Si alguna vez has sentido que tu jornada laboral es como una maratón de obstáculos, con varias paredes de ladrillo (o al menos, algunos correos electrónicos) en cada vuelta, lo que está proponiendo el millonario mexicano Carlos Slim podría parecerte un soplo de aire fresco. Slim ha sugerido una aunque controversial: una semana laboral de 36 horas, distribuidas en solo tres días. Pero como en toda buena película, siempre hay un giro inesperado. ¿Estamos listos para hacer frente a una jubilación a los 75 años? Esta idea podría desatar un frenesí de dudas, risas y, quizás, un poco de angustia.
La propuesta revolucionaria de Slim: jornadas de tres días
Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo y un famoso empresario mexicano, ha tomado la palabra en el contexto laboral. Durante una reciente reunión en Avilés, equilibró el equilibrio de su fortuna con el sentido común… o la falta de él. Su propuesta de cambiar a una jornada laboral de 36 horas no es algo que muchos esperarían de un magnate millonario. Slim no solo sugiere una reducción de horas, sino que propugna que estas se concentren en tres días de trabajo de 12 horas cada uno.
¿Recuerdas esos lunes que parecen eternos? ¿O los viernes donde la espera es tanto para el clock como para que el café sirva su propósito? Con esta propuesta, nos despediríamos de esos días de 9 a 5 (o más) y le daríamos la bienvenida a un “¿Por qué no hacer todo el trabajo en la mitad de la semana?” Sounds good, right? La pregunta es, ¿será posible?
¿Un nuevo modelo o simple locura?
Claramente, hay un aire de innovación en lo que propone Slim. Al igual que esa innovadora forma de hacer un cóctel en casa que siempre termina salpicando la pared de la cocina, su idea suena atractiva. Sin embargo, como cualquier buen cóctel, hay que balancear los ingredientes.
Los defensores de la idea argumentan que las herramientas modernas y, en particular, el uso de inteligencia artificial y otras innovaciones tecnológicas, pueden aumentar la productividad de los trabajadores. Es un punto válido, de hecho, muchos estudios están comenzando a posicionar la relación entre menos horas de trabajo y mayor productividad. Eso sí, logrando que en vez de “deberías trabajar en casa,» la idea sea «a trabajar, pero en tres días.»
Pero seamos realistas; concentrar una carga laboral de 36 horas en tres días no suena como un día de spa. En mi experiencia personal, ya he tenido días donde me quedé trabajando más de 12 horas (mi café se volvió mi mejor amigo). Mi conclusión: al final de una jornada de 12 horas, hay más probabilidades de que termines viendo la hora y preguntándote: “¿Por qué hice esto?”
Más desarrollo y apoyo a los mayores
Otro punto que Slim toca es el apoyo a los trabajadores de mayor edad. En un mundo donde se estima que cada vez más personas serán parte de una fuerza laboral envejecida, el magnate aboga por una jubilación a los 75 años, recordándonos que “vivimos más años.” La verdad, a veces me pregunto si veo una película de ciencia ficción o si realmente es nuestro futuro.
Mientras que parece razonable que con la esperanza de vida en aumento, prolongar la jubilación no suena tan descabellado, hay que tener en cuenta que para algunos trabajos, la resistencia física es un requisito crítico. Sin embargo, Slim propone que con una mejor educación y capacitación, las personas mayores pueden reinsertarse efectivamente en el mercado laboral.
Pero aquí vienen mis preguntas retóricas: ¿realmente estamos listos como sociedad para integrar de forma efectiva a todos esos mayores? ¿Recibirá esta gente la capacitación adecuada? O en realidad, ¿se convertirá esto en otro algoritmo disfuncional que solo se queda en voguing en las oficinas?
En suma: lo bueno, lo malo y… ¿lo feo?
Vamos al grano, así que echemos un vistazo a lo que hemos discutido de forma compacta. La propuesta de Carlos Slim intenta cambiar el paradigma laboral actual con un enfoque que combina menos días de trabajo, pero potencialmente horas más largas y un acento notable en la formación.
Lo bueno:
- Reducción de horas: 36 horas a la semana podría aumentar la productividad.
- Jubilación tardía: mejor para la economía global, ¿no?
Lo malo:
- Cansancio acumulado: Los días de 12 horas podrían ser extenuantes.
- Acceso limitado a la formación: No todos tendrán la oportunidad de reinsertarse en el mercado laboral, sobre todo aquellos de grupos menos favorecidos.
Lo feo:
- Problemas físicos: El estrés de una jornada larga, especialmente para los trabajadores de mayor edad o aquellos con trabajos físicamente demandantes.
Reflexiones finales: ¿una utopía laboral?
Me quedan un par de puntos clamando por atención. La idea de limitar la jornada a 36 horas y jubilar a los 75 años puede sonar como un plan atractivo (hasta emocionante) en la teoría. Pero en la práctica, ¿realmente estamos preparados para este cambio radical en la estructura laboral? Aquí es donde entra la necesidad de un cambio cultural profundo en cómo valoramos el trabajo y el tiempo de ocio.
Como cualquier gran idea, su efectividad estará determinada por cómo la implementemos y adaptemos. La mentalidad de múltiples generaciones de trabajadores no cambiará de la noche a la mañana, y la resistencia al cambio es una fuerza poderosa en el cerebro humano. Después de todo, se dice que las costumbres son más difíciles de cambiar que los hábitos. Pero, ¿no sería genial ver cómo esto podría ofrecer una nueva forma de vida?
En un mundo lleno de demandas y tiempos inciertos, la propuesta de Carlos Slim abre una conversación que está muy vigente. Quizás la próxima vez que pienses en cómo se distribuyen tus horas laborales, lo hagas con una sonrisa y un poco más de ligereza en tu carga. Tal vez, solo tal vez, un futuro laboral diferente sea posible. ¿Te atreverías a considerar una semana de trabajo de tres días?