La economía mundial es un delicado equilibrio de relaciones entre países, un sistema interconectado donde una pequeña decisión puede generar ondas expansivas. Si estás al tanto de las noticias, seguramente habrás escuchado acerca del nuevo golpe que supone la imposición de aranceles del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses por parte de la administración de Donald Trump. Así es, justo en el momento que pensábamos que habíamos visto todo en la política comercial, «su excelencia» vuelve a sorprendernos.

Y es que, cuando uno se siente algo cansado de ver el mismo capítulo una y otra vez, aparece este personaje, que no se cansa de jugar con la economía como quien juega al Monopoly. ¿Quién no ha tenido un amigo que siempre quiere cambiar las reglas del juego para ganar? Bueno, mejor hablemos de lo que está sucediendo.

La amenaza de los aranceles

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha reaccionado ante este entorno de tensión diciendo que su país está listo para una respuesta “decidida y enérgica”. Pero, amigos, no confundir firmeza con prisa. Cuando Trudeau dice «todos los escenarios posibles están sobre la mesa», suena un poco como si estuviera intentando impresionar a su madre después de haber roto una lámpara en su casa. ¿Alguna vez has intentado hacer arreglos improvisados que suenan más serios de lo que realmente son? Efectivamente, es eso.

La amenaza de Trump está, francamente, causando un revuelo en el norte. Trudeau se prepara para implementar aranceles de aproximadamente 37,000 millones de dólares canadienses, que es lo que hace que la tarjeta de crédito de cualquiera se descontrole. Y si no te parece suficiente, se planea una segunda etapa de 110,000 millones. ¡Qué manera de ponerle salsa a la economía!

Un efecto dominó internacional

La importancia del comercio entre países no puede ser subestimada. ¡Menos del 76% de las exportaciones de Canadá se envían a su vecino del sur! ¿Eres lo suficientemente valiente para imaginar lo que eso significa en la vida cotidiana de un canadiense? Podrías ir a comprar jarabe de arce y terminar con enormes colas en las tiendas, ¡todo porque alguien decidió hacer que los precios subieran!

Los aranceles que se están imponiendo también afectarán diversos sectores, desde el agrícola hasta el automotriz. Imagínate levantarte un día y enterarte de que tu vehículo ha subido de precio porque las piezas ahora son más caras. Es un poco como comprar un billete para un espectáculo y darte cuenta de que el asiento que elegiste está… detrás de un pilar.

Preparación ante la tempestad

Trudeau, en su ultimate intento por ser el capitán de su barco, ha reunido a los primeros ministros provinciales para prepararse ante el posible caos económico que se avecina. Hay algo tan nostálgico en la idea de una reunión de jefes de Estado, rodeados de carpetas, gráficos y café frío. A veces me pregunto si en esas reuniones está permitido el chisme como rompehielos, porque si no, ¡es un maratón de aburrimiento!

Por otro lado, el gobierno de Trudeau ha mencionado que los canales de diálogo con la administración de Trump siguen abiertos. ¿Lo crees? Quizás están usando telepatía, porque aquí entre nosotros, la verbalización parece cada vez más complicada. O quizás están usándolo para discutir quién tiene el mejor jugo de arce en el desayuno.

Una frontera energética

Uno de los puntos críticos de esta disputa es el ámbito energético. La idea de que Canadá podría reducir sus exportaciones energéticas hacia Estados Unidos es una de las cartas más jugosas en la mesa. Pero hablemos con claridad: reducir el suministro de petróleo o gas a su vecino podría ser como un padre que decide no dar de comer a su hijo. Eso podría regresar para morderte, y en este caso, habría muchos otros involucrados.

Dicho esto, el primer ministro de Alberta se opone fervientemente a cualquier medida que lesione el suministro energético. Así que, imagina la escena: todos están en una especie de juego de «piedra, papel o tijera», pero con un tinte de tensión política.

La dura realidad económica

Las implicaciones económicas de estos aranceles son serias. El Banco de Canadá ha estimado que podrían reducir el PIB canadiense en un 2.4% en el primer año tras la entrada en vigor de los aranceles. En términos simples, eso significa menos dinero en los bolsillos de los canadienses, menos empleos y más incertidumbre. Miedo, pánico y confusión, à la Disney.

Cuando los países vecinos parecen estar abocados a enfrentamientos, puede parecer que se trata de un conflicto más entre dos colegas de trabajo: uno llega y hace ruido, mientras el otro solo observa en silencio. La diferencia es que el hipotético “pensador” también tiene mucho que perder.

¿Qué nos dicen las elecciones?

La situación se complica aún más porque Justin Trudeau ha anunciado que se retirará de la vida política el 9 de marzo. ¿Es un adiós disfrazado de “plan de contingencia” ante la tormenta que se avecina? Los tres principales candidatos liberales: Mark Carney, Chrystia Freeland y Karina Gould han comenzado a hacer promesas muy serias de defender su país contra los embates de Trump. ¡Ah, la época de las elecciones, donde todos se convierten en héroes!

Por si fuera poco, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha decidido convocar elecciones anticipadas. Suena a una estrategia de poker, donde todos los jugadores deben aprender a bluffear, y a mí me tiene pensando si hay un lugar donde pueda anotarme para una clase de poker político.

Un cierre reflexivo

En un mundo que parece cada vez más dividido por fronteras y políticas, la situación de las importaciones y aranceles entre Canadá y Estados Unidos nos recuerda el delicado equilibrio del comercio global. Mientras los políticos intercambian palabras de guerra, son las vidas y las billeteras de la gente común las que se encuentran en el centro del fuego cruzado.

La historia nos dice que en ocasiones las potencias se han enfrentado y posteriormente han encontrado caminos para la reconciliación. Quizás, algún día, Justin y Donald estén sentados en la misma mesa con una taza de café, compartiendo chistes sobre los aranceles, pero por ahora, nos quedamos mirando desde la barrera con un poco de inquietud y muchas preguntas. ¿Tendremos que acostumbrarnos a un nuevo tipo de caos económico? ¿O veremos un retorno a la civilidad en las relaciones comerciales?

Qué divertido es ver cómo todo esto se desarrolla porque, después de todo, ¿quién no ama un buen drama internacional? ¡Mantengamos los ojos abiertos!