¡Hola, amigo lector! Hoy vamos a hablar de un tema que, aunque pueda parecer un poco técnico, tiene implicaciones gigantescas en nuestra vida cotidiana: los semiconductores. Y para hacerlo, nos centraremos en la figura monumental de Morris Chang, el fundador de TSMC, la empresa que sustenta gran parte de la tecnología que usamos hoy. Agárrate, porque este es un viaje que nos llevará desde las tierras de Taiwán hasta las oficinas de Silicon Valley, salpicado de anécdotas curiosas y un toque de humor.

El inicio de una carrera increíble

Morris Chang nació en 1931 en China, un período complicado marcado por la guerra y la incertidumbre. Imagínate tener que mudarte seis veces y cambiar de escuela diez en tu adolescencia. ¡Es suficiente para volver loco a cualquier niño! Sin embargo, Chang mostró una resiliencia notable. A los 18 años, decidió que la vida en su país natal no era para él y se mudó a los Estados Unidos. En Harvard y el MIT, se preparó para su futuro en la ingeniería.

Un camino lleno de curvas

Tras ser rechazado dos veces en el programa de doctorado del MIT, Morris no se dejó abatir. En vez de llorar por el tiempo perdido, se lanzó al mundo laboral. Comenzó en Sylvania, una empresa de electrónica, donde dio sus primeros pasos en el mundo de los transistores. Aquí es donde las cosas se pusieron interesantes. En 1958, tras el colapso de Sylvania, se unió a Texas Instruments, donde trabajó en el tiempo de despegue de la industria de los chips.

No sé tú, pero siempre he pensado que cada fracaso es una lección disimulada. Morris Chang es un claro ejemplo de eso. Aunque sus primeras experiencias no fueron perfectas, cada paso lo acercó a su verdadera pasión: los semiconductores.

TSMC: una revolución en la industria

Fundada en 1987, TSMC se ha convertido en el gigante de los semiconductores. Chang vio la oportunidad de crear una empresa que no solo diseñara chips, sino que además los fabricara para otras empresas. En un momento en que este modelo era poco común, ¿quién iba a pensar que iba a ser el salvador de muchos gigantes tecnológicos?

De hecho, TSMC ahora controla cerca del 60% del mercado de fabricación de circuitos integrados. Este es un dato que, si no te deja boquiabierto, no sé qué lo hará. Apple, NVIDIA, AMD, y muchos otros dependen de TSMC para obtener los chips que alimentan sus productos. Es como si TSMC fuera el cocinero estelar en una cocina llena de estrellas Michelin.

La cultura de trabajo taiwanesa

Uno de los factores clave del éxito de TSMC, según Chang, es la cultura del trabajo en Taiwán. La dedicación y el compromiso de los taiwaneses no son cosa de risa. Chang ha mencionado diversas veces que, en un entorno competitivo donde otros países no poseen este «ingrediente secreto», TSMC se ha visto privilegiada.

Te lo cuento con un poco de humor: imagina que cada vez que alguien en una reunión menciona «trabajo en equipo», suena una alerta en toda la oficina. Eso no ocurre en TSMC. Los empleados se vuelven como una familia que se apoya mutuamente para alcanzar un objetivo común. ¿Qué tal eso?

Desafíos y proyecciones

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. Los planes para la nueva planta de TSMC en Arizona han enfrentado desafíos. El costo de producción está aumentando y posiblemente se duplicará en el futuro. Chang ha expresado sus preocupaciones sobre la capacidad de EE. UU. para competir con la fuerte cultura de trabajo de Asia. ¿Es posible que la “cuna de la innovación” esté perdiendo su ventaja?

Es un debate interesante. Puede que tengamos a los mejores cerebros, pero ¿qué pasa cuando no tienen el mismo espíritu de compromiso que los taiwaneses? Chang lo dice claro: sin la dedicación y la ética de trabajo que caracteriza a TSMC, la competitividad puede verse comprometida.

Un líder admirado

Morris Chang se retiró en 2018, pero aún sigue siendo una figura influyente y respetada en la industria. Su legado no solo se mide en números, sino también en la filosofía que impuso en TSMC.

Como dijo Jensen Huang, cofundador de NVIDIA, «el mundo está lleno de personas exitosas, pero los héroes son raros». Con esto en mente, no es de extrañar que Morris Chang sea considerado un «héroe» en la industria. Ha transformado la manera en que se diseñan y fabrican los chips, cambiando el juego para todos.

Un anhelo por el futuro

El futuro de los semiconductores se presenta lleno de promesas y desafíos. El crecimiento de 5G, inteligencia artificial y la Internet de las Cosas están impulsando la demanda de más chips. (¿Y quién no querría un hogar inteligente que haga café antes de que te despiertes?).

Pero mientras algunos miran hacia adelante con optimismo, Chang tiene una advertencia: «Nuestro objetivo es ser el número 1, sin excepción». Es un recordatorio de que la complacencia no es una opción en un sector que evoluciona tan rápidamente.

Reflexiones finales

A medida que cerraremos este repaso sobre la vida y logros de Morris Chang, es importante recordar que su historia es un resplandor de esperanza para todos nosotros. No importa cuántos obstáculos se presenten, si hay una pasión real y un deseo por crear, es posible invertir un futuro brillante.

Así que, la próxima vez que uses ese smartphone que no suelta de tu mano, recuerda que, detrás de cada dispositivo, hay una historia digna de ser contada. A veces se trata de semiconductores, otras de perseverancia, pero siempre es una historia de innovación y trabajo arduo.

Y mientras tanto, seguiré aquí, en la búsqueda de nuevos temas interesantes para compartir contigo… ¡Quién sabe! La próxima historia podría ser sobre otra figura legendaria en el mundo de la tecnología. ¿Te imaginas qué nos depara el futuro?

Hasta la próxima.

¿Tienes alguna opinión o pregunta sobre la industria de los semiconductores? ¡Déjamela en los comentarios!