¿Alguna vez has soñado con ser dueño de un castillo? Esa imagen de una imponente fortaleza con torres, murallas y un foso puede sonar a cuento de hadas, pero hoy en día, la posibilidad es más real de lo que muchos creen. Desde la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC), se informa que hay aproximadamente 500 castillos en venta en toda España, y algunos de ellos a precios que te dejarán boquiabierto (¡y no, no son solo un par de millones! Te sorprenderás).
Así que, si alguna vez te has preguntado sobre la vida en un castillo, la historia detrás de esos muros y los desafíos que implica, ¡sigue leyendo! Vamos a enamorarnos de la arquitectura medieval y de las historias de quienes han colocado la corona, aunque sea por un ratito.
La fascinación por los castillos: más que un capricho
Aquellos que afirman que comprar un castillo es simplemente un capricho o esnobismo, quizás no entienden los secretos que guardan estas piedras. En la actualidad, la AEAC ha catalogado hasta 10,500 fortificaciones en España, aunque se estima que pueden existir hasta 20,000 castillos distribuidos por el país. Desde la pequeña atalaya del siglo XII en Cáceres, cotizada en 79,500 euros, hasta el monumental castillo de Castilnovo en Segovia, valorado en 15 millones de euros. ¡Hay oportunidades para todos los bolsillos!
Como alguien que siempre ha tenido una debilidad por las casas con historia (aunque mis únicos castillos hasta ahora han sido de cartas), debo confesar que la idea de vivir en un castillo suena emocionante. Pero, ¿qué se necesita realmente para hacer de un sueño una realidad?
Las realidades del proceso de compra
Uno pensaría que comprar un castillo sería como en las películas: una oferta en una subasta, un apretón de manos y ¡voilà! Eres el nuevo Lord o Lady de la tierra. La realidad es mucho más compleja. José María Torres, un abogado que hizo de un castillo en Guadalajara su hogar, comparte que el viaje de adquisición involucra un peregrinaje burocrático que haría sudar a cualquier funcionario público. Es como un juego de ajedrez, donde el movimiento más mínimo puede cambiar el curso de la partida.
Primero, debes comunicar tu intención de compra al organismo competente para que ejerza su derecho de tanteo y retracto (término legal para aquellos que no juegan al Monopoly). Tienes dos meses para evitar que el Estado decida que prefiere quedarse con el castillo. ¡Y eso es solo el comienzo!
Una vez lograda la compra, la verdadera aventura empieza. La rehabilitación es obligatoria, y aquí es donde la creatividad y la paciencia juegan un papel crucial. Hay que encontrar un arquitecto que no solo tenga talento, sino también un profundo respeto por la historia y la arquitectura medieval.
Un camino lleno de desafíos
La mayoría de estos castillos fueron diseñados con necesidades de defensa, lo que se traduce en pocas ventanas, espacios restringidos y, en muchos casos, estructuras que han visto días mejores. Fernando Olmedilla, un arquitecto especializado en restauración de patrimonio cultural, menciona que “instalar calefacción es un auténtico reto”. Me imagino intentando calentar la habitación más fría con un radiador portátil. ¡Dios mío!
La responsabilidad de mantener una fortaleza también implica una carga económica: en palabras de Torres, los gastos mensuales pueden ascender a 250 euros solo para custodiar y mantener el lugar. Piensa que en vez de pagar por un alquiler, estás invirtiendo en un pedazo de historia. A veces me pregunto si en vez de una Hipoteca, deberían ofrecerse “Préstamos para Héroes” donde, a cambio, nos convertimos en los guardianes de lo que fue.
La historia que guardan las piedras
Una de las partes más gratas de ser dueño de un castillo es descubrir su historia. Álvaro Taboada de Zúñiga, por ejemplo, es propietario de una torre del siglo XII en Lugo que ha restaurado con dedicación y esfuerzo, desenterrando historias de sus antepasados y trazando un mapa de su legado. Puedo imaginarme explorando cada rincón del castillo, sintiendo que cada piedra tiene algo que contar.
Durante mi búsqueda de aventuras, ¿alguna vez has considerado qué historia podría contener un viejo castillo? Cuando vemos una película de época, no podemos evitar preguntarnos sobre las vidas que una vez llenaron esos muros. Tal vez encontrarás un secreto oculto tras una pared, como un viejo baúl con cartas de amor de un noble a su amante. ¡Eso sería un buen giro en la trama!
El dilema entre restaurar y mantener el patrimonio
La restauración de un castillo no es solo un trabajo arquitectónico; es un acto de amor. La Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español establece que estos bienes deben permitir visitas públicas. ¡Qué gran responsabilidad! ¿Te imaginas tener a grupos de turistas emocionados vagando por los pasillos de tu hogar? Sería como tener una fiesta constante, pero con gente que nunca se va. Un desafío que algunos propietarios enfrentan con valentía, convirtiendo sus castillos en establecimientos turísticos.
Sin embargo, no todo es fácil. Marien Viyella, consultora hotelera, revela que encontrar compradores para estos castillos es casi una hazaña. La mayoría de las fortificaciones se encuentran en ubicaciones poco turísticas, lo que hace que sea difícil hacerlas atractivas para quienes buscan una inversión. Me recuerda a esas vacaciones a la playa cuando te das cuenta de que el hotel está “cerca de la playa” y la playa está a 40 minutos caminando. La vida de castillo podría tener semejantes sorpresas.
¿Es rentable vivir en un castillo?
La pregunta que flotará en el aire: ¿realmente vale la pena todo el esfuerzo? Muchos propietarios afirman que sí. Vivir en una fortaleza puede ser una experiencia única; la posibilidad de organizar eventos, bodas o convertir el espacio en un atractivo turístico. Taboada de Zúñiga menciona que, con el apoyo público y una colaboración adecuada, se pueden crear empleos y atraer negocios a áreas rurales que lo necesitan. ¿No es esta una excelente razón para invertir en un castillo mejor que un departamento en la ciudad?
Por supuesto, siempre está la opción de vender en el futuro. Pero, siendo honestos, sería muy difícil desprenderse de un pedazo de historia. ¿Quién querría dejar atrás un lugar donde cada piedra parece contar una leyenda? Sería como dejar a un niño en un parque de diversiones: ¡simplemente no puedes!
Reflexiones finales: ¿un castillo o un hogar?
Comprar un castillo puede sonar como una idea de película, pero detrás de esa fachada hay un compromiso apasionante. Cada propietario no solo adquiere un inmueble; se convierte en el guardián de la historia, en un protector de un legado que merece ser preservado. En un mundo donde el presente predomina, ¿no sería maravilloso invertir en el pasado?
Si alguna vez decides tomar la decisión de ser propietario de un castillo, prepárate para una experiencia llena de altibajos, pero también de vislumbrar un futuro esperando ser descubierto entre esas antiguas paredes. Después de todo, vivir como un rey o una reina en el siglo XXI podría ser el proyecto más emocionante que cualquiera podría emprender. ¿Te atreverías a dar el paso?