¡Ay, Málaga! Esa joya del sur de España que brilla con el sol durante la mayor parte del año, pero que de vez en cuando se ve sorprendida por la furia de la naturaleza. El reciente episodio de lluvias intensas y el subsiguiente aviso rojo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) dejaron a muchos de sus habitantes en casa, mientras que otros, como los empleados de Konecta, se enfrentarían a una situación laboral surrealista. ¿Realmente vale la pena arriesgar la seguridad de los trabajadores en nombre de la productividad? Vamos a desglosar esta situación con un poco de humor y muchas preguntas retóricas, porque la vida es demasiado corta para no cuestionar lo que se nos presenta.

La tormenta perfecta: ¿un desafío para la seguridad laboral?

El miércoles pasado, Málaga amaneció con calles vacías, un panorama que recordaba los días de confinamiento. Los colegios e institutos cerraron sus puertas, las universidades suspendieron actividades y muchas empresas optaron por el teletrabajo. Pero, como si fuera una escena de una película de terror, los empleados de Konecta, un centro de atención telefónica con algo más de 450 empleados en la ciudad, se vieron obligados a acudir a la oficina.

«Es como si el universo hubiera conspirado en contra de nuestra salud y bienestar», comenta un amigo que trabaja en la zona. “Era como tener que ir a la oficina en un día de tormenta, pero con el estigma de ‘si no vas, te descuentan de la nómina’”. Y es que las tormentas, aunque a veces son espectaculares, no son nada comparadas con las pesadillas laborales que la gente enfrenta.

La falta de comunicación: un error monumental

La situación se tornó más complicada cuando el comité de empresa envió un correo electrónico solicitando medidas preventivas ante las posibles inundaciones. Al final del día, Konecta respondió… con un silencio ensordecedor. “Fue frustrante”, dice Ángel Narváez, presidente del comité de empresa. “No tuvimos respuesta ni ayuda en un momento en que se requería acción y comprensión”.

¡Ah, la falta de comunicación! Esa enfermedad crónica que padece más empresas de las que podemos contar. Sin embargo, también es un recordatorio de que todos somos humanos, cometemos errores y, a veces, nos olvidamos de dónde hemos colocado nuestros cerebros en días de caos. Pero, ¿qué es lo que se necesita para recordar que la seguridad de los empleados debe ser la prioridad número uno?

El papel del teletrabajo: ¿una opción viable?

Cuando se enfrenta a condiciones climáticas extremas, el teletrabajo debería ser la elección obvia. En este caso, Konecta hizo un intento de habilitar el teletrabajo como una «solución inmediata», pero solo para aquellos «que lo permitían». ¿Qué significa eso?, ¿que el resto de los empleados no eran lo suficientemente importantes? Si esto suena un poco como un juego de palabras de estrategia de empresa, no estás solo.

Un estudio reciente muestra que la flexibilidad en el lugar de trabajo, como el teletrabajo, no solo mejora la satisfacción laboral, sino que también aumenta la productividad. ¡Así que, sorpresa! Cerrar las oficinas generalmente resulta en una mayor eficiencia y comodidad para los empleados. Es una situación en la que todos ganan. Pero, ocurrió lo opuesto en esta ocasión.

Una historia de resistencia: el poder de la presión sindical

Cuando la noticia del posible descuento por ausencia se hizo pública, el sindicato CGT decidió actuar. “Nos querían castigar”, dijo Narváez. Por suerte, el clamor popular y la presión mediática hicieron que Konecta se echara atrás. “No se van a realizar deducciones”, comunicaron finalmente, aunque con más reticencia que entusiasmo.

Es en estos momentos, en que la injusticia parece haber ganado la partida, cuando la voz colectiva se levanta y se hace escuchar. La presión de sindicatos y empleados puede traer cambios significativos y, a menudo, rápidos, lo que prueba que la unidad es una fuerza poderosa. Este es un recordatorio de que, a veces, las luchas más pequeñas pueden llevar a victorias notables.

El dilema de la responsabilidad: ¿quién es responsable?

Me pregunto, ¿cuál es la responsabilidad de Konecta en esta situación? ¿Saben ellos que su imagen de marca también está en juego aquí? Vicente Oya, un abogado laboralista, señala que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que un empleado puede ausentarse en caso de un peligro «grave e inminente», pero esto se vuelve complicado en situaciones climáticas. Sin embargo, el reciente decreto 7/2024 publicado indica que hay derechos a compensación en ciertos casos.

Es un dilema real y lleno de matices. ¿Deberían las empresas asumir alguna responsabilidad en cuanto a la seguridad de sus empleados en tiempos de crisis? Por supuesto que sí. Más aún, deberían hacerlo de una manera proactiva, asegurándose de que sus trabajadores sientan que están seguros y valorados. La confianza se construye, después de todo.

Control de daños: ¿un comunicado para calmar las aguas?

La tardía respuesta de Konecta en forma de comunicado fue un intento obvio de controlar daños. “Desde el primer momento, hemos tomado las medidas necesarias para garantizar la seguridad de nuestros empleados”, aseguraron. Hubiera sido ideal que esas medidas se implementaran antes de empujar a los empleados a la oficina, ¿no?

Este tipo de situaciones pone de relieve un punto crucial: la importancia de la comunicación clara y efectiva en todos los niveles de una organización. Las empresas que no realizan estas acciones no solo arriesgan la felicidad de sus empleados, sino también su reputación en el futuro.

Mirando hacia adelante: lecciones aprendidas

Es fácil caer en la trampa de pensar que estas situaciones son solo una anécdota de mal funcionamiento administrativo. Pero al analizar el caso de Konecta, vale la pena preguntarse: ¿qué lecciones podemos aprender?

  1. La comunicación es clave: En tiempos de crisis, la falta de comunicación puede llevar a la desconfianza. Ya sea a través de correos electrónicos, mensajes o llamadas, la claridad es fundamental.

  2. La seguridad primero: Las empresas deben posicionar la seguridad y bienestar de sus empleados como una prioridad. Ignorar esto puede resultar costoso a largo plazo, tanto en términos de bienestar laboral como de reputación.

  3. Adopción del teletrabajo: La capacidad de trabajar desde casa debería ser una opción disponible y fácilmente accesible, especialmente en situaciones excepcionales. Mantener la productividad y la moral alta debe ser el objetivo.

  4. El poder de la voz colectiva: Los sindicatos y los empleados necesitan recordar que su voz es poderosa. Cuando se unen, pueden crear cambios significativos en el lugar de trabajo.

Conclusiones personales: aprendiendo a disfrutar la lluvia

Así que, al final de esta tormenta que sacudió a Málaga, quizás no todo sea tan negro como parece. Tal vez haya esperanza en la incapacidad de las empresas para actuar y, lo que es más importante, en la cada vez mayor comprensión de que los empleados merecen un entorno seguro y solidario.

La vida, al igual que el clima, tiene sus altibajos. Algunas veces se trata de lluvia y relámpagos y, en otras, de un hermoso cielo azul. Así que la próxima vez que una tormenta llegue a tu puerta, pregúntate: ¿vale la pena salir? O mejor aún, ¿será que en casa, relajado frente a la ventana, estés mejor?

Después de todo, como aprendí en uno de esos días de lluvia, es mejor estar empapado por el agua, que por el estrés laboral. Y si alguna vez te enfrentas a un dilema similar al de los empleados de Konecta, recuerda, siempre hay una opción: ¡lleva un paraguas y asegúrate de que el teletrabajo sea una opción prioritaria!