El regreso al poder de Donald Trump ha traído consigo una serie de medidas que prometen alterar el panorama energético y ambiental de los Estados Unidos de forma drástica. Desde duplicar la inversión en combustibles fósiles hasta la eliminacion de acuerdos internacionales sobre el cambio climático, estas decisiones no son solo un eco del pasado, sino un grito que sacude a todo el planeta. ¿Qué significa esto para el futuro del medio ambiente? Acompáñame en este viaje complejo, lleno de giros inesperados y un toque de humor…

Un regreso al «perforar, perforar, perforar»

Si hay algo que Trump sabe hacer es llamar la atención, ¿verdad? En su primer día de mandato, no dejó piedra sin mover al declarar la primera «emergencia energética» en la historia de EE. UU.. La premisa era simple: si podemos extraer más petróleo y gas, ¿por qué no? “Perforaremos, perforaremos y perforaremos”, proclamó como si estuviera en un concurso de taladros. Quizás lo veamos como una versión moderna del legendario ‘excavador de túneles’. Solo que en vez de un túnel hacia la libertad, se trata de un camino hacia un futuro lleno de emisiones de carbono.

Las implicaciones de estas medidas

Ahora bien, ¿por qué es esto relevante? Aparentemente, la estrategia de Trump está diseñada para revivir la economía. Sin embargo, la producción de combustibles fósiles puede tener un precio alto para el medio ambiente y, por extensión, para nuestros hijos. Recordemos que Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, solo superado por China. Así que, en lugar de un crecimiento saludable, podría estar sembrando descontento y problemas climáticos que generarán costos mucho mayores a largo plazo.

Un golpe al Acuerdo de París

Una de las primeras decisiones a tomar fue la salida del Acuerdo de París, un pacto internacional que intenta limitar el calentamiento global. Como una especie de divorcio que nadie esperaba. ¿De verdad cree Trump que va a resolver el problema del cambio climático enviando a volar un acuerdo vital?

Con esto, Trump desata increíblemente los compromisos de reducción de emisiones que previamente había jurado cumplir. ¿El resultado? Un respiro para las industrias contaminantes y un soporífero aumento en las emisiones de gases. Mientras tanto, Europa hace su mejor esfuerzo para ver cómo se mantiene en pie. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya salió a buscar aliados para contrarrestar este retroceso. Tal vez estaba pensando en organizar una fiesta climática internacional, donde todos se comprometen a no invitar a los Estados Unidos.

El efecto contagio global

Y no vamos a engañarnos: el reverso de las políticas estadounidenses puede generar un efecto dominó en otros países. Varias naciones, como Argentina bajo la dirección del presidente Javier Milei, han empezado a reconsiderar su posición en los acuerdos climáticos. ¿Qué pasará si más países deciden seguir el modelo de Trump? Nos encontramos, por así decirlo, en una especie de videojuego en modo «retroceso».

En el fondo, muchos piensan que «no es mi problema» cuando en realidad, acabar con acuerdos climáticos impactará a todos. A medida que los océanos se calientan y los desastres climáticos se vuelven la norma, ¿esa lógica superficial seguirá teniendo sentido?

Coaliciones y voces disidentes

Es de admirar cómo algunas coaliciones, como ‘America Is All In’ y ‘US Climate Alliance’, aún se mantienen firmes en su compromiso con el Acuerdo de París. Son como esos amigos leales que siempre están allí, incluso cuando decides que no quieres ir a la fiesta. Pero claro, ellos están enfrentando un desafío monumental. Mientras el gobierno federal da marcha atrás, estas coaliciones intentan empujar la carga hacia un futuro más verde a nivel local.

¿Qué podemos hacer?

Como ciudadanos, tenemos el poder de influir en estas decisiones. Si bien no podemos asistir a las reuniones de la ONU, siempre podemos hacer nuestras voces escuchadas a través de las redes sociales, participar en actividades locales y promover la educación ambiental en nuestras comunidades. Conocí a un vecino que empezó un jardín comunitario que no solo produce verduras, sino que también educa sobre permacultura y sostenibilidad. ¿No es maravilloso?

Una mirada a la industria automovilística

Trump también se ha propuesto derribar los incentivos para la transición energética y detener las concesiones para la explotación eólica. Como un niño que se niega a compartir su juguete, ¿qué ganamos con eso? Puede que le dé una sensación de control, pero está obstruyendo el avance hacia un futuro sostenible.

Imagina esto: “Revocaremos el mandato del vehículo eléctrico, salvando nuestra industria automovilística», dijo Trump. ¿Salvar? Me pregunto si realmente sabe cuántas oportunidades y empleos se podrían perder al ignorar las energías limpias. Quizás en su próxima rueda de prensa deba incluir una infografía sobre cuántos coches eléctricos se venden diariamente.

Las voces del cambio: un llamado a la acción

Algunos de nosotros vivimos este cambio sobre la marcha. En mi viaje reciente a una conferencia de sostenibilidad, vi a jóvenes entusiastas hablando con pasión sobre las energías renovables. El fervor en sus voces era contagioso. El hecho es que el mundo no se detiene por las decisiones de un solo hombre. Hay comunidades, organizaciones y personas luchando diariamente para hacer la diferencia. La clave está en recordar que, aunque las decisiones del gobierno puedan parecer abrumadoras, cada pequeño esfuerzo cuenta.

¿Qué depende de nosotros?

Tal como decía mi abuela: «Poco a poco se va lejos». Aunque sea difícil, siempre podemos hacer elecciones conscientes. Optar por productos ecológicos, usar el transporte público, y educar a los demás sobre las alternativas de energía. Convertirnos en embajadores del cambio es esencial. Puede que no podamos cambiar de la noche a la mañana la política climática de una nación, pero cada intervención cuenta hacia un futuro más brillante y verde.

Conclusión: un futuro incierto

El regreso de Trump al poder ha abierto un debate poderoso sobre el futuro del medio ambiente y la política energética en Estados Unidos. Mientras la administración parece estar más interesada en expandir las inversiones en combustibles fósiles, muchos están luchando por un futuro diferente, uno que no esté gobernado por políticas perjudiciales que amenazan nuestra salud y el bienestar del planeta.

Y así es como nos encontramos al final de este viaje. Nos queda la pregunta crucial: ¿está el mundo listo para volver a un pasado tan contaminante? O quizás, ¿es un momento de repensar cómo nos movemos hacia adelante? La respuesta quizás no sea tan sencilla, pero lo que es indiscutible es que la lucha por un mundo mejor merece nuestra atención.

Así que, la próxima vez que alguien te hable sobre la política climática, mira a tu alrededor y pregúntate: ¿qué puedes hacer hoy para garantizar un mañana más limpio y verde? Porque al final del día, el verdadero poder no recae solo en la presidencia, sino en cada uno de nosotros.