Cataluña siempre ha sido un epicentro de innovaciones, tradiciones y, por supuesto, debates políticos acalorados. En los últimos años, el procés y sus consecuencias han hecho que la economía de esta región se tambalee como un castillo de naipes en una tormenta. Pero ahora, el president Salvador Illa desembarca con un ambicioso plan de 18.500 millones de euros y una propuesta clara: Cataluña puede y debe liderar la economía española. Pero, ¿es este el salvavidas que tanto necesita la comunidad? Acompáñame en este análisis que promete tener más giros que una montaña rusa.

Un vistazo a «la década perdida»

La expresión «década perdida» la han utilizado varias veces a lo largo de las últimas dos décadas, generalmente refiriéndose a épocas de crisis y estancamiento. En Cataluña, el mandato de Illa toca este concepto de lleno, sugiriendo que los años previos fueron como una sobredosis de bromuro para el dinamismo económico de la región. ¡Y qué verdad es! En muchas ocasiones, uno se siente como si hubiera pasado años atrapado en una película sin final feliz.

Imagínate estar en una reunión interminable en la que el tema principal es… (redoble de tambores)… ¡la independencia! A veces me pregunto si los manifestantes portaban en sus pancartas el lema «¡Libertad!» o «¡Un café, por favor!», porque secretos de cocina lo que es, no resolvimos nada significativo.

Y entonces llega Illa, como el superhéroe que no sabía que necesitábamos, con su «plan Catalunya Lidera». En su discurso en el coqueto anfiteatro de la Escuela Industrial, el presidente destacó la urgencia de revitalizar servicios, infraestructuras y la educación. Y claro, no pudo evitar comentar que todo esto debe hacer que «en España nadie tenga miedo de que Cataluña despliegue todo su potencial.» ¿Pero pueden los políticos hacer que eso suceda? La esperanza es lo último que se pierde, dicen.

Una hoja de ruta para un futuro brillante

Con 200 actuaciones fundamentales en mente, el plan Catalunya Lidera no es solo una lista de deseos, sino una herramienta estratégica diseñada para consolidar la posición de Cataluña en la economía europea. Este plan se articula en cinco bloques:

  1. Infraestructuras
  2. Modernización productiva
  3. Conocimiento e innovación
  4. Igualdad de oportunidades
  5. Marco de seguridad jurídica

Antes de seguir, tengo que mencionar que, por más que aprecio las conferencias y los discursos inspiradores, ¿cuántos de nosotros hemos estado en situaciones donde se habla mucho, pero se actúa poco? Es un poco como comprar un libro de autoayuda que nunca abres. Así que, personas de poder, ¡pongan la acción donde están las palabras!

Para avanzar, Illa necesita la colaboración de sectores tanto públicos como privados. La presencia de figuras clave como Marc Murtra, presidente de Telefónica, y Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, en su evento fue un indicativo del enfoque colaborativo que el presidente espera implementar. ¿Pero será suficiente? Vuelve la pregunta familiar: ¿cuántas veces hemos escuchado promesas sin ver resultados?

La deficiencia en infraestructuras

Uno de los puntos más críticos del plan es la inversión necesaria en infraestructuras. La patronal Foment del Treball ha señalado que hay 10 infraestructuras urgentes que requieren más de 6.000 millones de euros. La falta de inversión a menudo provoca que una región no pueda siquiera mostrar todo su potencial. La metáfora del grifo es relevante aquí: cuando se cierra el grifo de las inversiones, toda la economía se reseca.

Y lo sabemos de primera mano, porque no hay nada más desalentador que girar la llave de la ducha y apenas recibir un hilo de agua fría. Cataluña debe evitar lidiar con grifos semitaponados.

Reflexiones sobre la productividad y la educación

Si bien el crecimiento de la economía catalana ha sido moderadamente estable en un 2,1% durante la última década, se oculta detrás de estas cifras un panorama sombrío. Las debilidades estructurales están presentes, como lo indica la tasa de abandono escolar del 14,8%. ¡Que no se me olvide agregar que es superior a la media española! Así que, ¿podemos considerar que la educación se ha convertido en un asunto de lujo?

Es irónico y un poco triste pensar que, aunque ponemos tanto esfuerzo en los estudios, las tasas de empleo precario persisten. Uno no puede evitar hacer conexiones con esa famosa cita sobre la ceguera voluntaria: «Lo que no veo no existe.» Pero no, lo que no veo no debe ser ignorado. Cataluña debe actuar ahora, y rápido.

El enfoque en la igualdad de oportunidades no es solo una manera de destacar en el discurso. Es vital para garantizar que todos los habitantes de Cataluña, sin importar su procedencia, puedan contribuir y beneficiarse de esta revitalización económica.

Recapitulando entre risas y lágrimas

Sinceramente, este asombroso maratón de ideas y propuestas podría hacerlo pensar que he estado en un café inagotable durante demasiado tiempo, pero la economía no debe ser un tema de risas amargas. En cierto modo, estamos todos atrapados en esta narrativa de lucha y esperanza. La frase «prosperidad compartida» es un término elegante que suena bien pero debe ir acompañado de acciones tangibles.

Finalmente, hablemos de la fiscalidad justa. Illa lanzó un dardo claro a la estrategia empresarial cimentada en Isabel Díaz Ayuso en Madrid. La rivalidad entre comunidades autónomas no es nada nuevo, pero si hay algo que se percibe como vital en toda esta narrativa, es que la colaboración es el nuevo jazz. En lugar de tocar notas discordantes, ¿por qué no crear una hermosa sinfonía?

Llegamos, así, a la parte esperada. ¿Pueden estas promesas traducirse en la economía robusta que muchos en Cataluña ansían? ¿Veremos un giro significativo en la historia económica en los próximos cinco años o simplemente nos quedaremos con las palabras pegadas al aire como globos desinflados?

Un futuro incierto pero esperanzador

A medida que el plan Catalunya Lidera avanza, muchos estarán esperando ansiosamente ver cómo se implementan estas medidas. La administración pública, el sector empresarial y, por supuesto, la sociedad civil jugarán un papel crucial. Con suerte, esta vez no escucharemos solo ecos vacíos tras las promesas de cambio.

Los próximos cinco a diez años –rumores dicen que los plazos a menudo son como gelatina, nunca lo que parecen– son cruciales no solo para Cataluña, sino, de hecho, para España en su conjunto. Hay algo en el aire: una mezcla de ansias de cambio, esperanza y un ligero toque de incredulidad.

Así que tomemos nuestras tazas de café –o de té, si son más de eso– y veamos cómo se despliega esta trama. La realidad es que, si bien el viaje a la prosperidad compartida puede estar lleno de contratiempos y giros inesperados, el primer paso, como decía un viejo proverbio que siempre he oído, es empezar el viaje. ¿Y tú, qué opinas sobre este nuevo capítulo para Cataluña?