En el vertiginoso mundo laboral actual, donde cambiamos de trabajo con la misma facilidad con la que cambiamos de calcetines (¡o al menos eso creemos!), surge una inquietante realidad. Un estudio reciente realizado por el Chartered Management Institute (CMI) ha revelado que uno de cada cinco gerentes reconoce no tener la formación adecuada para desempeñar sus funciones. Pero espera, ¡no te vayas todavía! Muchas de estas revelaciones podrían hacer que reconsideres tu próximo ascenso o, en el peor de los casos, ese café con el jefe que te tiene un poco nervioso.
¿Qué significa «gerente accidental»?
Déjame explicarte. Imagina que un día decides hacer una tortilla española. Te apetece, tienes los ingredientes, pero nunca antes los habías mezclado. ¿El resultado? Puede que no sea un desastre total, pero probablemente no sea lo que esperabas. Algo así es lo que sucede con los «gerentes accidentales», que son esos jefes ascendido por el llamado Principio de Peter, es decir, promoción hasta alcanzar la incompetencia.
Un 82% de los gerentes en Reino Unido están en esta situación. La mayoría de ellos han llegado a sus puestos estelares por ser fabulosos en sus trabajos anteriores, pero ¿quién les dio un manual sobre liderazgo? La respuesta es clara: nadie. Y eso genera un gran impacto en la moral de sus equipos.
La grave consecuencia de la falta de formación
Por si no fuera suficiente, el estudio también menciona algo que puede interesarte: el 33% de los empleados está considerando renunciar por esta razón. Es llamativo, ¿no? Imagínate que un día entras a la oficina y te dicen: «¡Feliz día del trabajo! Ah, y tu nuevo jefe no sabe cómo manejar un equipo». Es comprensible que muchos quieran hacer las maletas y salir corriendo.
Lo más curioso es que cuando un gerente no está capacitado, solo el 15% de los empleados se siente valorado. En contraposición, un 72% de los empleados se siente apreciado cuando su jefe posee la formación adecuada. No es de extrañar que la mayoría prefiera trabajar en un entorno donde sus capacidades y su bienestar son reconocidos. Pero, ¿quién quiere andar con un jefe que en lugar de motivar, desmotiva?
La importancia de la inversión en formación
Ahora, si algo he aprendido (y he aprendido de la manera más difícil, como cuando decidí no mirar el manual de instrucciones al armar muebles de IKEA), es que formación es clave. El estudio de CMI resalta que las empresas que invierten en programas de formación para sus líderes logran incrementar su eficiencia en un 23% y la satisfacción del empleado en un 32%. ¿No parece que a las empresas les convendría más centrar su atención en preparar a sus gerentes en lugar de permitir que sigan en modo «aprendiz de manager»?
Para ilustrar esto, puedo compartir mi experiencia en una empresa donde esta inversión funcionó. Recuerdo la llegada de una nueva gerente que, aunque joven, recibió formación específica sobre liderazgo y gestión de equipos. Su impacto fue inmediato. De pronto, la confianza en el equipo creció, las proyecciones de ventas se dispararon y hasta el café del break sabía mejor. Es impresionante cómo un buen liderazgo puede transformar el ambiente laboral.
El ciclo vicioso de la incompetencia
Volviendo a la realidad actual, lo que tenemos es un ciclo vicioso. Desde 2019, el % de gerentes accidentales ha ido en aumento, llevando la cifra de 68% a un 82% en 2024. Muchos de estos jefes han ascendido por contactos, no por competencias, lo que da lugar a una preocupación legítima: ¿es esta la dirección en la que queremos ir?
Los gerentes, en un acto de honestidad brutal, admiten que carecen de la suficiente formación, y esto les genera un estrés horrible. ¡Imagina a alguien frente a un equipo de trabajo, sintiéndose como si estuviera pilotando un avión sin haber aprendido a volar! Se encuentran en una situación precaria y eso afecta directamente a la moral del equipo. Por esta razón, el 33% de ellos afirma no haber recibido ningún tipo de formación. Este fenómeno tiene un impacto directo en la movilidad laboral y en la reducción de satisfacción en el trabajo.
Oferta y demanda de formación
Así que, ¿qué podemos concluir de todo esto? Este escenario presenta una increíble oportunidad para las empresas y para la generación actual de trabajadores. Es el momento perfecto para reclamar que la formación no solo sea un ‘nice to have’, sino un ‘need to have’. Es tiempo de que las empresas adopten una cultura de aprendizaje, donde los gerentes no solo sean buenos en números o proyectos, sino también en motivar a otros.
Recuerdo una vez cuando asistí a un taller sobre liderazgo y gestion de equipos. Fue como abrir la caja de Pandora, todo un mundo nuevo de comunicación efectiva y empatía. Por fin entendí que un líder no es solo el que toma decisiones, sino el que sabe escuchar y motivar a su equipo. ¡Menuda revelación!
El día que la Generación Z firmó el acuerdo de desistimiento
Tomando en cuenta la frustración que sienten muchos ante jefes sin formación, un fenómeno emergente es la tendencia de la Generación Z a evitar ascensos en el trabajo. El por qué es claro: demasiada presión sin recompensa. ¿Por qué lanzar tu próxima cita en el mundo corporativo hacia un cargo donde posiblemente tendrás que lidiar con un gerente que ni siquiera sabe cómo asignar tareas? La respuesta está en el hecho de que prefieren la autonomía y un ambiente en el que puedan ver el impacto de su trabajo sin un superior que no sepa cómo apoyarles.
El camino hacia un liderazgo eficaz
Si estás en una empresa, o mejor aún, si eres gerente, hay algunas preguntas que deberías plantearte:
- ¿Estás capacitado para liderar a tu equipo?
- ¿Hay posibilidades de recibir formación para mejorar esas habilidades?
- ¿Comunicas eficazmente las expectativas a tus empleados?
Para los empleados, la situación es igualmente complicada: ¿Te sientes respaldado por tu equipo directivo? Si tus respuestas a estas preguntas son más negativas que positivas, puede ser el momento de replantear tu futuro en la empresa.
Conclusión: el nuevo amanecer del liderazgo
En fin, la realidade es clara: no se trata solo de tener un jefazo al mando; se trata de contar con líderes capacitados, comprometidos y empáticos. La inversión en formación no solo beneficia a los gerentes, sino que se traduce en un ambiente de trabajo más saludable, una mayor satisfacción y, a la postre, una mejor productividad.
Así que, si eres parte del sector empresarial o simplemente aprecias un buen ambiente laboral, hagamos un esfuerzo por promover espacios donde los gerentes no sean «accidentales», sino auténticos líderes formados. Al final del día, tanto empleados como empleadores se verán beneficiados.
Recuerda, saber liderar no debería ser un accidente.