El mundo del automóvil está en constante evolución, lo sabemos. Cada semana, aparecen nuevos modelos eléctricos, mientras que las marcas de combustión siguen luchando por mantenerse relevantes en un mercado cada vez más sostenible. Pero hay un elefante en la sala que no podemos ignorar: las ayudas fiscales a los coches de combustión en Europa. Este tema no solo es urgente, es un verdadero acertijo que afecta tanto al bolsillo de los contribuyentes como a la salud del planeta. Y hoy, vamos a desmenuzar esta cuestión, desentrañando las cifras y las políticas detrás de este fenómeno.

¿Qué está sucediendo con las ayudas fiscales en Europa?

Primero, vayamos al grano: de acuerdo con un reciente informe de la ONG Transport & Environment (T&E), los coches de empresa movidos por combustibles fósiles han recibido en 2023 la asombrosa cifra de 42,000 millones de euros en ayudas públicas en seis grandes países europeos: Italia, Alemania, Francia, Polonia, España y Reino Unido. Increíble, ¿no? Esa cantidad podría haber sido utilizada para promover vehículos eléctricos (VE), impulsar la infraestructura de recarga o incluso financiar alternativas de transporte más sostenibles.

Así que, ¿por qué estamos todavía subsidiando coches de combustión? En esencia, se trata de un cúmulo de intereses económicos, políticas desactualizadas y, por supuesto, la resistencia al cambio.

Las diferencias de subsidios entre países

Cuando observamos más de cerca, la intensidad de este apoyo varía significativamente entre los países mencionados. Por ejemplo, Italia lidera el grupo con unos impresionantes 16,000 millones de euros destinados a este tipo de ayudas. Alemania le sigue, gastando alrededor de 13,7 millones, mientras que Francia y Polonia también contribuyen con unos 6,4 y 6,1 millones, respectivamente. En términos simples: parece que los coches de combustión son la gallina de los huevos de oro para muchos gobiernos.

En contraste, España se lleva la palma como el país «menos malo» en este escenario, con solo 100 millones de euros en ayudas a coches de combustión. Sin embargo, incluso aquí surge un problema: los cálculos de T&E indican que, al final del día, a los empleados españoles les resulta más conveniente recibir un coche de combustión como pago en especie que optar por uno eléctrico. Vaya ironía, ¿verdad?

Lo que esta lógica significa es que, si eres un trabajador en España y te ofrecen un BMW X3 como parte de tu paquete salarial, irás a casa con 70 euros más al año que si fueras a optar por su versión eléctrica, el BMW IX3. Esto es un verdadero desincentivo para la electrificación y un aliciente para seguir alimentando el fuego del carbono.

¿Por qué es tan complicado avanzar hacia los vehículos eléctricos?

La verdad es que muchas personas odian el cambio. Recuerdo cuando decidí cambiar mi viejo coche de gasolina por uno híbrido. La aventura pasó de ser emocionante a ser un verdadero dolor de cabeza cuando me di cuenta de que la infraestructura de carga pública en mi ciudad era, bueno… inexistente. La frustración fue real. Así que, ¿dónde se encuentra la humanidad en su camino hacia la electrificación? ¿Está dispuesto el hombre común a navegar por el mar de complicaciones que implica la adopción de vehículos eléctricos?

La realidad es que el sector de los vehículos eléctricos enfrenta una competencia feroz no solo en términos de precios y capacidades, sino también debido a la falta de incentivos claros. A nivel del consumidor, muchos aún se muestran escépticos frente al rango de autonomía, la infraestructura de recarga y la percepción de que los eléctricos son «más caros». Aunque el mercado de eléctricos ha demostrado tener un crecimiento notable, el avance es más lento de lo que la mayoría esperaría.

Un vistazo a las políticas fiscales

El informe de T&E también señala que las exenciones fiscales y subsidios que se proporcionan a través de las empresas en forma de beneficios en especie son las que realmente hacen la diferencia. En Italia, por ejemplo, se calcula que estas exenciones le costarán al Estado 10,6 mil millones de euros. Esta suma podría haber sido mejor invertida en fomentar el cambio hacia la electricidad y el transporte sostenible.

Por otro lado, el Reino Unido ha tenido un enfoque diferente. Aquí, las ayudas fiscales no benefician a los coches de combustión, sino que están dirigidas a promover la adopción de vehículos eléctricos. ¿Por qué? Porque tienen sentido en un mundo que busca frenar el cambio climático. En este país, los incentivos están centrados en los automóviles de cero emisiones, sin duda un camino brillante hacia el futuro.

¿Qué nos dice la Comisión Europea?

La Comisión Europea ha estado mirando con interés estos subsidios y ha dejado entrever que, en algún momento, se podrán implementar cambios drásticos. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, hizo alusión a “un nuevo marco de ayudas estatales” que buscaría acelerar el despliegue de las energías renovables. Sin embargo, muchos se preguntan: ¿será suficiente? ¿Cuánto tiempo tomará realmente ejecutar este cambio para que tenga un impacto visible?

La situación se vuelve más compleja cuando consideramos el papel de los fabricantes de automóviles, especialmente los de Europa, que se ven en desventaja frente a marcas como Tesla o los fabricantes chinos. Con el crecimiento continuo de la industria automovilística china, un cambio hacia la electrificación podría resultar en un mayor consumo de productos asiáticos, lo que no solo afectaría a la economía europea, sino también al empleo en el sector automotriz.

La búsqueda de un equilibrio

Al final del día, está claro que el futuro de la movilidad tiene que ser eléctrico. Sin embargo, la evolución hacia este futuro no es un camino recto. Existen toneladas de obstáculos en el camino, desde políticas anticuadas hasta intereses económicos arraigados. A veces siento que es como intentar empujar un coche de combustión cargado de bagajes hacia una colina; con cada tropiezo, pierdes un poco de esperanza.

La transición necesita un empujón coordinado entre gobiernos, consumidores y fabricantes. Necesitamos ver no solo un cambio de políticas, sino también un cambio cultural hacia la movilidad sostenible. ¿Cómo podemos lograr que la mayoría de la gente vea lo eléctrico como la mejor opción y no como una opción de nicho? Tal vez debamos comenzar con historias de éxito.

Historias de éxito que inspiran

Como en muchas industrias, las historias de aquellos que han hecho la transición con éxito pueden ayudar a suavizar el camino para otros. Desde personas que han reducido su huella de carbono viajando exclusivamente en automóviles eléctricos hasta empresas que han encontrado en la electrificación una forma de destacar ante sus competidores, hay mucho que aprender de estas experiencias.

Por ejemplo, recuerdo a un amigo que decidió dejar su coche de gasolina por un eléctrico. Aparte de la inmensa satisfacción de estar haciendo algo por el medio ambiente, ¡se siente un poco como un superhéroe recorriendo la ciudad sin dejar una nube de humo gris detrás de él! Sin mencionar que su factura de la luz se ha mantenido razonablemente baja. Si él pudo hacerlo, ¿por qué no nosotros?

Conclusión: Un camino por recorrer

El mundo del automóvil está en una encrucijada, y las decisiones que tomemos hoy determinarán el curso que seguiremos en las próximas décadas. La lucha por las ayudas fiscales a los coches de combustión es un complejo rompecabezas que involucra a gobiernos, empresas y consumidores por igual.

Es fundamental cuestionar por qué seguimos subsidiando algo que, en última instancia, perjudica nuestra salud y nuestro planeta. Es un momento crucial, con oportunidades y decisiones que debemos tomar. La transición hacia una movilidad sostenible no solo se trata de tecnología; se trata de crear un futuro donde los coches eléctricos sean la norma y no la excepción.

Así que la próxima vez que pienses en un coche nuevo, tal vez te detengas a reflexionar: ¿por qué no hacer una elección que beneficie no solo a tu bolsillo, sino también al planeta? La respuesta puede que esté más cerca de lo que piensas. ¿Estás listo para hacer el cambio? ¡El futuro está en tus manos!