La situación de exclusión social en España es como un rompecabezas que parece no encajar. A pesar de los años que han pasado desde la crisis financiera de 2008 y la reciente pandemia de COVID-19, muchos hogares todavía se encuentran atrapados en un ciclo de pobreza y falta de oportunidades. Según recientes datos de la Fundación FOESSA, alrededor de 9,4 millones de personas en España viven en situación de exclusión social, un número que se ha incrementado notablemente en los últimos años.

La realidad de la exclusión social en España

¿Te imaginas abrir el diario y leer que 9,4 millones de personas están en riesgo de exclusión social en un país que presume de ser desarrollado? Suena a una mala broma, pero no lo es. Esta cifra representa aproximadamente el 19,3% de la población española, y ha ido en aumento. La última encuesta revela que esta situación ha afectado de manera desproporcionada a las personas más vulnerables. ¿Y qué podemos hacer al respecto?

Indicadores de exclusión social: ¿qué son?

El indicador AROPE es uno de los principales métodos que utiliza el Instituto Nacional de Estadística (INE) para medir la exclusión social. Este indicador tiene en cuenta tres componentes:

  1. Ingresos bajos: Personas que viven con ingresos inferiores al 60% de la renta mediana disponible.
  2. Privación material severa: Aquellos con carencias significativas en los aspectos materiales de la vida.
  3. Baja intensidad de empleo: Hogares donde los miembros en edad de trabajar han trabajado menos del 20% de las horas posibles.

¡Suena complicado, verdad? Pero todo se traduce en una amarga realidad: una buena parte de la población está luchando diariamente para sobrevivir.

Pobreza severa en aumento

Uno de los aspectos más alarmantes del informe es el aumento de la pobreza severa. Hay 4,3 millones de personas en esta situación —un incremento del 28% desde antes de la crisis financiera del 2008. Aunque algunas voces en el gobierno aducen que la economía está en recuperación, ¿realmente lo está para todos?

La secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiró, argumenta que, a pesar de las ayudas existentes, muchas familias no logran salir de este espiral de pobreza que parece no tener fin. «Es necesario volver la vista a la situación anterior a la Gran Recesión de 2007», afirmó recientemente. ¡Menuda forma de ver las cosas!

Exclusión residencial: un problema creciente

Uno de los aspectos más desgastantes de la exclusión social es el acceso a la vivienda. Se estima que uno de cada cuatro hogares en España enfrenta problemas relacionados con su situación residencial. Imagina ser un inquilino que ahora, en vez de disfrutar de una casa, se siente más como un bicho raro en tu propia vida.

Alquileres agobiantes

Casi el 20% de los hogares con menor renta destinan más del 70% de sus ingresos al pago del alquiler. Eso significa que, tras pagar la renta, ¿quedó algo para comer? Lo dudo. Este escenario es bastante contundente: en 2007, el porcentaje de ingresos destinados al alquiler era solo del 48%. Este aumento alarmante no requiere que seamos expertos en finanzas para darnos cuenta de que las cosas no andan bien.

Un amigo mío, que vive en la costa, me cuenta que, a veces, se siente más como un líder del “Team Hacinamiento” que un adulto responsable. Su casa, que se siente como un pequeño barco en medio de una tormenta, está más llena de bolsas de supermercado y cajas de cartón que de personas. ¿Te suena familiar?

Estrategias de adaptación: sobrevivir en medio del caos

Ante este panorama, las familias se ven forzadas a utilizar estrategias poco convencionales para mantenerse a flote. Aproximadamente 3 millones de personas en España han adoptado formas precarias de tenencia de vivienda: desde alquileres informales hasta ocupaciones ilegales. No es una forma ideal de vivir, pero ¿qué otra opción tienen?

La crisis de la vivienda parece un monstruo que no se puede domar, y los problemas relacionados con el acceso a la vivienda son, en general, poco visibles para la sociedad. Todos nos preocupamos mucho más por el chabolismo o el sinhogarismo que por las familias que tienen que compartir un espacio reducido con varios miembros. ¿Es que en realidad estas formas de exclusión son más aceptables?

El trabajo como solución: un espejismo

Se ha dicho anteriormente que tener un empleo era una forma de prevenir la exclusión social. Sin embargo, esta idea está empezando a convertirse en un mito. Actualmente, una de cada diez personas ocupadas se encuentra en situación de exclusión social. Este porcentaje no es sorprendente para aquellos que desempeñan trabajos precarios, pero aún así, es indignante.

Las cifras son reveladoras: el porcentaje de hogares donde el sustento principal sufre de inestabilidad laboral ha aumentado del 4,8% en 2018 al 5,9% en 2024. Números que, si bien pueden sonar como unos porcentajes triviales en una presentación, detrás de ellos hay historias reales, familias reales, luchas auténticas.

La necesidad de un cambio de enfoque

La situación actual exige un cambio en nuestras prioridades. Ya no podemos seguir ignorando el hecho de que las crisis anteriores, como la de 2008, aún afectan a la sociedad. ¿Qué pasaría si nos enfocáramos en la prevención y no solo en la reacción ante las crisis?

La respuesta de la sociedad

Una vez más, Cáritas hace hincapié en que no solo las instituciones tienen la responsabilidad de actuar. Cada uno de nosotros tiene un papel en esta lucha. Ya sea a través de la solidaridad, el voluntariado o simplemente compartiendo historias. Incluso pequeños gestos pueden tener un impacto poderoso. Recuerdo cuando decidí donar ropa que ya no uso; lo que me parecía un pequeño gesto fue un gran alivio para alguien que realmente lo necesitaba.

Recursos para enfrentar la exclusión social

Si sientes la necesidad de actuar, aquí tienes algunas maneras de hacerlo:

  1. Participa como voluntario en organizaciones como Cáritas o bancos de alimentos.
  2. Comparte información sobre la exclusión social en tus redes sociales. A veces, la información es el primer paso hacia el cambio.
  3. Apoya a negocios locales que trabajen para ayudar a comunidades vulnerables.

Reflexiones finales sobre la crisis de exclusión social

La crisis de exclusión social en España no es solo un número o una estadística; es una realidad que afecta a millones de personas que tienen sueños, familias y aspiraciones. Puede ser fácil cerrar los ojos y desear que el problema desaparezca, pero eso no lo hará.

La buena noticia es que tenemos el poder de cambiar las cosas si estamos dispuestos a comprometernos. ¿Estás listo para ser parte de la solución? La próxima vez que pienses que no importa lo que hagas,
recuerda que cada pequeño gesto cuenta.

Así que, entre los datos y las cifras que devoran nuestra atención, siempre hay un llamado a la empatía. La risa y la comunidad pueden ser nuestro mejor antídoto. Entonces, ¡a levantarse! La vida no es solo sobrevivir, ¡es vivir!