Si alguna vez has pasado un par de horas en las redes sociales, probablemente te hayas topado con un video de ovejas pastando o de algún agricultor mostrando su día a día. Pero, ¿alguna vez has parado a pensar en las historias que hay detrás de esos videos? Hoy, quiero llevarte a un viaje al corazón de la ganadería en Cataluña, y todo comienza con un par de nombres: Jordi Terés y Gemma Arnillas.


Un giro radical: de la vida urbana a la ganadería

Tenía que ser una fiesta. Esa fue la chispa que encendió la vida de Gemma y Jordi. Todo comenzó hace diez años cuando Gemma, entonces administrativa en una multinacional, decidió dejar su trabajo por un viaje a Balaguer. Allí conoció a Jordi, quien desde sus primeros días como campesino comenzó a enamorarse del campo de Algerri, un pequeño pueblo con solo 434 habitantes. No voy a dar más detalles, pero si alguna vez te has enamorado en una fiesta, sabes que es un proceso bastante complicado y gratificante a la vez.

“¡Nunca imaginé que acabaría teniendo un rebaño de ovejas!”, admite Jordi, con una mezcla de alegría y sorpresa en su voz. Y es que, ¡vaya cambio! De las oficinas a cuidar pastores. No quiero entrar en detalles sobre su primer día arreglando el establo (porque cada uno tiene sus propios demonios para lidiar), pero lo cierto es que el amor por la ganadería comenzó a florecer.

Abriendo las puertas del establo

Al principio, las ovejas estaban confinadas en un establo. Pero, como un niño que se escapa por primera vez al parque, Jordi y Gemma decidieron abrir la puerta y dejar que sus ovejas pastaran libremente. ¿Te imaginas el espectáculo? Ovaciones de animales, locura de pasto. La vida extensiva no solo les dio a las ovejas más espacio; también les permitió reducir costos, ya que los animales podían alimentarse directamente del campo.

Y si pensabas que la ganadería era solo un trabajo duro, piénsalo de nuevo. Esta pareja ha logrado convertir su pasión en entretenimiento digital, algo que jamás pensarían. Recuerdo cuando me encontré con un viejo amigo del pueblo que se quejaba de que el campo ya no era lo que solía ser. «Antes era un lugar de trabajo duro, ahora es un set de grabación», decía. ¡Qué tiempos aquellos!

De la desconexión a la conexión: el papel de las redes sociales

La llegada de la pandemia fue un cambio desgarrador para muchos, pero para Jordi y Gemma fue también una oportunidad. A medida que más gente comenzó a mirar en sus teléfonos, decidieron utilizar plataformas como Instagram y X para documentar su vida diaria en el campo. ¿A quién no le gustaría ver ovejas pastando mientras disfruta de su café matutino?

«Las redes sociales son un escaparate», explica Gemma. Y lo son. Su cuenta de Instagram, @pla_ovi, ha crecido hasta alcanzar más de 2,100 seguidores, mientras que su presencia en X también recibe un buen número de vistas. Pero aquí no se trata solo de números; se trata de crear conciencia sobre el sector primario y cultivar un diálogo sobre los problemas que enfrentan.

Visibilizando el sector primario

La pareja ha utilizado las plataformas digitales para mostrar la realidad de la ganadería. “Estamos intentando que la gente se dé cuenta de los problemas a los que se enfrenta el sector primario”, dice Terés. Ah, las redes sociales, ese mundo donde todos son expertos en todo. Pero de verdad, vale la pena escuchar lo que tienen que decir.

Sin embargo, este viaje no ha sido sin roces. Gemma menciona que intenta encontrar un equilibrio al expresar sus pensamientos, especialmente cuando interactúa con veganos y activistas. “A veces me pregunto cómo puedo explicar mi trabajo sin ofender a nadie”, dice con una sonrisa. Personalmente, creo que es admirable la forma en que buscan comprender a aquellos con opiniones diferentes.

Influenciar sin ser influencers

Ambos son muy claros: no se consideran influencers. Pero, ¿quiénes son los que deciden quién es un influencer? A veces, influir es simplemente mostrar lo que haces y dejar que la gente se inspire. “Es posible que alguien que no conozca este mundo se interese por los alimentos que consumen”, dice Jordi. Y es cierto; cada vez más personas están buscando y preguntando de dónde proviene su comida.

Cuando la gente interfiere con la vida real, es un poco como cuando alguien entromete un comentario en una conversación sobre cuánto has disfrutado de un viaje. ¡Agradécele, pero también sal de mi vida!

Una vida real, no un comercial

Escucharles hablar sobre los desafíos de ser ganadero también es un recordatorio de que la vida en el campo no es un comercial de televisión. “Muchos piensan que es fácil, pero la realidad es que es duro y estresante. ¡Ni me atrevería a dejar mis vacaciones! Es incomprendido”, dice Jordi, quien por primera vez en diez años ha podido disfrutar de unas pequeñas vacaciones.

La reconciliación entre el trabajo y la vida familiar se convierte en un verdadero desafío, especialmente con dos hijos pequeños en la mezcla. ¿Acaso no tienes esa sensación de que, aunque ames lo que haces, a veces desearías tener un botón de pausa en la vida?

La lucha del campo contra la romantización

Las redes sociales abundan en paisajes exuberantes y ovejas pastando despreocupadas. “Hay un riesgo de romantizar el campo”, señala Jordi. No se puede negar que algunos de nosotros hemos caído en la trampa de pensar que ser agricultor es como vivir en una tarjeta postal durante todo el año. Pero, por dentro, esas fotos de Instagram están llenas de trabajo duro y sacrificio.

Aunque la pareja disfruta de compartir su vida, también entienden que es importante no adornar la realidad. “Es vital que la gente sepa que esto no es solo un hobby. Es un trabajo que requiere dedicación y amor. Y también dolores de cabeza”, añade Gemma, irónicamente.

Fortaleciendo redes con otros agricultores

La comunidad es una de las cosas más hermosas del sector agrícola. Aunque Jordi y Gemma tienen su propio estilo, se han unido a otros agricultores en línea. La diversidad de opiniones y experiencias fortalece el conocimiento compartido y fomenta un ambiente de colaboración. ¿No es impresionante ver cómo, a través de las redes, las personas pueden conectarse y apoyarse mutuamente?

“Durante la revuelta de febrero, las plataformas digitales fueron esenciales para organizarnos y difundir nuestras reivindicaciones”, cuenta Gemma. La fuerza de la unidad en el campo es un recordatorio de que, aunque el mundo está en constante cambio, siempre podemos encontrar unión en la lucha por un futuro mejor.

Reflexiones finales: el futuro del campo en un mundo digital

En medio de sus quehaceres, Jordi y Gemma han logrado tejer una hermosa narrativa sobre la vida rural. Sus videos han pasado de ser simples documentaciones de su vida diaria a convertirse en herramientas de conexión y visibilidad para el sector primario. Y aunque enfrentan desafíos, también están mostrando un camino hacia la colaboración, la empatía y la conciencia.

Así que, la próxima vez que veas un video de un agricultor en redes sociales, tómate un momento. Pregúntate: ¿qué historias hay detrás de esa imagen? Porque, en el fondo, cada oveja pastando tiene su propia historia que contar.

Y no puedo evitar preguntarme: ¿estamos realmente tan desconectados de la comida que consumimos, o simplemente hemos dejado de prestar atención a la historia que hay tras ella?

La historia de Jordi y Gemma es un bello recordatorio de la necesidad de humanizar el trabajo agrícola, y su viaje nos invita a tomar parte en esta conversación. Así que, mientras saludamos con un “¡Salud y pasturas!” que no falte un toque de humor en el camino. Después de todo, ¿quién no necesita un poco de alegría en su vida diaria?

Así que ahí lo tienes, una mirada al futuro del campo en un mundo digital, donde los tractores son las nuevas estrellas de nuestras noticias y los ganaderos se vuelven narradores de historias. ¿Estás listo para el próximo repost en tu feed?


Una historia como la de Jordi y Gemma nos recuerda que el camino hacia un futuro sostenible, tanto en la agricultura como en nuestras vidas, comienza al unirnos para comprender y celebrar el trabajo detrás de lo que consumimos. ¡Y hasta aquí mi reflexión! ¿Quién se atreve a ser parte de la conversación?