El fútbol es una pasión que despierta emociones intensas, y cuando hablamos del Valencia CF, el amor se mezcla con frustración y, en ocasiones, con la amarga sensación de impotencia. Durante las últimas dos décadas, el club ha experimentado un viaje tumultuoso, y no hay mejor testigo de esto que Santiago Cañizares. El exguardameta no solo es un icono del equipo, sino que también se ha convertido en un crítico acérrimo de la gestión actual, especialmente desde que Peter Lim tomó las riendas del club.

La crónica de una muerte anunciada

Cañizares, en una reciente aparición en El Partidazo de COPE, no se pudo contener y soltó lo que muchos aficionados ya sienten en sus corazones: «Me da vergüenza ver al equipo así». ¿Qué más puede decir uno cuando el club que lleva en el corazón parece estar alejándose de sus raíces? Para los que hemos seguido al Valencia CF, su caída es un relato que se siente inevitable, como un mal guion de una serie que se niega a terminar.

¿Te has dado cuenta de la cantidad de veces que hemos visto a un club famoso caer de la gracia? Es un fenómeno recurrente. Pero, ¿realmente es imposible revertir la situación y volver a ser una potencia? Cañizares piensa que es una cuestión de gestión. La venta del club a alguien sin experiencia ha resultado ser un gran error, y el hecho de que se haya hecho por motivos populistas deja un mal sabor de boca.

Desde que Lim se hizo cargo, el equipo ha visto una serie de decisiones que han dejado descontentos a los hinchas. La frase «cargado de contradicciones» resuena, ¿verdad? A veces me pregunto si los directivos sienten el peso de sus decisiones. Tal vez, en un futuro cercano, nos sorprendan con un giro positivo, pero por ahora, la tendencia se siente más bien sombría.

La nostalgia por la grandeza perdida

Cañizares también comentó sobre cómo el club ha cambiado dramáticamente en 20 años. Aquellos tiempos en los que el Valencia CF fue el primer equipo del mundo en estadísticas parecen cada vez más lejanos. ¿Dónde han quedado esos días de gloria? O mejor aún, ¿qué les pasó a los jugadores que solían competir con ímpetu en cada encuentro?

Me acuerdo de la primera vez que vi jugar al Valencia en un Clásico. Los jugadores se entregaban en cada jugada, luchando hasta el último minuto. Eso es lo que muchos aficionados anhelan volver a experimentar. Sin embargo, en la actualidad, las nuevas generaciones de futbolistas que visten la camiseta blanquinegra parecen no estar a la altura del legado que les dejaron. «Los chicos dan lo que pueden, pero muchos de ellos nunca se hubiesen puesto la camiseta de un equipo con la historia y el éxito que ha tenido el Valencia», dice Cañizares, y me pregunto: ¿han olvidado lo que significa ser parte de este equipo?

Recuerdo unos años atrás cuando estaba en un bar con amigos, todos aficionados del Valencia, viendo un partido crucial. El ambiente estaba cargado de tensión y esperanza. Pero cuando el equipo empezó a fallar, ese lugar se llenó de murmullos y preocupaciones. Podíamos sentir la desesperación en el aire. Era como si viéramos a un ser querido luchar contra una enfermedad, y todos deseábamos que en algún momento se recuperara. Pero, ¿qué pasa cuando parece que no hay cura en el horizonte?

La influencia de la gestión y el futuro del club

Es aquí donde entran en juego las decisiones que toman los dirigentes. «Desde que se decidió malvender el club a un tipo que no tenía ninguna experiencia…» Cañizares tiene razón al enfatizar esta cuestión. La gestión ineficaz puede llevar no solo a un mal rendimiento en el campo, sino también a una crisis de identidad. La falta de participación e inversión en la cantera, por ejemplo, puede resultar en la disminución de talentos locales que se identifican plenamente con el club.

Por supuesto, uno podría preguntarse, ¿cómo es posible seguir adelante cuando las decisiones tomadas parecen ser el resultado de una lotería más que de una voluntad clara? Es un dilema común en muchos clubes, y el Valencia CF no es una excepción. Los aficionados quieren ver movimientos estratégicos en el mercado de fichajes, un plan sólido para el futuro y, quizás lo más importante, una conexión genuina entre jugadores y hinchas.

A lo largo de mi vida, he tenido la oportunidad de ver cómo los clubes derrapan en la dirección equivocada, y sinceramente, es doloroso. Me gustaría pensar que hay luz al final del túnel, que una nueva filosofía de gestión puede devolver al Valencia CF a la cima del fútbol español. Pero, honestamente, la situación actual genera una sensible preocupación.

La voz de los olvidados

Cañizares nos recuerda que, a veces, todos nosotros, los aficionados, hemos sido «un poco cómplices de todo esto». ¿Cuántas veces hemos aceptado lo que se nos presenta sin protestar? Como aficionados, tendemos a aferrarnos a la esperanza, incluso cuando todo a nuestro alrededor parece irse abajo. El fútbol es así, y es una de las razones por las que lo amamos y, al mismo tiempo, nos duele.

¿Acaso no hemos pasado por épocas difíciles en nuestra propia vida? Todos hemos tenido nuestros momentos de crisis, donde las decisiones de los demás nos afectan directamente. En el fondo, todos anhelamos ver a nuestros equipos brillando en el campo, mostrando garra, determinación y, sobre todo, amor por la camiseta.

Es normal que los seguidores, tras tantas decepciones, sientan que sus voces no son escuchadas. La desconexión entre los directivos y la afición es a menudo uno de los mayores males en el fútbol moderno. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros, los seguidores?

Hacia un nuevo futuro

En medio de la tormenta, es importante recordar que el fútbol también tiene el poder de unir a las personas. Tal vez haya que buscar una comunidad que se resista a la apatía. Formar un grupo de aficionados que promuevan cambios, que demanden una mayor transparencia y que, al mismo tiempo, apoyen al equipo en los buenos y malos momentos. El Valencia CF es más que un club; es una historia compartida que muchos de nosotros llevamos en el corazón.

Como dijo alguna vez un famoso entrenador, «el fútbol es un juego de 90 minutos, pero la pasión que genera dura toda una vida». Mantener viva la llama de la esperanza, a pesar de las adversidades, es fundamental.

Por eso, cada vez que alguien suelte un comentario negativo sobre el club, sugiero que respondas con un recordatorio de lo que hace grande al Valencia. Esa historia, esa tradición, esos momentos en que nos emocionamos hasta las lágrimas. Cuando un club tiene una rica historia como la del Valencia, siempre hay razones para creer en su posible resurgimiento.

Conclusión: la necesidad de un cambio

Santiago Cañizares ha puesto sobre la mesa un tema vital, uno que trascenderá a los cambios en la gestión: la necesidad de un cambio profundo. No solo se trata de elegir un nuevo presidente o de hacer un par de fichajes; se trata de restaurar un sentido de pertenencia, de identidad y de pasión. Esa es la verdadera esencia del fútbol.

Así que, como aficionados del Valencia CF, es nuestro deber seguir luchando por el club que amamos. Mirar hacia adelante, pero manteniendo vivos los recuerdos de los grandes días que nos han estado, en ocasiones, reconfortando en tiempos de tristeza. La historia del Valencia no ha terminado; solo está a la espera de un nuevo capítulo que todos deseamos leer.

¿Y tú, qué piensas sobre la situación actual del Valencia? ¿Te sientes como Cañizares o crees que aún hay motivos para la esperanza? Recuerda, el fútbol es una montaña rusa de emociones, y en esta travesía, juntos, como aficionados, debemos mantener viva la esperanza. ¡Nos vemos en Mestalla!