundo? Las casas mudéjares y las casas coloradas que la rodean son algunas de las otras maravillas arquitectónicas que también merecen ser admiradas.

Un viaje al pasado en la antigua judería

No puedes marcharte de Badajoz sin deslizarte por las calles de la antigua judería. Esta parte de la ciudad, con su historia rica en secularidad, es un viaje al pasado que sientes en cada paso. La calle de San Lorenzo, por ejemplo, te saluda con su arco medieval que marcaba la entrada a más de 40 familias judías que una vez habitaron el área.

La historia no solo se encuentra en las murallas, las plazas y las fachadas. Aquí, el pasado cobra vida a través de las historias que susurran las calles empedradas. ¿Te imaginas lo que sería vivir aquí siglos atrás, con tanto que cambiaría a tu alrededor?

Plaza de la Soledad: ¿una pequeña Sevilla en Badajoz?

En tu recorrido, la Plaza de la Soledad es una parada obligatoria. Su ermita de la Virgen de La Soledad, que data del siglo XVII, destaca en esta plaza como un faro de serenidad. La diferencia con Sevilla es palpable, pero si eres un amante de la cultura sevillana, la pequeña torre de la Giralda de Badajoz te recordará de dónde proviene la influencia.

Quizás te estés preguntando: ¿qué hace que este lugar sea tan especial? La respuesta es simple: el ambiente. La plaza está llena de vida y de curiosos que pasan el rato. El hecho de poder disfrutar de una copa de vino mientras admiras esta joya es uno de esos placeres sencillos que no tienen precio.

La catedral: belleza sobria

Ahora, si te gusta el arte sacro, no puedes perderte la Catedral de Badajoz. Este edificio de formas robustas y sobrias desafía cualquier norma que tienes de lo que debería ser una catedral. A primera vista, podría parecer una fortaleza, pero basta con cruzar sus puertas para descubrir su esplendor interior.

Lo curioso de la Catedral es que es uno de los pocos templos que han sido testigos de varios eventos históricos, incluidas bodas reales. Puedes casi sentir el eco de esas ceremonias mientras exploras sus pasillos. Y, si estás en el lugar correcto en el momento adecuado, puede que escuches a los religiosos cantando bajo el impresionante techo de la catedral. ¡Un verdadero deleite para los sentidos!

Plaza de Cervantes: la elegancia hecha plaza

Siguiendo la ruta de la historia y la arquitectura, encontramos la Plaza de Cervantes. Con un pavimento adoquinado de tradición portuguesa, se presenta como un lugar encantador, rodeado de edificios modernistas de principios del siglo XX. En el centro, la escultura de Zurbarán nos recuerda la riqueza cultural que adorna esta ciudad.

Mientras disfrutas del ambiente, ¿te has preguntado alguna vez cuántas historias han sido contadas en este lugar? Desde confesiones de amor hasta diálogos sobre la vida, la plaza guarda secretos que van más allá del tiempo. Aquí es fácil perderse, ya sea mientras saboreas una tapa de jamón ibérico de bellota o simplemente observando la vida pasar.

Gastronomía extremeña: el sabor de la tierra

No podemos hablar de Badajoz sin sumergirnos en su rica gastronomía. Extremadura es famosa por sus sabores auténticos, y Badajoz es el corazón de esta tradición culinaria. Platos como la caldereta de cordero o las migas extremeñas son solo algunas delicias que te esperan en sus restaurantes.

¿Te imaginas disfrutar de una buena tortilla en una taberna local? La mezcla de sabores y aromas es algo que no puedes permitirte perder. Y si te gusta cenar acompañado de productos de calidad, no olvides probar el famoso jamón ibérico. ¿Por qué? Porque dudar sería un pecado.

Conclusión: Badajoz, un tesoro por descubrir

En resumen, Badajoz es una ciudad que ofrece un sinfín de sorpresas y que, lamentablemente, se ha mantenido a la sombra de las grandes urbes. Su historia, arquitectura y gastronomía la convierten en un destino atractivo para cualquier viajero curioso.

Así que la próxima vez que pienses en tu próxima escapada, considera añadir Badajoz a tu lista. Estoy seguro de que no te arrepentirás y saldrás de allí con el corazón lleno de recuerdos y una sonrisa en el rostro. Porque, al final del día, todos merecemos descubrir lugares que nos hagan sentir vivos. ¿Te animas a visitar esta gran desconocida de España? ¡Yo definitivamente lo haría de nuevo!