La naturaleza a veces parece tener su propio sentido del humor. Si no, ¿cómo explicar que una Dana (Depresión Aislada en Niveles Altos) haya decidido hacer una visita sorpresa a España justo durante lo que en teoría debería ser un apacible octubre? La última Dana ha dejado a su paso una estela de destrucción que afecta severamente a la vida cotidiana de miles de residentes en varias comunidades, incluyendo la Comunidad Valenciana y Andalucía. En este artículo, desglosaremos cómo reclamar por los daños ocasionados, tanto si eres dueño de una vivienda como de un vehículo, y trataremos de guiarte a través de un proceso que a menudo puede parecer tan turbio como un cielo lleno de tormentas.

¿Qué es una Dana y por qué nos acompaña?

Empecemos por el principio: ¿Qué demonios es una Dana? Para aquellos que están más familiarizados con la danza que con los fenómenos meteorológicos, una Dana es esa ‘invitada molesta’ que trae consigo lluvias torrenciales y vientos que se sienten como si tu vecino hubiera decidido pasar la aspiradora en pleno huracán. En este caso particular, la Dana de 2024 ha llevado a múltiples comunidades en España a recuperarse de graves daños. La cifra de víctimas mortales y daños materiales es aún incierta, pero ya se advierte que esta no es precisamente una fiesta.

La importancia de contactar a tu seguro

Yo recuerdo una vez cuando una tormenta similar dejó mi coche completamente sumergido en agua. Después de intentar sacar el agua con un cubo (erróneamente creí que podría ser el héroe del día), me vi obligado a contactar con mi aseguradora. No sé si hay algo más estresante que lidiar con un consorcio de seguros, a excepción de, quizás, enfrentarse a una Dana. Entonces, si te encuentras en una situación similar, sigue estos pasos:

  1. Ponte en contacto con tu entidad aseguradora: Antes de sumergirte en el océano de los reclamos, lo primero que deberías hacer es llamar a tu aseguradora. No permitas que el miedo o la confusión te lleven a sufrir en silencio. Un tsunami de información está a tu alcance.

  2. Determina el tipo de daños: Asegúrate de saber la diferencia entre daños ordinarios y extraordinarios. Esta distinción es crucial para saber qué tipo de respaldo financiero podrás obtener. Si llueve más de 40 litros por metro cuadrado (lo que suena bastante, pero no es más que una pancita de agua comparado con lo que muchas DANA traen consigo), podrías estar en problemas.

Daños ordinarios vs. extraordinarios: ¿Cuál es la diferencia?

Conociendo la diferencia entre daños ordinarios y extraordinarios podría ser como entender por qué algunas personas aman el aguacate y otras no. Simple. Los daños ordinarios son aquellos que cubre tu seguro en circunstancias normales, mientras que los extraordinarios se desbordan bajo situaciones severas como la que estamos viviendo.

Si tus daños son considerados «extraordinarios», no esperes a que tu aseguradora pague. En ese caso, será el Consorcio de Compensación de Seguros quien se encargue de lidiar con los daños, y ellos no son conocidos por su rapidez. Así que prepárate para el viaje.

Proceso de reclamación

Esta parte es crucial, así que asegúrate de tener un café a mano (especialmente si estás en esa fase de lidiar con el estrés). Hay tres pasos básicos a seguir cuando la Dana ha decidido pasarse por tu propiedad:

1. Daños Ordinarios: Conecta con tu aseguradora

  • Confirma tu cobertura: Antes de que un perito venga a hacer una evaluación, asegúrate de que tu póliza cubra inundaciones.
  • Documenta los daños: Toma fotos y vídeos. No solo de tu coche o vivienda, sino también de los burros con los que te encuentras (broma… o quizás no).

2. Daños Extraordinarios: Contacta al Consorcio

  • Llama o visita la web: Puedes llamar al 900 222 665. No es como una línea de atención al cliente de tu supermercado local, pero seguramente te darán la información que necesitas.

3. Si no estás seguro: Comunícate con ambos

Si hay confusión sobre si los daños son ordinarios o extraordinarios, llama a tu seguro. Ellos pueden dirigirte en el proceso. El objetivo aquí es que no termines llegando a la oficina de tu aseguradora como si fueras un náufrago llegando a la playa.

La cobertura del seguro: ¿Siempre recibiré dinero?

Bien, hemos llegado al punto madre de la cuestión: ¿Recibiré dinero? La respuesta corta es: podría y, podría no. Todo dependerá de tu póliza.

Si tienes un seguro a todo riesgo, ten la certeza de que es más probable que tus daños sean compensados, siempre que la inundación esté contemplada en el contrato. Sin embargo, si solo tienes una cobertura a terceros… bueno, aquí es donde el humor de la vida se torna amargo; posiblemente no recibas nada más que una sonrisa de condolencia.

¿Cuánto dinero podré esperar?

Ahora hablemos de la cifra que te puede tocar. Si vives en un mundo donde las cosas son justas, esto sería simple. Pero en realidad, el dinero que recibirás dependerá de los siguientes factores:

  • Valor venal del coche: Es como un precio de liquidación, que decrece con cada año que pasa. Si tu coche tiene más de 12 años, la cifra se mantendrá en un sólido 10% de su precio original, por mucho que llores por su dulce pasado. ¡Gracias, depreciación!

  • Coste de reparación vs. valor venal: Si el costo de reparar tu auto es superior al valor venal, ¡sorpresa! El coche se declara siniestro y se te entrega el valor venal.

¿Cómo reclamar el dinero?

Una vez que hayas acumulado todo este conocimiento en tu cabeza, tus pasos deben ser claros:

  1. Daños ordinarios: Llama a tu aseguradora, documenta tus daños y prepárate para que un perito se presente para evaluar.

  2. Daños extraordinarios: Comunícate directamente con el Consorcio y asegúrate de que ellos inicien el proceso que más te convenga.

  3. Si tienes dudas: No temas ser persuasivo y contacten a ambos si no queda claro quién debería encargarse de tu reclamación.

El camino hacia adelante

A medida que las ráfagas de viento se calman, la recuperación de la Dana se convierte en un acto de paciencia y resiliencia. La naturaleza puede ser cruel, y esta experiencia puede afectar emocionalmente a muchas personas. Si te ves abrumado, recuerda que no estás solo. Hay comunidades y servicios que te apoyarán en este proceso complicado.

Ya que hemos llegado al final de nuestra charla sobre esta última Dana, espero que esta información te haya sido útil. Aprovecha cada herramienta que tengas a tu disposición, y recuerda que pedir ayuda no te hace menos fuerte.

¿Listo para enfrentarte al proceso de reclamación? Con lo que hemos cubierto hoy, deberías estar más que preparado para tomar el control y tomar decisiones informadas que te llevarán a la recuperación.

Recuerda que las tormentas siempre pasan y, aunque la Dana pueda haberte dejado una lección, la vida continúa… ¡y quién sabe, tal vez la próxima vez solo será un chaparrón!