El pasado mes de octubre fue un periodo difícil para muchos en la Comunitat Valenciana, especialmente para quienes sufrieron los estragos de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Las imágenes de calles inundadas y familias desplazadas se quedaron grabadas en nuestra memoria colectiva. Sin embargo, en medio de la adversidad, algo curioso comienza a salir a la luz: las empresas también están luchando por ayudar a sus empleados y piden que esta ayuda no les cueste un ojo de la cara. En particular, Mercadona y Consum, dos de los principales supermercados de la región, han dirigido un fuerte mensaje a las autoridades competentes: ¡excluyan sus donaciones de los impuestos!

Un llamado urgente a la acción

Las cartas que sacudieron la burocracia

La Asociación de Supermercados de la Comunitat Valenciana (Asucova) y la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) decidieron que ya era suficiente y, en una carta que podría haber pasado desapercibida entre papeles burocráticos, pero cuyo contenido es sumamente relevante, hicieron una solicitud muy clara: el régimen fiscal que se aplicará a las ayudas económicas y donaciones debería aclararse de inmediato. Después de todo, nadie quiere participar en una lotería fiscal donde el premio es un descuento en su cuenta bancaria por ayudar a otros.

Ahora, uno podría preguntarse, ¿qué hay de malo en ayudar? Y claro, aquí es donde entra el conflicto. Las donaciones podrían considerarse como rendimientos de trabajo y, honestamente, nadie quiere enfrentarse a una retención inesperada a la hora de declarar su IRPF. Es como ir a una fiesta, divertirte a lo grande y darte cuenta de que olvidaste la tarjeta de crédito en casa.

Donaciones y ayudas en medio de un descalabro

En este contexto, Mercadona no se ha quedado de brazos cruzados. Han lanzado un impresionante paquete de ayuda de 40 millones de euros para aquellos que han sufrido daños en sus viviendas, además de un apoyo de hasta 15.000 euros para adquirir un vehículo. Y a menudo me pregunto, ¿quién no querría un extra a la hora de comprar un coche, especialmente después de haber perdido lo que parecía un castillo? Consum también se ha sumado al carro de la solidaridad con un Plan de Donaciones que comenzó con una asignación inicial de cuatro millones de euros.

Lo que resulta un poco irónico es que, mientras que la Generalitat Valenciana ha aprobado un decreto que exonera algunos tipos de donaciones del pago de impuestos, el capítulo del IRPF sigue siendo un laberinto fiscal. ¿Por qué hay que complicar lo que debería ser tan sencillo como ayudar a quien lo necesita?

La necesidad de un marco claro y robusto

¿Qué debería hacer el Gobierno?

Aquí es donde se vuelve crucial la intervención de un héroe vestido de traje, es decir, el Ministerio de Hacienda. Las empresas piden claridad sobre cómo se manejarán las donaciones y ayudas fiscales en tal caso de desastre. La preocupación es, sin lugar a dudas, válida: si los trabajadores deben tributar por estas ayudas, se corre el riesgo de que el monto real de apoyo se vea drásticamente reducido.

Uno no puede evitar pensar en una analogía de una galleta de chocolate que te prometen, pero solo obtienes las migajas. La lógica es bastante razonable: si los héroes corporativos intentan ayudar, el gobierno debería asegurarse de que no terminen siendo los villanos en esta historia.

El comercio local y las ayudas urgentes

No es solo una cuestión de supermercados grandes. La interacción con el comercio especializado también es crítica en este escenario. Los cientos de pequeños comercios también están sufriendo. Ya imaginamos que el rincón de la confianza de abuelita (sí, ese que siempre te da caramelos) necesita un respiro financiero.

Las asociaciones han hecho un llamado claro: se requiere un esfuerzo inmediato y preferente para brindar apoyos directos a pequeños empresarios y comercios para que puedan recuperarse y reanudar su actividad. ¿No sería increíble que todos pudiéramos contribuir a la revitalización de nuestros barrios, como un superhéroe local, aunque sin capa?

Lecciones aprendidas y futuro esperanzador

Protocolo ante catástrofes

No es suficiente solo ofrecer ayudas. Se necesita un marco claro sobre cómo actuar ante futuras catástrofes. Esto incluye la necesidad de un protocolo de actuación que detalle líneas de acción definidas. Es como tener un mapa del tesoro, donde cada estación te guía hacia la próxima. Necesitamos líderes que se aseguren de que los supermercados y los ciudadanos tengan el rumbo claro durante las crisis.

Y sí, también necesitamos un liderazgo en la comunicación que evite esos momentos de pánico que han llevado a la gente a hacer compras masivas de productos. Esa porción de pasta que compraste dos días después de la catástrofe todavía está ocupando un rincón en tu despensa, ¿verdad?

La importancia de la confianza en tiempos difíciles

¿Recuerdas aquel viejo dicho que dice que “la adversidad revela el verdadero carácter”? Pues bien, estos momentos críticos son, en realidad, oportunidades disfrazadas. Oportunidades para que empresas y gobiernos diseñen un futuro más resiliente, un futuro donde la colaboración entre todas las partes sea esencial.

La pandemia nos enseñó mucho sobre el valor de la comunidad, y tal vez este desastre natural podría ser un recordatorio más de que, al final del día, todos estamos juntos en esto. Las conexiones humanas, aunque inspiradas por situaciones difíciles, son las que nos unen realmente.

Cierre: hacia una nueva normalidad

La situación de los supermercados valencianos revela no solo la fragilidad de ciertas estructuras, sino también la fuerza y determinación de aquellos que buscan ayudar a sus empleados y la comunidad. Con recursos significativos en juego y un futuro incierto, la llamada a la acción es más pertinente que nunca.

Todos tenemos algo que aprender de esta experiencia. Ya sea como consumidores, trabajadores o simplemente como miembros de la comunidad, debemos estar al tanto de las acciones que se están llevando a cabo.

Así que, ¿qué piensas? ¿Deberíamos abogar por un cambio en la legislación que proteja la generación de apoyos y donaciones en momentos de crisis? Tal vez sea el momento de galvanizarnos y hacer valer nuestra voz en la comunidad y más allá. Después de todo, si no luchamos por lo que es justo, ¿quién lo hará?

Y así, en un tono un tanto más ligero para finalizar, recordemos que aunque el camino puede ser incierto, disfrutar de un buen bocadillo de tu supermercado local al final del día nunca está de más. ¡Salud por eso! 🛒✨