En un mundo donde lo efímero y lo instantáneo parecen dominar, el arte del retrato tiene una mística particular. El pasado 7 de febrero de este año, la célebre fotógrafa Annie Leibovitz tomó el pincel (o mejor dicho, la cámara) y capturó la esencia de la realeza española: los Reyes Felipe VI y Letizia. En un evento que combinó dignidad, historia y un toque de glamour, esta sesión fotográfica se convierte en una pieza más del gran rompecabezas que es la monarquía moderna.

Un encargo con historia

Este retrato no es solo un ejercicio estético, sino que está profundamente enraizado en la historia contemporánea de España. Recordemos que el encargo fue realizado en octubre de 2022, justo a tiempo para conmemorar el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como rey. En el mundo de la realeza, cada detalle cuenta, y las decisiones que llevan a un proyecto de tal magnitud son tan intricadas como las tramas de una telenovela épica. ¡Imagínate recibir un email que dice «Querido Felipe, ¡feliz décimo aniversario! ¿Te gustaría una sesión de fotos con una de las fotógrafas más icónicas del mundo?»!

La fecha de la sesión se fijó para el 7 de febrero de este año, y fue en ese escenario imponente del Palacio Real de Madrid, en el salón de Gasparini, donde la magia comenzó a fluir. Si no has tenido la oportunidad de visitar este lugar, permíteme decirte que es como entrar en un cuento de hadas… pero con WiFi.

La elección de Leibovitz

El contrato fue finalmente firmado en septiembre de 2023, y el resultado fue una obra de arte que costó alrededor de 137,000 euros. Si eso te parece caro, déjame recordarte que Annie Leibovitz es una de las fotógrafas más influyentes y reconocidas del mundo. Para que lo entiendas mejor, ella también hizo un retrato que le costó al Banco de España 80,000 euros por un retrato del exembajador Pablo Hernández de Cos. Vamos, que si no estás dispuesto a gastar algunas cifras de seis dígitos, quizás deberías reconsiderar tus prioridades en el arte.

¿Te imaginas que mientras Leibovitz se prepara para la sesión, todos los asistentes están en un pequeño torbellino de “dónde colocamos la luz” y “el rey debe verse de esta manera”? Tendrías que tener una paciencia de monje budista para lidiar con todo eso.

Un espectáculo de moda y tradición

Una de las consignas impuestas por Leibovitz fue que los Reyes debían vestirse de gala. Imaginarlo me hace sonreír; seguramente hubo un momento en que Felipe debió elegir entre su frac o chaqué. ¿Pero quién necesita elegir cuando puedes lucir el uniforme de Capitán General del Ejército de Tierra como un verdadero rey?

Por otro lado, Doña Letizia deslumbró con un vestido negro de tul de seda plisado y una capa de gala color fucsia, ambos de Balenciaga, que fueron, por cierto, cedidos por la Fundación Antoni de Montpalau. Este diseño es un viaje a través del tiempo, ya que el vestido data de los años 40 y la capa de los 60. Llevar un vestido con tanta historia debe ser algo así como tener una conversación con una abuela sabia sobre la moda. “Si te veo bien, te sigo el ritmo”, diría.

Lo curioso de estos retratos es que, a diferencia de lo que uno esperaría, Doña Letizia no llevó ninguna diadema ni la banda de la Orden de Carlos III, brillando por su simplicidad. En su mano izquierda llevaba un anillo que le regaló su familia. Con tantas joyas y adornos, ¿quién necesita más?

El proceso creativo detrás de la lente

La sesión fotográfica se prolongó durante unas cinco horas. ¡Cinco horas! Piensa en el tiempo que puede tomar medianamente preparar un café, ¡y ahora imagina lidiar con unos Reyes! Pero, a pesar de la duración, hay algo fascinante en ese proceso, porque cada clic de la cámara no es solo una instantánea; es una historia. Esto debe recordar a los fotógrafos aficionados a sus inicios, cuando pensaban que capturar un buen momento solo requería apretar un botón. ¡Qué inocencia!

Luego, llegar a la exposición ‘La tiranía de Cronos’, que se inauguró en el Banco de España desde el miércoles y se podrá visitar hasta el 29 de marzo, será el desafío de muchos admiradores. La exposición incluirá las impresionantes obras de arte que son los retratos de los Reyes, aunque, seamos sinceros, intentar reservar una entrada puede ser tan complicado como intentar conseguir una cita en un restaurante de moda en Madrid.

Reflexiones finales: ¿Cuál es el legado de estos retratos?

La importancia de esta obra de arte reside en que no solo se trata de una imagen; es un símbolo de la época actual, de la monarquía, de la cultura y del arte. Estos retratos serán el legado visual de un tiempo que, como todos los ciclos, tarde o temprano se convertirá en historia. Así que, la próxima vez que alguien te diga que los tiempos de la realeza han cambiado, recuerda que siempre habrá un fotógrafo dispuesto a inmortalizar esos momentos.

La pregunta que queda, entonces, es: ¿qué significa realmente la realeza en nuestros tiempos? Con tantas incertidumbres y cambios, se siente como si el glamour de la monarquía estuviera en un constante tira y afloja con la realidad diaria. En definitiva, la dignidad y el esplendor se entrelazan en un juego de luces y sombras que, al igual que con cualquier gran retrato, siempre logrará captar la atención del espectador.

Así que, ¿eres tú de los que prefiere un retrato digital, efímero y en Instagram, o te quedas con el encanto de una imagen que perdurará por generaciones? Mientras pensamos en ello, simplemente recordemos lo que diría la Reina: «No importa el vestido, ni el espectáculo; es la historia detrás de cada imagen lo que realmente cuenta». ¡Y qué bonita historia es!