Las Islas Canarias, ese paraíso con playas de ensueño y un clima que hace sentir a los residentes como si vivieran permanentemente de vacaciones, se enfrenta a un dilema que no solo atañe a la belleza de su paisaje, sino también a la vida de quienes allí residen. Más allá de la imagen de postcard que todos conocemos, hay una realidad alarmante que clama por nuestra atención: el impacto del turismo masivo y la profunda insostenibilidad que resulta de ello. Este domingo, los colectivos ecologistas y ciudadanos regresan a las calles para alzar la voz contra un modelo turístico que ha demostrado ser más destructivo que beneficioso. Así que, ¿qué está pasando realmente en el archipiélago?
El trasfondo de la protesta: ¿por qué ahora?
En abril, ya se habían celebrado masivas manifestaciones en muchas de las islas, pero los organizadores han decidido que es momento de recalibrar sus estrategias. “No hemos apreciado ninguna intención real de cambio”, afirman los convocantes, que ahora regresan a las arterias principales de los núcleos turísticos, como Maspalomas, Playa de Las Américas y Corralejo. ¿Acaso creían que podían resolver los problemas con una simple mesa de expertos? La respuesta es un rotundo no.
Recordemos que hace unos años, me encontré en una de estas icónicas playas, tomando una piña colada mientras reflexionaba sobre la falta de sostenibilidad. Sobre la arena, se establecía una conversación entre turistas despreocupados y trabajadores locales que parecían estar lidiando con una montaña rusa de emociones. Esa misma unida ilusión de escapismo a veces se siente como una broma cruel para los que deben enfrentar la realidad de una isla que se desmorona por la presión del turismo.
Un camino hacia la sostenibilidad: las demandas
Los manifestantes sostienen el lema “Canarias tiene un límite”, que claramente resuena en los corazones de muchos residentes. Las demandas son contundentes y están impulsadas por una fuerte necesidad de cambio. Quieren implementar una tasa turística, paralizar los macroproyectos imponentes (como la “Cuna del Alma”) y limitar la compra de viviendas a no residentes. Algo tan sencillo como que quieran un hogar debería estar en la lista de prioridades de cualquier gobierno.
Pero, ¿por qué es tan importante hablar de esos macroproyectos? Hay que entender que cada hotel construido significa menos espacio para la naturaleza y, en muchos casos, la destrucción de ecosistemas únicos. ¿Te imaginas un hotel de lujo, rodeado de palmeras, en el lugar donde antes vivían tortugas marinas? Demonios, ni siquiera puedo imaginarme si las tortugas tuvieron tiempo para hacer su maletas y cambiarse a un hotel cinco estrellas.
Estadísticas que asustan: la cara oculta del turismo
En agosto de este año, llegaron a Canarias 1,4 millones de visitantes. Una cifra que suena monumental y que puede hacer pensar en vacaciones, actividades y alegrías. Pero bajo estas cifras brillantes, se esconde una cara más oscura. Un informe señala que un tercio de los canarios están en riesgo de pobreza y que dos de cada tres tienen problemas para llegar a fin de mes. Así es, la desigualdad lánguida emana de cada rincón que el turismo toca. ¿Cómo puede ser que uno de los lugares más bellos del mundo esté sufriendo tanto?
La tasa de desempleo en Canarias, aunque ha bajado a un 13,86%, sigue siendo notablemente alta. ¿Y quién la paga? La respuesta, lamentablemente, la saben todos: los locales. En medio de estas cifras que deslumbran y asustan, se necesita un cambio radical en la forma de pensar sobre el turismo.
Los ecos de la opinión pública: ¿los ciudadanos son escuchados?
Es intrigante cómo muchos ciudadanos sienten que sus denuncias caen en oídos sordos. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, mencionó que “los que hablan de cambio deben indicar qué se quiere cambiar”. Un discurso que, aunque puede sonar razonable, deja un vacío importante: ¿cuántas veces hemos visto a los responsables sentarse en sus sillones, con un café y un asiento cómodo, mirando hacia otro lado cuando los ciudadanos piden un mínimo de respeto por su hogar?
Y mientras se debate si se debe limitar el turismo o no, las empresas turísticas parecen tener una opinión dividida. Aunque ven el modelo turístico como exitoso, también reconocen que algo debe cambiar. La complicidad entre las instituciones y el sector privado es un baile incómodo que, en sus términos, podría perder su “licencia social para operar”. ¿En serio? ¿El resultado de su baile debe ser la pérdida de esa licencia? Porque, para mí, la única “licencia” que necesitan es la de actuar con responsabilidad.
Un futuro incierto: ¿qué depara el mañana para Canarias?
Como residente en las islas, a menudo pienso en el futuro. ¿Realmente los turistas saben lo que hacen cuando optan por visitar lugares tan hermosos? Que sepamos a menudo se siente como un romance de verano. Pero en este caso, el desenlace está lleno de espinas. Todos queremos disfrutar de las playas, los atardeceres y la gastronomía locales, pero ¿a qué precio?
Imagina a un grupo de turistas disfrutando de una cena en un lujoso restaurante mientras, fuera, un grupo de canarios luchando por alguna ayuda económica. Es una imagen que me duele, y que, sinceramente, creo que nos enriquece a todos en formas diferentes. ¿No deberíamos encontrar un balance?
Caminando hacia un cambio: ¡es hora de actuar!
Las manifestaciones que se llevarán a cabo este domingo en Canarias son el último grito de alarma que nos recuerdan que hay mucho en juego. Este no es solo un problema local; es un reflejo de lo que está sucediendo en todo el mundo. Desde Barcelona hasta Bali, muchas ciudades están lidiando con el mismo dilema. El fracaso de un modelo turístico que ha demostrado ser insostenible.
La lucha de los ciudadanos de Canarias tiene un eco que resuena en otros lugares. Aprovéchalo. ¡Hagamos ruido! El cambio empieza con nosotros, así que busquemos juntos un modelo que respetemos, que ame nuestro planeta y que, en última instancia, deje de hacer daño.
Una reflexión final
A veces, me pregunto si realmente vale la pena. Hoteles de lujo, playas de ensueño, zonas turísticas abarrotadas y la belleza natural en peligro. Vivimos en un mundo donde la satisfacción de unos pocos no debe significar el sufrimiento de muchos. Es responsabilidad de cada uno de nosotros alzar la voz y demandar un turismo justo. Las Islas Canarias merecen ser un ejemplo de sostenibilidad, no un mero destino de vacaciones.
Así que la próxima vez que consideres tus próximas vacaciones, piénsalo dos veces. ¿Es este el momento de visitar un lugar que realmente cuida su gente y su naturaleza? Porque, al final del día, el turismo responsable es el nuevo turismo espectacular. No permitamos que las islas se conviertan en un simple espectáculo para los demás, sino en un hogar que brinde la alegría y felicidad a sus habitantes. ¡Es hora de actuar!