El sol brilla sobre Andalucía, pero tras este hermoso paisaje se oculta una realidad legal que agobia a miles de familias: la amenaza de demolición de sus viviendas. En un intento por abordar este problema que afecta a muchos, en agosto se aprobó el Plan General de Inspección Territorial y Urbanística 2023-2026. Este plan tiene como pilar fundamental el control de las parcelaciones irregulares, pero ¿será suficiente para solucionar el dilema que viven muchas personas?

Un poco de contexto: la situación de las viviendas en suelo rústico

Imagínate vivir en una casa construida con amor y esfuerzo, en un lugar que consideras tu hogar, solo para enterarte de que esa vivienda es «ilegal». Esto es la cruda realidad para muchas familias andaluzas que llevan décadas viviendo en casas que, por diversas razones, no cumplen con las normativas urbanísticas.

Un viaje en el tiempo

Permíteme llevarte en un pequeño viaje en el tiempo. Imagina a una familia, pongamos que es un grupo de amigos, tomando la decisión de construir su hogar hace 20 años en un terreno rústico, pensando que el lugar era perfecto para criar a sus hijos, disfrutar del aire libre y, por qué no, alejarse del ruido de la ciudad. Pero, de repente, les llega una carta de las autoridades diciendo que su casa tiene que ser demolida porque ¡oh sorpresa! se construyó en un terreno que no está permitido. ¿Te suena familiar? Esta historia ha sido una angustiante realidad para muchas familias en ciudades como Chiclana o Cádiz, donde la construcción ilegal ha crecido como la espuma.

El Plan General de Inspección Territorial y Urbanística 2023-2026

Así que, en un intento por hacer frente a esta crisis, el Plan General de Inspección Territorial y Urbanística 2023-2026 ha llegado. La idea es clara: implementar una serie de acciones para controlar el uso del suelo y acabar con la indisciplina urbanística que ha plagado a Andalucía en los últimos años.

Nuevas herramientas: Drones y tecnología

¿Y cómo se piensa llevar a cabo esto? Gracias a la incorporación de nuevas tecnologías, como drones y un sofisticado software que permite tener un control más preciso a través de imágenes satelitales. No sé tú, pero a mí me parece que los drones son lo más cerca que podemos estar de tener un superheroína moderna en el gobierno, listos para identificar construcciones ilegales en un instante. ¿Quién necesita un superhéroe cuando tienes drones?

Testimonios que resuenan en la comunidad

Rocío Díaz, portavoz de la Junta, ha declarado que estas medidas están empezando a revertir la situación de indisciplina urbanística que se encontró en 2019. Solo desde 2018, las actuaciones para asegurar el cumplimiento de la legislación han triplicado su número, y se han expedientado un 1300% más de parcelas. Pero, aunque los números suenen bien, hay que recordar que detrás de cada cifra hay una vida, una historia.

Una de estas historias es la de la familia Sánchez, que ha estado viviendo en su casa a 150 metros de suelo urbano desde hace 14 años. A pesar de contar con un AFO (Asimilado a Fuera de Ordenación), su hogar está en un limbo administrativo, lo que los mantiene en la cuerda floja ante una posible demolición. ¿Te gustaría vivir así? Con el corazón en la mano y la incertidumbre como compañero.

La Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA)

Y aquí es donde entra en juego la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía, o LISTA. Este marco proporciona herramientas importantes para avanzar en la regularización de viviendas que han sido consideradas ilegales. Sin embargo, no todo es un mar de rosas; ¿quién puede garantizar que una ley puede ayudar a las familias que, a menudo, solo buscaban un lugar donde vivir?

AFO: una solución a medias

Como se mencionó anteriormente, el AFO no implica una legalización plena, sino que brinda algunos servicios básicos, como agua y electricidad, a aquellas viviendas en suelo rústico. Esto ha sido una vía de salida para muchas familias, pero las demandas de regularización son el verdadero grito de auxilio que necesita ser escuchado.

La batalla legal

Las familias siguen su lucha, ya que están atrapadas en un proceso judicial largo y agotador. Algunas de ellas, como la pareja David y María del Mar, llevan más de 12 años en un laberinto judicial, esperando una respuesta. Mientras tanto, continuaron pagando contribuciones y servicios como cualquier otro ciudadano. “¿Por qué mi casa es ilegal y la de mis padres no?”, se pregunta David, planteando una cuestión que parece absurda. ¿Qué criterios están utilizando para tomar esas decisiones?

La respuesta de la comunidad

Desde distintas asociaciones y plataformas de afectados, un coro de voces se alza pidiendo más que una legalización técnica; claman por empatía y justicia. No se trata de proteger edificaciones que estén en zonas de riesgo, sino de garantizar que el derecho a una vivienda digna esté al alcance de todos.

Reflexiones finales: la historia está lejos de acabar

Mientras el Plan General de Inspección Territorial intenta hacer frente a la situación, las familias siguen viviendo en la incertidumbre. El reto es monumental, ya que hay un subyacente fuerte debate sobre legalidad versus necesidad. La historia de las viviendas irregulares no es solo una cuestión urbanística; es una lucha de muchos padres, hijos y abuelos por mantener un hogar que han construído con esfuerzo.

La pregunta que queda es: ¿serán las nuevas regulaciones y herramientas suficientes para resolver una crisis que no solo afecta la legalidad de las construcciones, sino el tejido social de Andalucía? Solo el tiempo dará respuesta a esta pregunta, pero lo que es seguro es que cada día de espera representa una nueva posibilidad de dolor y pérdida para estas familias.

La situación actual es compleja, y aunque la burocracia puede ser un dragón que los ciudadanos deben enfrentar, también deben recordar que la lucha por el hogar que consideran suyo no está sola. La necesidad de diálogo y entendimiento es más urgente que nunca, para que el bello paisaje andaluz no se vea salpicado por la angustia de quienes solo desean un lugar donde vivir en paz.