Las emergencias son un tema serio, como lo es la política… y si combinas ambos, ¡vaya maremoto de confusión que se puede crear! Este es precisamente el caso de las recientes declaraciones de los actores clave de la gestión de emergencias en la Comunitat Valenciana durante la DANA del pasado 29 de octubre. En este artículo, vamos a desmenuzar el enrevesado asunto de quienes son los responsables cuando el agua hace de las suyas, con un toque de humor y un par de anécdotas personales que seguramente resonarán con muchos de ustedes.
La tormenta llega a Valencia
La Generalitat Valenciana, bajo el mando de Carlos Mazón (PP), ha estado en centro de una tormenta política no solo meteorológica. El 29 de octubre, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) golpeó con fuerza, dejando a su paso inundaciones que hicieron que muchos conductores se preguntaran si estaban en Valencia o en Venecia. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé (PSOE), salió a la palestra y, como un buen maratonista, corrió de un lado a otro con sus declaraciones. Primero dijo que la Conselleria de Emergencias era la responsable de la decisión de cerrar la A-3 y el bypass de Valencia durante la tormenta. Luego, en un giro digno de una película de suspense, cambió la narrativa, alegando que los hodiernos representantes del Estado deberían asumir la culpa.
Pero… ¿qué fue lo que realmente sucedió? ¿Estaba el agua tan alta como la capa de confusión en la que todos estaban nadando?
Juan Carlos Valderrama entra en escena
Por suerte, el conseller de Emergencias e Interior, Juan Carlos Valderrama, no tardó en tomar la batuta y aclarar la situación. Según él, Pilar Bernabé no solo es responsable de su propia sombra, sino que también codirige el Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi). ¡Menuda responsabilidad! Valderrama se lanzó a la defensa de su conselleria, asegurando que la decisión de cortar la A-3 no recayó solamente en la Generalitat, sino que era un tema que envolvía también a varios ministerios del Gobierno central.
¿Qué pensaría un piloto de aviones de vuelo bajo en un momento así? Seguro que se reiría al saber que la estructura de responsabilidad podría ser más complicada que un examen de matemáticas a las tres de la mañana. La gestión de emergencias, amigos, no es precisamente una broma.
El laberinto de culpas
La situación se volvió aún más confusa cuando Valderrama explicó que, aunque el Ministerio de Interior afirmaba que no era necesario cortar las carreteras porque «estaban preparadas para drenar el agua», la semana anterior, el mismo ministerio afirmaba que dependía de ellos cortar las carreteras. Es como si un chef te dijera que lo deje todo en sus manos y luego, al final de la cena, decidiera que no sabe nada sobre gastrónomos. ¿Ves la ironía aquí? La única constante es que los ciudadanos quedan la mar de confundidos.
Y conforme más se ahonda en la cuestión, más se resalta la falta de comunicación entre las distintas entidades gubernamentales. Es casi como si cada uno estuviera en un baile distinto, con pasos y ritmos que no se sincronizan. Las redes sociales se llenaron de memes y comentarios humorísticos sobre esta “coreografía mal ensayada”, y muchos ciudadanos comenzaron a cuestionar: ¿quién realmente se encarga de nuestra seguridad durante una emergencia?
El seguimiento de las decisiones
Uno de los puntos que Valderrama tocó fue sobre la A-3 a la altura de Requena. Mientras que esa carretera fue, efectivamente, cerrada por el Gobierno central, el conseller indicaba que no se tomó la misma decisión en el bypass y la A-3 a la altura de Chiva, lo que llevó a situaciones de tráfico caos para miles de conductores. Si tú también has estado atrapado en un embotellamiento sin saber por qué, puedes empatizar con esta frustración.
Imagínate: un habitual de las carreteras que, tras un largo día de trabajo, acaba varado en el tráfico, se pregunta si algún mesías del tráfico vendrá a salvarlo o, al menos, le ofrecerá un café a domicilio. No tengo el don de la adivinación, pero puedo asegurarte que ese día, el mesías de la carretera no llegó.
La necesidad de colaboración
Valderrama subrayó que la gestión de emergencias exige la colaboración de todos los niveles de gobierno, como un matrimonio que funciona solo cuando ambas partes están en sintonía. Sin embargo, si nos fijamos en lo acontecido, parece que estaban más ocupados lanzándose la pelota unos a otros que coordinando esfuerzos para proteger a los ciudadanos.
Quizás debería incluirse una materia sobre «gestión de crisis» en la educación política, o quizás una asignatura de clases de gestión de conflictos. ¡Nada graba una lección como una buena tormenta de verano!
Reflexiones finales sobre la responsabilidad y la gestión del riesgo
La experiencia del día y sus secuelas pueden convertirse en un recordatorio valioso de que en tiempos de crisis es crucial que la comunicación fluya como debería. Las palabras son poderosas, sobre todo cuando provienen de las voces más altas. Todos debemos estar en sintonía y recordar que, al final, el objetivo único de la gestión de emergencias debe ser cuidar a los ciudadanos. Y no creer que se está en una carrera de relevos en la que cada uno quiere pasar la estafeta lo más rápido posible.
Dicho esto, ¿qué piensan ustedes sobre la actual escena política en situaciones de emergencia? ¿Es la situación tan confusa como parece o simplemente hay más en juego? Dejen sus opiniones abajo, porque hoy la realidad es que muchas veces la comunicación puede ser el mayor enemigo en vez de la lluvia misma.
Para terminar, recuerda que aunque la política puede parecer a veces como una tormenta de emociones, la transparencia y la coherencia son los puentes que nos llevarán a un mañana más seguro. Así que, como dicen por ahí, “ojalá que el agua no arrastre las palabras olvidadas”.
¿Te gustaría saber más sobre la gestión de emergencias? Tal vez podría contarte la historia de cuando me quedé atrapado en un ascensor durante una tormenta. ¿Más humor y anécdotas en futuras charlas? ¡Déjamelo saber en los comentarios!