La Feria de Nuestra Señora de la Salud, un evento que mezcla tradición, cultura y, vamos a ser honestos, una cantidad alarmante de comida frita, está nuevamente en el centro de atención. Esta vez no por los bailes de sevillanas ni por las tapas acompañadas de rebujitos, sino por una cuestión que ha generado un debate digno de un buen programa de televisión: ¡las casetas fijas! Ahora, el alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha convocado una consulta popular para abordar esta problemática. Pero, ¿realmente necesitamos más casetas fijas en la Feria, o es momento de reinventar nuestras tradiciones?

¿De qué va la consulta popular?

El primer edil ha aclarado que esta consulta será una especie de «sondeo ciudadano telemático», lo cual suena más a un experimento de ciencia que a un evento festivo. ¿Te imaginas? Todos en casa, con una tablet en la mano, decidiendo si les gustaría ver más casetas-fijo o si prefieren el tradicional enredo de estructuras temporales que tienden a caerse en las primeras horas de fiesta. Bueno, pues eso es lo que el ayuntamiento plantea.

El hecho es que la Asociación de Casetas Populares expresó su descontento con el modelo actual de carpas temporales. Argumentan que, más que las casetas que montan solo durante la Feria, ellos preferirían una instalación fija que pudiera ser utilizada todo el año. ¡Interesante, verdad? Pero, ¿qué hay de todas las tradiciones y la esencia de estos festejos?

La voz de la comunidad: ¿quién tiene la última palabra?

Según Bellido, se celebrará una comisión de Feria donde se sentarán diversos actores, desde caseteros hasta asociaciones vecinales. No es la primera vez que se convoca a los ciudadanos a opinar sobre lo que quieren. La última vez que lo hicieron, acabaron eligiendo el color del arcoiris para decorar la entrada, y ahora andan buscando su opinión sobre estructuras de ferias. ¿Estamos seguros de que la voz del pueblo realmente se escucha?

Por supuesto, también hay un tema curioso que rodea este asunto. Si las casetas fijas son instaladas, ¿tendrán más costos que las temporales? O, más crucial aún, ¿atractivas para las futuras generaciones? A veces pienso que se nos olvida que la Feria es un punto de encuentro intergeneracional. Quiero decir, yo recuerdo cómo mis abuelos llevaban a mis padres a la Feria, y ahora soy yo quien lleva a mis hijos. ¿Es realmente viable modernizar algo tan tradicional?

El dilema del espacio: una gran bolsa de suelo

El gobierno municipal no quiere pasar por alto el uso del espacio que ocupan las ferias. No solo se trata de fiestas; la ciudad utiliza este terreno para montar mercadillos, eventos deportivos e incluso conciertos. El dilema de las casetas fijas se mezcla con un juego de ajedrez que va más allá de lo meramente festivo. Si se decide ampliar el uso a otras actividades, ¿qué pasará con la feria? ¿Dejará de ser ese punto vibrante de cultura?

Me gusta imaginarme a los niños corriendo entre las casetas, mientras sus padres intentan (sin éxito) mantener un equilibrio en las copas de rebujito, como si estuvieran en una comedia de enredos. Sin embargo, cuando empieza a proliferar el uso del espacio, el cambiar a casetas fijas podría significar que algo de esa magia se pierda.

¿Adiós a las tradiciones?

Recientemente, en una de las reuniones pre-Feria, el alcalde mencionó la necesidad de adaptar las normativas a la «realidad actual». ¿Eso significa que nuestra querida Feria se convertirá en un evento más organizado, menos caótico y, por ende, menos emocionante? No lo sé, pero hay algo en mi interior que grita: «¡No toques las tradiciones!» A veces, como la famosa frase de «Si ain’t broke, don’t fix it» (si no está roto, no lo arregles), podemos aplicar a nuestros eventos más queridos. Pero, por supuesto, tampoco podemos quedarnos varados en el pasado.

Recuerdo vívidamente mi primera vez en la Feria; el olor a churros recién fritos y la risa contagiosa del corralito de flamenco. La idea de que eso podría perderse me da escalofríos, pero entiendo que el cambio también es una parte necesaria del crecimiento.

Costos y beneficios: un rompecabezas complejo

El costo de montar estructuras temporales para la Feria es considerable, y las asociaciones de casetas están cada vez más preocupadas por su viabilidad. En un contexto donde la economía de muchas familias está sufriendo, no es de extrañar que se quieran evaluar alternativas. Sin embargo, la pregunta es: ¿estamos dispuestos a sacrificar una parte de nuestra identidad por conveniencia económica?

Cuando pienso en esto, me acuerdo de mi amigo Carlos, cuya caseta es la más animada del lugar. Una vez trató de poner en práctica un modelo innovador: una caseta que se convertía en un spa durante el día y un bar por la noche. Sus planes fracasaron miserablemente, pero al mismo tiempo, las risas y las anécdotas se convirtieron en leyenda entre amigos. ¿Podríamos estar haciendo lo mismo a gran escala? Puede que sí, pero el dilema sigue presente.

Mirando hacia el futuro: ¿qué nos depara la consulta popular?

Entonces, después de todo este enredo de opiniones, normativas y escenarios, ¿qué significa realmente la consulta popular para la Feria de Córdoba? Es una forma de encontrar un equilibrio entre la nostalgia de lo que fue y la necesidad de adaptarse a un mundo que avanza a pasos agigantados. El deseo de estructura fija quiere reproducir toda la construcción de tradición, mientras que una carpa temporal ofrece una flexibilidad que podría ser igual de emocionante.

Al final del día, las ferias deberían ser un espacio donde todos los ciudadanos, jóvenes y ancianos, puedan disfrutar de la cultura y la tradición de una manera única. Tal vez el verdadero desafío no sea decidir entre casetas fijas o temporales, sino encontrar la combinación adecuada de ambos.

En conclusión: ¿feria en peligro o renacimiento?

Para concluir este viaje por la Feria de Nuestra Señora de la Salud, me gustaría dejar una pregunta que resuena en todos nosotros: ¿queremos realmente una feria que se opere como una franquicia de McDonald’s, o mantenemos ese espíritu hipnótico que nos llama a volver cada año?

El éxito de esta consulta popular radicará no solo en los resultados, sino en el diálogo que se genere entre la comunidad. ¿Estamos dispuestos a abrazar el cambio sin olvidar nuestras raíces? La Feria ha evolucionado durante años, y puede que necesitemos más que solo una encuesta para preservar la esencia que hace de este evento algo verdaderamente mágico.

Así que adelante, Córdoba. Tengamos la conversación, hagamos la encuesta, riámonos en las casetas y, en el proceso, recordemos lo que verdaderamente es la Feria. Al fin y al cabo, se trata de nosotros: nuestra comunidad y nuestra historia. ¡Que empiece la Feria!