Ah, 2025. Un año que nos suena a futuro, pero que ya está a la vuelta de la esquina. ¿Quién no se ha preguntado cómo será el mundo dentro de unos pocos meses? En nuestra vida cotidiana, a menudo nos vemos atrapados en la rutina de la semana laboral, en la lucha por llegar a fin de mes y, por supuesto, en las noticias sobre inflación y política monetaria. Pero hoy, vamos a dar un paso atrás y mirar el panorama global con un enfoque optimista… o al menos eso intentaremos.

En este artículo, desglosaremos las proyecciones de crecimiento económico para 2025 según el último informe de la ONU, exploraremos los diferentes retos que enfrenta la economía a nivel global y analizaremos cómo estos factores pueden afectar nuestras vidas cotidianas. ¡Pónete cómodo, porque vamos a necesitar un café para esto!

La tónica de crecimiento global: ¿Moderada o desalentadora?

Analizar el crecimiento global es un poco como seguir la carrera de un maratón: a veces parece que todas las economías avanzan a buen ritmo, y otras, se quedan atrás y tienen que lidiar con lesiones inexplicables. Según las Naciones Unidas, el crecimiento global para 2025 se proyecta en un modesto 2.8%. Claro, sin duda suena mejor que un descenso, pero también está por debajo de la media prepandémica del 3.2%. ¿Por qué? Todos sabemos que la vida no siempre es un paseo por el parque.

Los analistas apuntan a varios factores que lastran la economía mundial. “Disturbios en el vecindario”, dirían mis abuelos. Las tensiones geopolíticas, desde la guerra de Ucrania hasta los enfrentamientos en Oriente Medio, son solo la punta del iceberg. Ah, y no olvides la vuelta de Trump y las batallas arancelarias que pueden poner en jaque incluso las relaciones más fuertes.

🤔 ¿Te has preguntado alguna vez cómo las decisiones políticas pueden afectar tu bolsillo?

La resiliencia es la palabra clave

A pesar de todo, la actividad global ha demostrado cierta resiliencia. Uno podría pensar que los países, al igual que los superhéroes en las películas, pueden enfrentar adversidades y seguir avanzando. Este año, se espera que el comercio mundial crezca un 3.2%, impulsado en gran parte por la producción manufacturera de Asia. ¿Por qué Asia? Porque, seamos sinceros, cuando se trata de manufactura, Asia parece tener un superpoder.

Sin embargo, la tendencia hacia políticas proteccionistas en algunas de las economías más grandes del mundo podría agregar un poco de sal en la herida. Al final del día, todos los países están interconectados. Así que, si un país estornuda, ¡es probable que otro se resfríe!

El impacto en las economías regionales

La ONU no se detiene en la globalidad; también mira a los detalles regionales, que son tan variados como los estilos de baile en una fiesta. Por ejemplo, Estados Unidos y la Unión Europea se están acercando a sus propios desafíos específicos. En EE. UU., se proyecta un crecimiento de solo 1.9%. Hasta ahí, todo tranquilo, hasta que empieza a sonar el alarmante sonido de la caída del gasto de los consumidores.

Por otro lado, Europa espera un alza modesta en su PIB del 1.3% gracias a la resistencia de su fuerza laboral, ¡aunque la realidad es que el envejecimiento poblacional sigue siendo un verdadero dolor de cabeza para el Viejo Continente! ¿No es irónico? Una de las civilizaciones más avanzadas enfrenta su mayor reto: el tiempo.

Asia en ascenso: ¡Un aplauso para nuestros amigos orientales!

Entre tanto drama, encontramos que Asia Oriental brilla con un crecimiento esperado del 4.7%. Esto es como ver a tu amigo más aplicado sacando buenas notas mientras tu otra mitad está preocupada por la próxima cita con el banco. El crecimiento en Asia tiene mucho que ver con la sólida recuperación de China y el robusto consumo privado en la región.

Y lo que es mejor, Asia Meridional suena como una verdadera fiesta, con un crecimiento proyectado del 5.7%. ¡Todo gracias a India, que se espera que tenga un crecimiento del 6.6%!

La inflación: el eterno enemigo

Ya sé lo que estás pensando… «¡No, no, no! Por favor, no más inflación.» La tasa de inflación mundial, que se mantuvo en un 4% en 2024, debería bajar al 3.5% en 2025. Suena como un alivio para nuestros bolsillos, pero, oh sorpresa, muchos países en desarrollo seguirán enfrentando niveles de inflación nada cómodos. ¿Uno de cada cinco países? Sí. Así que, a pesar del avance, los problemas siguen cerniendo sobre ellos.

Con la Reserva Federal y el Banco Central Europeo listos para seguir bajando las tasas de interés, quizás nos encontremos a un par de puntos críticos. Pero no se engañen, amigos, el acceso desigual al capital sigue siendo el verdadero villano de esta historia. Las «potencias» emergentes siguen lidiando con sus propios problemas de financiamiento internacional y encontrará dificultades para salir adelante.

El dilema del desarrollo sostenible

Lo que realmente da un poco de escalofríos es que, a pesar de la posible mejora en ciertas economías, muchas naciones aún se quedan traspapeladas en un mar de deuda e inestabilidad económica. Como dice el informe de la ONU, el crecimiento insuficiente amenaza la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Con esta situación, me pregunto si alguna vez nos tomaremos un tiempo para pensar cómo respaldar las inversiones en sectores sociales críticos. Tal vez la respuesta sea más sencilla de lo que creemos. Nos encontramos en un punto crucial, y cada decisión cuenta. ¿Realmente nosotros, como ciudadanos, podemos hacer algo al respecto?

Conclusión: ¿Qué nos depara el futuro, realmente?

En conclusión, el camino hacia el crecimiento económico en 2025 es una montaña rusa con sus altibajos. Habrá impulsos en ciertas áreas, pero también desafíos agobiantes en otras. Mientras que algunas economías parecen tener una hoja de ruta clara hacia el crecimiento, otras seguirán lidiando con problemas austeros que les roban el descanso.

Ahora, antes de despedirnos, hagamos un pequeño ejercicio de reflexión: ¿qué podemos hacer nosotros, en nuestra propia vida cotidiana, para fomentar un desarrollo sostenible y un entorno económico próspero en nuestro país?

Así que, mientras los economistas y políticos juegan al durante de la economía global, nosotros, ciudadanos del mundo, podemos contribuir a nuestras pequeñas partes. Recuerda, el futuro es incierto, y tal vez eso sea lo que lo hace tan emocionante. ¡Aprovechemos este 2025 para ser parte de la solución y no del problema!