Cuando se habla de coches eléctricos, Tesla y BYD se han convertido en nombres sinónimos de innovación y eficiencia. A medida que el mundo automotriz avanza hacia una electrificación cada vez más imponente, es innegable que estos fabricantes han encontrado fórmulas mágicas—y sin el uso de varitas mágicas, que conste—para dominar el mercado. Pero, ¿qué ha sucedido con los tradicionales titanes japoneses como Toyota, que durante años han sido sinónimo de calidad y fiabilidad? En este artículo, analizaremos cómo el enfoque de «nativos digitales» de Tesla y BYD ha desafiado y, en algunos casos, ha superado el modelo de negocio establecido por los gigantes más antiguos de la industria.
Un giro radical en la industria automotriz
Si alguna vez te has encontrado en un dilema sobre qué coche comprar, probablemente hayas escuchado la recomendación de adquirir un automóvil japonés. Esa sabiduría popular, respaldada por años de estudios y reportes de consumidores, ha situando a las marcas niponas en la cima de las listas de fiabilidad.
Sin embargo, el tiempo cambia. A medida que los vehículos eléctricos han ido ganando terreno y relevancia, este modelo tradicional se ve atentado. Según un informe de Consumer Reports, seis de las siete marcas más fiables del mercado son japonesas, pero la pregunta es: ¿por cuánto tiempo más seguirán siendo los líderes de la fiabilidad y el confort? 😬
La filosofía Kaizen: ¿un lastre en la era del eléctrico?
La filosofía Kaizen, que se traduce literalmente como «cambio para mejor», ha sido un principio esencial en la producción japonesa. Se basa en la premisa de que las pequeñas mejoras continuas resultan en grandes avances. Mazda, por ejemplo, jacta de su adherencia a este enfoque, pero el dilema se presenta: mientras todos estos años de perfeccionismo se han traducido en fiabilidad, puede que estén también frenando la innovación.
Un ejemplo de esto es la figura del Takumi, esos artesanos que, con ojo clínico, examinan los vehículos en busca de la más mínima imperfección. «Se trata de cómo se siente un automóvil cuando lo tocas; los robots no podrán replicar eso», dice Katsuaki Suganuma de Lexus. Pero, ¿es este enfoque artesanal suficiente para competir con empresas que, literalmente, han redefinido la construcción de vehículos desde la raíz?
Diferencias en la producción: ¿tradición vs. innovación?
Si observamos detenidamente, no son solo la estética y la identidad de marca las que diferencian a Tesla y BYD deToyota y otros fabricantes tradicionales. Es su capacidad para reducir la complejidad en la producción. Según Bloomberg, Tesla y BYD están produciendo vehículos eléctricos a una velocidad y costo que los fabricantes tradicionales simplemente no pueden igualar.
Te lo voy a poner de esta manera: mientras Toyota necesita un componente de acero de 9 kg para dar soporte a su volante y salpicadero, Tesla y BYD han reemplazado esta viga de acero con una pieza de plástico que pesa solo 6 kg. ¿La razón? A diferencia de Toyota, estas marcas no están intentando modificar modelos viejos de coches de gasolina; están diseñando vehículos eléctricos desde cero.
El dilema del conocimiento acumulado
Probablemente te estés preguntando: «Pero, ¿no es bueno tener décadas de experiencia en una industria?». Ciertamente, pero ¿a qué costo? El conocimiento sobre cómo hacer las cosas bien a menudo puede generar resistencia al cambio. Goldman Sachs sugiere que un coche eléctrico tiene, de media, unas 11,000 piezas—dos tercios menos que un coche de gasolina. En otras palabras, la simplicidad del diseño eléctrico está desafiando las nociones tradicionales de la ingeniería automotriz. ¿Puedes imaginar lo que puede hacer una empresa que ha construido su existencia en torno a estos principios?
Toyota y otros gigantes están intentando desmantelar coches de Tesla y BYD para averiguar cómo sus competidores han conseguido ganar tanto tiempo y dinero en sus procesos. Si bien Toyota ha sido líder en la industria, ha llegado a un punto donde su metodología podría volverse un lastre más que una ventaja.
La revolución de la producción eficiente
Tesla ha logrado una eficiencia de producción que haría que cualquier ingeniero tradicional se rasque la cabeza en incredulidad. Reuters informa que Tesla necesita solo 10 horas para ensamblar un Model Y, mientras que Volkswagen requiere hasta 30 horas para fabricar su ID.3. Esto me recuerda a aquellos días en la escuela secundaria, cuando algunos de nosotros hacíamos las tareas a última hora y otros lo hacían con semanas de antelación. Al final, tú sabes quiénes eran los que te dejaban en la última fila. 😏
Una de las estrategias que ha utilizado Tesla es la integración vertical de sus procesos. Han comenzado a simplificar su producción de tal forma que han atornillado los asientos directamente sobre las baterías, una decisión que, aunque técnica, también es insoportablemente práctica. BYD, por su parte, ha seguido un camino similar, verticalizando su producción para asegurar un flujo más rápido y menos costos indirectos.
El futuro del automóvil: un dilema no tan sencillo
Mientras tanto, la pregunta sigue siendo: ¿cómo se puede preparar Toyota y otros fabricantes para el futuro? Por un lado, aún retienen un vasto conocimiento en la producción de automóviles, pero la gran ansiedad es: ¿pueden realmente adaptarse lo suficientemente rápido? ¿Es posible que la filosofía Kaizen sea desplazada por una necesidad de urgencia y rapidez? Personalmente, Miro hacia el futuro con una mezcla de miedo y emoción. La industria automotriz que conocemos está al borde de un cambio radical, y lo que está sucediendo ahora mismo tiene el potencial de transformar por completo lo que entendemos de los vehículos y su producción.
En un mundo donde los fabricantes de tecnología como Foxconn están haciendo incursiones en la producción de automóviles, la percepción de que los coches son solo «coches» se está desvaneciendo rápidamente. Decir que la competencia es feroz es como decir que el sol es un poco brillante. La contienda por la supremacía en el mercado de vehículos eléctricos es un espectáculo digno de verse.
Reflexiones finales: la necesidad de adaptarse
La conclusión aquí es que, mientras que Toyota y otros fabricantes tradicionales han dominado el arte de producir vehículos fiables y de calidad, el tiempo no se detiene. Las habilidades de producción que han funcionado durante años podrían no ser suficientes para sobrevivir en la nueva era de la movilidad. A medida que Tesla y BYD continúan estableciendo las reglas del juego, es imperativo que las marcas tradicionales reconsideren sus estrategias y posiblemente adopten un enfoque más ágil y digital.
Como un humilde conductor de vida, puedo decir que esta competencia no solo beneficia a los fabricantes, sino principalmente a nosotros, los consumidores. Un mayor contexto competitivo significa más opciones, más innovación y, sí, probablemente coches más asequibles que nos ofrezcan calidad y eficiencia. Así que, ¿quién está listo para dar la bienvenida a la nueva era de los coches eléctricos? 🚗💨 ¡Vamos a ver qué sucede!