Las riadas de octubre en la Comunitat Valenciana dejaron una estela de devastación que muchos de nosotros recordaremos durante años. Los paisajes de nuestros pueblos, alguna vez vibrantes y llenos de vida, ahora se convirtieron en campos de batalla contra la furia del agua. En medio de esta tragedia, las figuras políticas se han apresurado a mostrar su apoyo, pero ¿es esto suficiente? En este artículo, exploraremos la reciente visita de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), a los municipios afectados, el contraste con la actuación del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y la futura responsabilidad política que ambos deberán afrontar.

¿Por qué es importante la visita de Feijóo?

Siempre he creído que, en política, las apariciones públicas son una especie de arte. ¿Cuántas veces hemos visto a políticos posar para una cámara en una situación crítica, solo para desaparecer del plano en cuanto las luces se apagan? Por lo tanto, la visita de Feijóo, en este caso, no es solo un ejercicio de prensa, sino una oportunidad para recoger información sobre el estado de las localidades afectadas por las riadas. Según reportes, su viaje a Utiel y Algemesí, seguido de otros municipios como Torrent y Alfafar, busca conocer de primera mano las preocupaciones de los ciudadanos.

Esta no es la primera vez que el líder del PP se encuentra en estas tierras. De hecho, su primera visita fue apenas dos días después de la catástrofe, lo cual, honestamente, ya muestra un compromiso que no se puede ignorar. Pero ¿es suficiente visitar las áreas afectadas para demostrar un verdadero interés por el bienestar de las personas? Me gustaría pensar que sí, pero las acciones posteriores dirán mucho más que un par de fotografías sonrientes.

La política como un desfile de promesas

En la actualidad, los medios se ven abarrotados de declaraciones rimbombantes que suelen terminar en promesas vacías. Feijóo ha manifestado que participará en una reunión con alcaldes y portavoces del PP para discutir propuestas legislativas dirigidas a la recuperación de las localidades afectadas. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿Realmente esas propuestas legislativas se materializarán en acciones efectivas a corto plazo? O, como dice el refrán, “promesas son promesas” y puede que muchas queden en eso.

Cuando yo estaba en la universidad, un profesor advirtió: «Las promesas son como burbujas: brillan y atraen, pero al final estallan». Esta imagen se me quedó grabada, y a menudo veo que se aplica a la política. Así que permíteme ser escéptico, aunque no sin la pizca de esperanza de que las cosas realmente puedan cambiar para los afectados.

La ausencia del presidente español: un hecho notorio

En contraste con la prolificidad de visitas de Feijóo, se encuentra la notable ausencia del presidente Pedro Sánchez, quien ha mantenido un silencio casi sepulcral en cuanto a esta crisis. Dos meses sin pisar Valencia desde la devastadora DANA, mientras que en otras tragedias con manifestaciones más focalizadas, como la ocurrida en La Palma, realizó siete visitas. ¿Qué da a entender este comportamiento?

Uno podría pensar que Sánchez es un chef que solo quiere servir el plato más sabroso cuando está en juego su imagen política. Sin embargo, en estos tiempos de crisis, lo que muchos realmente queremos es ver a nuestros líderes donde más los necesitamos. La imagen de un presidente es crucial, pero la acción apremiante lo es aún más. Siendo sinceros, hacer un viaje a la zona afectada podría no cambiar las circunstancias patéticamente materializadas, pero al menos proporcionaría un alivio emocional a los ciudadanos.

La falta de empatía en tiempos de crisis

Lo que molesta a la gente (y podría estar causando un estruendoso murmullo de descontento) es la falta de presencia de sus líderes en los momentos críticos. En un país donde los políticos son tan visibles en redes sociales, la ausencia de Sánchez plantea preguntas sobre su genuino interés en el bienestar de los valencianos. Un líder debe ser más que una figura en una pantalla, necesita ser una voz activa en las comunidades. De lo contrario, el vacío se llena de descontento y desconfianza.

A menudo, recordamos las anécdotas de aquellos que superaron adversidades gracias a la comunidad, los amigos y un poco de empatía. En estos tiempos de riadas, deberíamos exigir exactamente eso: una respuesta compasiva por parte de nuestros líderes.

Reacciones de la comunidad

Los valencianos han demostrado tener una fortaleza y resiliencia asombrosas, y muchas veces mi corazón se siente orgulloso de ver cómo la comunidad se une en tiempos difíciles. Las iniciativas locales han surgido de las cenizas, con muchos ciudadanos extendiendo una mano amiga, mientras organizaciones no gubernamentales y asociaciones comunitarias se organizan incesantemente para ayudar a los damnificados.

En medio de esta tormenta emocional, son estas pequeñas luces de esperanza las que nos recuerdan que, al final del día, no somos solo números en una contabilidad. ¿No es irónico que a veces quienes realmente hacen la diferencia son los que están menos en el centro de atención? Personajes anónimos que, como nuestros abuelos, podrían decir: “Todo pasa, pero la amistad y el cariño son para siempre”.

Mirando hacia adelante: Propuestas a futuro

¿Qué se puede esperar de la reunión que Feijóo tendrá con los alcaldes? Pensémoslo como una especie de charla TED, pero en lugar de innovaciones tecnológicas, lo que se presenta son propuestas para mejorar la infraestructura, la atención a la comunidad y la prevención de desastres en el futuro.

Algunas de las propuestas que deberían estar en la mesa, y que son necesarias para asegurar un futuro más resiliente, podrían incluir:

  1. Inversiones en infraestructura: Rehabilitar y mejorar sistemas de drenaje, canales y otras construcciones que puedan minimizar el impacto de futuras lluvias intensas.
  2. Planificación urbanística: Impulsar la creación de un urbanismo respetuoso con el medio ambiente que contemple cambios climáticos y desastres naturales.
  3. Apoyo psicológico a las víctimas: Ofrecer formación y financiamiento para programas de atención psicológica a las personas afectadas por este tipo de desastres.
  4. Campañas de concienciación: Invertir en la educación de la población sobre cómo actuar en caso de inundaciones u otras emergencias.

Estar ahí, en el momento crucial, ser parte de la transformación y responder a las emociones de los ciudadanos, son acciones que un político debe llevar consigo en su maleta de campaña. No obstante, será icónico ver si Feijóo logra regresar con un conjunto de herramientas efectivas para facilitar el replanteamiento de la vida en estas comunidades.

Conclusiones: ¿Hasta cuándo seguiremos así?

Ciertamente, la política puede parecer un juego de ajedrez donde las piezas se mueven con cautela, pero, a menudo, los ciudadanos se sienten como peones sacrificados. La actuación de Feijóo puede ser un buen primer paso, aunque, sinceramente, la falta de presencia del gobierno en momentos críticos genera frustración.

Sin embargo, en medio de mi frustración, no puedo evitar tener una pizca de esperanza por el futuro. Recuerdo que tras cada tormenta viene la calma, pero, ¿cuántas tormentas más tendrán que sufrir los valencianos antes de ver la luz al final del túnel? Esa es la gran pregunta, y la respuesta dependerá tanto de los líderes políticos como de los ciudadanos, siempre dispuestos a levantarse y seguir adelante.

La recuperación no es solo responsabilidad de los políticos; también es un esfuerzo compartido. Pero, reafirmemos hoy, las respuestas deben ser rápidas, efectivas y llenas de honestidad, porque la gente está cansada de palabras vacías y de promesas que se convierten en espuma.

¿Te has encontrado alguna vez en una situación donde la acción y la empatía parecían estar ausentes? Si la política tuviera más matices humanos, posiblemente nuestras comunidades podrían reponerse más rápido. La esperanza no es más que una chispa, pero juntas, esas chispas pueden encender un inmenso fuego de cambio.

En fin, espero que este artículo te haya hecho reflexionar un poco sobre la situación actual y el papel que todos, desde los líderes hasta los ciudadanos, debemos desempeñar en la reconstrucción de nuestras comunidades. ¡Y cuídate de las lluvias! Que siempre hay una próxima tormenta a la vuelta de la esquina.