En una jugada que seguramente dejará temblando a más de un funcionario, el reciente anuncio de que las aseguradoras privadas han decidido retirarse del concierto con Muface ha encendido las alarmas en el sistema sanitario español. ¿Qué significa esto para esos más de 1,5 millones de funcionarios que dependen de estas coberturas? ¡Sigue leyendo! Aquí desentrañaremos este rompecabezas.
La situación actual: ¿adiós a la seguridad?
Primero lo primero: ¿qué es Muface? Para los que no estén al tanto, Muface es el sistema de mutualidad que proporciona cobertura de salud a funcionarios públicos en España. Es un pacto entre el gobierno y ciertas aseguradoras para ofrecer una alternativa a la sanidad pública. Sin embargo, en la actualidad, la situación es bastante compleja.
Recientemente, las aseguradoras Adeslas, Adisa y DKV han decidido no presentarse a la nueva licitación para los próximos dos años. Esto puede sonar alarmante, y lo es. El motivo de esta inquietante decisión radica en un modelo que, según afirman las aseguradoras, está infra financiado. En cristiano, el dinero que reciben no es suficiente para cubrir el aumento considerable de los gastos sanitarios.
(¿Sabías que en la última década el gasto sanitario ha crecido un 60,6%? Hablando de escalar montañas, ¡eso es una de las más difíciles!)
¿Por qué es un problema?
Bueno, imagínate esto: de repente, tu proveedor de salud decide que ya no puede ofrecerte servicios porque, digamos, el precio de las palomitas de maíz en el cine ha subido y no hay dinero suficiente en la caja. Sí, sería un lío total.
La situación se complica aún más ya que, según la estimación de DKV, estas aseguradoras están perdiendo alrededor de 200 millones de euros al año. Para ponerlo en perspectiva, eso es suficiente para comprar una cantidad impresionante de entradas de cine… no sé, quizás deberíamos invertir en un cine propio.
Las aseguradoras están pidiendo un aumento del 38% en las primas, mientras que el Gobierno ofrece un mero 14%. No tengo que ser un genio para saber que esto no se parece a una fiesta donde todos están contentos.
¿Qué alternativas quedan para los funcionarios?
Con la partida de estas aseguradoras, la pregunta que surge es: ¿quién los cubrirá ahora? Muface asegura que continuarán ofreciendo la misma asistencia sanitaria mientras trabajan para encontrar una nueva solución, pero eso me recuerda a esa vieja frase: «lo veré para creerlo».
Muface señala que ha propuesto una prima del 17,12%, la mayor desde que existen registros homologables. Pero, en un ambiente donde las aseguradoras están, literalmente, buscando su salida, ¿quién se quedará para enfrentar lo que puede ser una tormenta perfecta en el ámbito sanitario?
La sanidad pública: ¿capaz de asumir el reto?
El mayor interrogante en este momento es: ¿será capaz la sanidad pública de asumir a todos estos funcionarios que quedarán sin cobertura? Según datos del Gobierno, esto significaría un incremento de entre 2-3% en la población atendida, lo que no parece mucho, pero considerando que muchos de estos funcionarios son de edad avanzada, eso podría resultar en un 4% de la población entre 64 y 79 años.
Ahora, honestamente, ¿tú crees que el sistema de salud ya saturado de España puede asumir de golpe más de 700 médicos? Con la cantidad de médicos de familia que ya faltan, la respuesta se torna un poco más obvia: no, no y mil veces no.
Para poner esto en una perspectiva que todos entenderán, imagina un buffet libre, y de repente llegan tres autobuses de gente hambrienta. La comida ya no sería suficiente, y eso podría llevar a toda una crisis de “hay que compartir la última croqueta”.
¿Qué implicaciones tiene esto para la sanidad pública?
El debate no solo toca a los funcionarios, sino que plantea serias preguntas sobre el futuro del sistema de salud: ¿estamos ante un cambio de modelo? ¿Estamos profundamente en problemas? La sanidad pública es, al fin y al cabo, un bien colectivo que todos queremos, pero ¿será suficiente para sostener a todos?
Pongamos el ejemplo de un deportista que se lesiona y necesita atención. Si todos los funcionarios migran a la sanidad pública, los límites se expanden, pero también las complicaciones. Muchos ya están optando por el sistema público, así que, aunque se ahorre dinero a nivel estatal a través de Muface, la afluencia desmedida podría generar carencias en atención y citas.
Reflexionando sobre el futuro: ¿cuál es la dirección?
Esperemos que el Gobierno y Muface encuentren una solución conveniente, porque, en palabras de una amiga que siempre tiene razón: “los problemas no se resuelven solos, a menos que cuentes con un hada madrina”.
Con más de 4.500 médicos de familia necesarios para cubrir la demanda existente, la pregunta queda en el aire: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para resolver este embrollo? ¿Y los funcionarios, qué pasa con ellos?
La lucha entre el estado y las aseguradoras, un tira y afloja de titanes, parece estar apenas comenzando. No quiero parecer un profeta del desastre, pero este podría ser el inicio de un nuevo capítulo en el libro de la salud pública en España.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
Como ciudadanos, nuestra voz es poderosa, aunque no siempre lo creamos. Podemos presionar para que se tomen decisiones informadas y responsables. Además, siempre es bueno estar informados para saber cómo impactan estas decisiones en nuestras vidas.
Quizás sea tiempo de reenfocar la conversación en cómo mejorar nuestra sanidad pública en lugar de trasladar responsabilidades. Tal vez, si todos trabajamos juntos, podamos evitar vencer al dragón y finalmente crear un sistema en el que nadie quede a la deriva. Y si esto no funciona, ¡siempre podemos hacernos amigos de esa canción que dice «Don’t worry, be happy»!
Por ahora, solo nos queda esperar y ver cómo se desenvuelven los acontecimientos, mientras cruzamos los dedos por un final feliz en este drama sanitario.
¿Lo conseguiremos? La respuesta aún está por verse, pero lo que es seguro es que la conversación apenas comienza.
Así que, la próxima vez que estés en un debate sobre la sanidad en España, recuerda: hay mucho más en juego de lo que parece a simple vista. ¿Qué opinas tú? ¡Me encantaría saber tu punto de vista!