La salud es un asunto que nos concierne a todos. Cada vez que me acerco a un hospital, me recuerdo a mí mismo la última vez que estuve en uno, esperando a ser atendido por un médico que probablemente había tenido un día increíblemente largo atendiendo a pacientes. Pero lo que más me inquieta es la creciente privatización de la sanidad pública en España, un tema caliente que está causando un gran revuelo en la comunidad. Y no es para menos.

La controversia en torno a la cesión del hospital de Chamberí

Varios colectivos en defensa de la sanidad pública han alzado la voz ante lo que consideran una grave irregularidad: el Ministerio de Defensa ha cedido el hospital militar de Chamberí al Grupo Quirón por un periodo de 75 años. ¡Sí, 75 años! Eso es más que la mitad de la vida de un gato (que, según dicen, pueden vivir entre 15 y 20 años, así que ya ni los gatos están seguros). La denuncia, impulsada por la Auditoría Ciudadana de la Deuda en Sanidad y la Coordinadora de Barrios y Pueblos de Madrid, que se están frotando las manos (o más bien, afilando sus lenguas), asegura que esta cesión podría estar rodeada de “elementos que podrían ser indicios de la comisión de delitos”. Así que, como en una serie de misterio, ¡podríamos estar ante un escándalo mayúsculo!

Una historia con trasfondo

El hospital militar de Chamberí tiene una historia bastante curiosa y, hasta cierto punto, surrealista. Construido en 1950 como el Hospital del Generalísimo Franco, el lugar fue utilizado con fines militares hasta su cierre en 2001. Desde entonces, el edificio ha permanecido cerrado, como si estuviera en un profundo letargo. ¿Qué pasaría si, de repente, decidiera despertarse y contar sus secretos?

En noviembre del año pasado, el Ministerio de Defensa decidió abrir un concurso para la explotación de estas instalaciones, siendo finalmente la Fundación Jiménez Díaz, parte del Grupo Quirón, la única licitadora que se presentó. Y aquí es donde la trama se vuelve aún más intrigante.

El contrato: condiciones y obligaciones

La concesión se alargará durante 75 años a cambio de un canon de 180 millones de euros. Puedes estar pensando… “¿180 millones? Suena como un buen trato para un hospital en el centro de Madrid”. Pero, a medida que nos adentramos más en los detalles, la situación comienza a tomar un giro inesperado.

Entre las fijaciones del contrato, se establece que el Grupo Quirón deberá construir un aparcamiento de casi 10.000 metros cuadrados. Sin embargo, de esas plazas disponibles, un tercio tendrá que ser “disponible para el Ministerio de Defensa”. Esos son unos buenos sitios de aparcamiento para los que estén deseando llevar su coche (o su patinete, las cosas han cambiado) al centro de Madrid, pero ¿realmente es esto lo que necesita la sanidad pública en la ciudad?

Una denuncia por irregularidades

Mientras tanto, las entidades denunciantes afirman que la Fundación Jiménez Díaz se presentó como una Unión Temporal de Empresas, algo que según la legislación solo les permitiría gestionar contratos por hasta 25 años, mientras que aquí se les ha concedido una cesión de 75 años. ¡Vaya pifia! ¿No hay alguien que se encargue de leer la letra pequeña en estos contratos?

Además, subrayan que la contraprestación económica es “inusualmente baja”. Con un coste medio mensual alrededor de 8 euros por metro cuadrado, no se prevé ningún tipo de coeficiente de actualización al paso de los años. En términos más simples: es como vender un coche de lujo por el precio de un reloj roto… ¡Una ganga, pero a costa del patrimonio público!

El impacto en el sistema público de salud

Y aquí es donde entramos nuevamente en el tema central: ¿realmente necesita Madrid una mayor privatización de la sanidad? Muchos se preguntan por qué no se ha contemplado la opción de mantener el hospital como un sistema de apoyo para el saturado sistema público de salud. Ya se sabe que, de acuerdo a los estudios más recientes, la sanidad pública está en estado crítico. ¿De verdad sería tan complicado resolver esto?

Es un hecho que Madrid enfrenta un colapso en sus servicios de salud, donde las colas para ser atendido pueden compararse con las filas en un concierto de su artista favorito: ¡todo el mundo quiere estar allí y nadie quiere perder la oportunidad de ser atendido! Sin embargo, esta realidad no ha detenido a los responsables de seguir con su agenda privatizadora.

Un futuro incierto

Como era de esperar, las organizaciones afirman que han presentado una denuncia formal ante los juzgados de instrucción de Madrid. En su comunicado, exponen que es fundamental que se abra una investigación que aclare los términos de esta concesión y si realmente se han cumplido las exigencias legales. Esto no es solo un simple capricho, sino que está relacionado con el interés general de la ciudadanía.

Las preguntas que surgen son numerosas: ¿Qué pasará si se demuestra que hay irregularidades? ¿Se revertirá la cesión? ¿O continuaremos viviendo en un mundo donde los intereses privados dominen por encima de las necesidades públicas?

Un poco de humor en la tristeza

Mi terapeuta (sí, ¡también voy a terapia!) me dijo que los problemas del mundo pueden parecer abrumadores, pero a veces es esencial encontrar un poco de humor en ellos. A lo mejor, si alguno de estos responsables de la concesión se diera un paseo por el hospital militar de Chamberí, se encontrarían con un grupo de fantasmas que podrían darles una buena lección sobre cómo ayudar a la comunidad. De hecho, quizás los fantasmas de las antiguas glorias del hospital pesquen mejor que muchas de las actuales cabezas pensantes.

Reflexiones finales: ¿Por qué deberíamos importarnos?

Al final del día, la privatización del hospital militar de Chamberí no es solo un problema para los residentes de Madrid. Es una cuestión que puede tener un impacto en todos nosotros, ya que se toca un tema sensible: nuestra salud. Nos estamos adentrando en un territorio en el que cada vez más nuestras decisiones de salud están determinadas por el rendimiento económico. Pero, ¿quieres recibir atención médica con un enfoque empresarial? Esa es la gran pregunta.

En un país donde cada vez más ciudadanos se sienten abrumados por el costo de los tratamientos médicos, la cesión del hospital militar a un grupo privado podría representar un retroceso en el camino hacia una sanidad pública digna y accesible. Debemos recordar que, como ciudadanos, siempre tenemos la opción de alzar nuestra voz. Así como los protagonistas de nuestras series de drama legal favoritas hacen cuando ven que hay algo que no cuadra.

Las organizaciones que han lanzado este grito de alerta son un ejemplo de lo que significa defender lo que nos pertenece. Y tú, querido lector, ¿qué harías si estuvieras en su lugar? ¿Te quedarías de brazos cruzados o te unirías a la lucha por una mejor sanidad?

Así que, como veremos en los próximos capítulos de esta historia (spoiler: no será fácil), la situación de la sanidad pública sigue en el aire. ¡Y tu opinión puede marcar la diferencia! ¿Te animas a seguir el debate? Las puertas del diálogo están abiertas, y formación de opinión es imprescindible para que no nos cuelen más “gatos por liebres”.


Espero que este artículo te haya hecho reflexionar sobre la importancia de la sanidad pública y el impacto de la privatización. Nos vemos en la próxima, así que no olvides mantenerte informado y voicing.