Cuando uno piensa en vigilantes del orden y la ley, lo que imagina son hombres y mujeres en uniforme, listos para mantener la paz. Sin embargo, lo que está pasando actualmente en la Vila Joiosa, un pintoresco municipio de la costa mediterránea de España, parece sacado de un mal guion de comedia. En lugar de eso, estamos ante un verdadero drama laboral que tiene a la plantilla de la Policía Local dando vueltas a una serie de contradicciones y decisiones administrativas que dejan mucho que desear. ¿Qué ha pasado exactamente? Vamos a desmenuzarlo.
Un proceso de oposiciones con más sorpresas que una sitcom
Todo comenzó a principios de 2023, cuando el Ayuntamiento de la Vila Joiosa decidió convocar oposiciones para cubrir dos plazas de inspector en la Policía Local. Hasta aquí todo suena bastante normal y hasta loable, ¿verdad? Sin embargo, el proceso de selección fue cualquier cosa menos ordinario. Las oposiciones incluían seis exigentes pruebas: físicas, un psicotécnico, un examen tipo test, la solución a un caso práctico, la evaluación de la titulación de valenciano y un concurso de méritos. Uno podría pensar que esto sería suficiente para seleccionar a los mejores entre los 60 opositores que se presentaron. Pero, oh sorpresa, solo dos lograron aprobar.
Imaginemos la escena: 60 aspirantes, con sudores fríos y nervios a flor de piel, pero solo dos se llevan el gato al agua. La vida a veces es así de irónica. Los aprobados, uno con un 4,6 y otro con un 1,4 en el examen tipo test, resultan ser los dos inspectores nombrados arbitrariamente por el alcalde, Marcos Zaragoza, del PP. Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes (y algo surrealistas).
La decisión del alcalde y la reacción de los policías
Marcos Zaragoza decidió ignorar las calificaciones de los candidatos que realmente lo hicieron bien, quienes habían obtenido notas de 8 y 7,66. La pregunta es: ¿qué tipo de mensaje se envía a la plantilla con este tipo de acciones? Las decisiones del alcalde generaron un clima de frustración y malestar, especialmente en un cuerpo policial que ha visto cómo uno de los pocos inspectores que realmente obtuvieron su plaza por oposición se siente inseguro en su reciente posición.
Uno de los inspectores, cuya nombramiento fue de la forma más cuestionable, incluso llevó a juicio el supuesto práctico de las oposiciones para reclamar su nulidad. Pero sus intentos fueron desestimados en primera instancia y posteriormente en el Tribunal Superior de Justicia. ¿Es esto el tipo de liderazgo que los ciudadanos esperan de sus representantes?
La bolsa de trabajo: ¿otra jugada maestra del alcalde?
Luego llega el momento en que el alcalde decide, tan solo ocho días después de estos nombramientos tan polémicos, crear una bolsa de empleo temporal para cubrir las vacantes de inspector. Es como si uno hubiera lanzado una fiesta y luego, de repente, decide que la música debería ser diferente. La creación de esta bolsa en medio del conflicto podría tener consecuencias legales, ya que podría estar restringiendo los derechos básicos del resto de oficiales.
En un contexto donde la transparencia debería ser la regla, aquí parece haber un juego de conquista de espacios que resulta peligroso y potencialmente perjudicial para el cuerpo policial. Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿realmente se busca el interés del servicio público o simplemente se siguen intereses personales y políticos?
Las consecuencias emocionales y sociales
Aparte de las implicaciones legales y administrativas de esta controversia, hay que hacer un alto y reflexionar sobre el panorama emocional que se ha desencadenado entre los efectivos de la policía local. Con alrededor de 55 miembros en su plantilla, la desconfianza e incomodidad han tomado protagonismo. La moral es una moneda valiosa en cualquier cuerpo policial y, de la misma forma que un ladrillo equivocado puede derribar un edificio, una falta de transparencia puede socavar la efectividad de un equipo.
Imaginemos cómo deben sentirse aquellos que superaron las oposiciones con esfuerzo y dedicación, viendo cómo sus esfuerzos son ignorados en favor de nombramientos caprichosos. Esto no es solo desalentador; es injusto.
La percepción pública y el papel de los medios
En un mundo en el que los medios de comunicación son una ventana vital para la comunidad, la cobertura de este tema puede hacer una gran diferencia. Las voces de la ciudadanía deben ser escuchadas y es allí donde un enfoque imparcial y riguroso por parte de los medios puede ayudar a arrojar luz sobre el asunto. La situación actual, además, pone en tela de juicio la capacidad del alcalde para liderar el municipio de manera justa y efectiva.
Al final del día, los ciudadanos de la Vila Joiosa tienen derecho a una policía local que no solo los proteja, sino que también esté compuesta por miembros seleccionados de manera justa y efectiva. Si las decisiones administrativas van en contra de este principio, es lógico que surjan cuestionamientos sobre la competencia del liderazgo municipal.
Un llamado a la reflexión
A veces, cuando ocupo un café en la esquina, me encuentro pensado en la naturaleza de la justicia y la transparencia en nuestras comunidades. Se dice que «lo que no se ve, no se siente», y en este caso, si el liderazgo no se siente justo y transparente, el resultado es un ambiente en el cual los reclamos de los ciudadanos y de los miembros de la policía se acentúan.
Entonces, basándonos en lo que hemos analizado, surge una pregunta clave: ¿realmente pueden ser efectivos los cuerpos policiales que operan bajo el signo de la desconfianza y la inequidad? La respuesta no es sencilla, pero definitivamente requiere de un análisis más profundo por parte de todos los actores involucrados.
Conclusiones
El caso de la Policía Local de la Vila Joiosa es un recordatorio de que las decisiones administrativas deben estar fundamentadas en principios de justicia y equidad. Es un juego delicado donde cualquier error puede derribar la confianza y complicar el trabajo de aquellos que se encargan de velar por nuestra seguridad.
Esperemos que esta situación se resuelva en el mejor interés de todos los involucrados. Como ciudadanos, debemos mantenernos alerta y exigir transparencia en el manejo de nuestra seguridad pública. Y, por supuesto, a los políticos, es hora de aprender que en el ámbito de la administración pública, no se trata solo de tomar decisiones, sino de hacerlo de manera justa y transparente.
Así que la próxima vez que escuches sobre un escándalo administrativo, quizás valga la pena recordar que detrás de cada decisión hay personas, se trata de cuidar y mantener la fe de la comunidad en su administración local. Después de todo, no importa cuán profundo sea un embrollo, siempre hay una forma de desenredarlo.